Actualizado: 28/03/2024 20:04
cubaencuentro.com cuba encuentro
| Cultura

Literatura, Poesía

Un tapaboca al negacionismo

En Cuerpos de un deseo diferente, Norge Espinosa Mendoza ha agrupado un conjunto de poemas, ensayos y artículos sobre homoerotismo, espacio social y cultura en Cuba, en los que interroga al cuerpo social de la nación

Comentarios Enviar Imprimir

En diciembre de 1998, la masa atemorizante de gente vieja y famosa que me enseñaba teatro empezaba a tomar formas definibles. Yo caminaba por Camagüey a su paso, les veía comer y pelearse, dejaban de ser dioses. De este grupo, un hombre me causaba inquietud y atracción, lo que se tradujo en comentarios inevitablemente pedantes y risas nerviosas (yo tenía 18).

Otro alumno me preguntó por qué mi falta de aplomo frente a uno de los más jóvenes críticos de teatro que por ahí pululaban. Expliqué que, precisamente, me asombraba que hablara de tú a tú con “los maestros” cuando apenas pasaba los 25. El compañero me miró desde arriba (mide casi 2 metros) y explicó “Claro, el siempre será el autor de Vestido de novia”, frase sintética donde las haya, con la que quedaron claras mi ignorancia e insignificancia intelectual.

Han pasado catorce años y dos meses, me alegra decir que Norge Espinosa Mendoza no tiene a su haber solo Vestido de novia. Después de todo, el valor icónico de ese poema en la lírica LGBT de Cuba complica el asunto de la pertenencia, por aquello de que los poemas son de quien los necesita. En lo que se refiere a lo literario, Norge es poeta, dramaturgo, crítico y asesor teatral, con un expediente laboral, o CV, de largas enumeraciones en todos los campos y unos cuantos premios para presumir. Un hombre de producción diversa, coherente y envidiablemente bien escrita. Es incluso eso que a principios de siglo se negaba a ser: activista.

Cuerpos de un deseo diferente, el libro de Ediciones Matanzas que aquí me trae, es, precisamente, evidencia de que Norge-animal-político salió del closet a lo grande (tengo la sospecha de que todo en Norge es “a lo grande”), con las Jornadas de Arte Homoerótico (1998) y no ha parado desde entonces de empujar los límites de lo deseable, lo posible, lo políticamente correcto, lo socialmente aceptable respecto a la lucha por el respeto a la diversidad sexual en Cuba. Bien por él. Bien por quienes llamaron la atención sobre lo pertinente de hacer memoria al mismo tiempo que se actúa, pues la política, como el teatro, es efímero performance, y no dejar testimonio escrito es dejarse en las manos de la crítica posterior —bien o mal intencionada. Les doy las gracias.

Este volumen, digno de su autor, rompe las convenciones del panorama editorial cubano, mencionaré dos razones y dejo las otras a la perspicacia de su público.

Primero: reunir documentos sobre la lucha política es espacio reservado, en Cuba, a la gran política. Esa referida a la ciudadanía inventada por la Revolución Francesa: masculina, blanca, heterosexual, propietaria y centrada en el espacio público. Pocas personas pensamos posible reunir los recursos y el apoyo suficiente para compilar, editar e imprimir masivamente una colección de Documentos de la Xenofobia en Cuba, muchísimo menos Documentos de la Lucha de las Mujeres en Cuba, esos son temas de minorías. Pero, ¡mira esto! Norge ha sacado un volumen de Documentos de la Diversidad Sexual en Cuba, mejor aún que los antecedentes de Víctor Fowler y Abel Sierra Madero, pues no tiene que intercalar comentarios ni fingir que el tema es “el arte”.

Esto es política. Esto es memoria de las acciones políticas emprendidas durante dos décadas en distintos espacios de la sociedad para visibilizar y desautorizar la discriminación por orientación sexual o identidad de género en Cuba. La política desde los ojos de Norge Espinosa.

Segundo: reunir documentos sigue siendo imaginado en Cuba, generalmente, desde la unidad temática y genérica. Norge y Laura Ruiz Montes, su editora, establecen un criterio único, el temático, y apuestan por el valor histórico de los productos culturales, en tanto reflejo de sensibilidades e inquietudes que no están en los balances de cuentas de ingenios u hoteles. Puede parecer solo singular, pero Cuerpos de un deseo diferente se pone al centro de un debate metodológico internacional sobre lo que es, o no, material para la Historia (sí, con mayúscula) o servirá apenas a las historias orales, historias de minorías, o a la advenediza sociología, campos todos preteridos desde la Academia (también con mayúscula), que solo estudia las cosas “serias e importantes” y le dice a los medios, los claustros de escuelas primarias y los gobiernos qué es lo que nos define como sociedad.

Esto es Historia. Poemas, reseñas críticas, artículos de opinión, obituarios, ensayos tienen valor testimonial para entender una época, los derroteros de cierta lucha. La Historia desde la sensibilidad de Norge Espinosa.

Por último, quiero llamar la atención sobre el valor circunstancial de esta presentación. Dos veces en esta Feria Internacional del Libro, asistimos a la expresión de una nueva línea de respuesta a la lucha que Norge, yo y otros miles de personas en Cuba llevamos adelante contra la homofobia institucional y cultural: el negacionismo.

Daniel Chavarría, escritor honrado con el más alto lauro de nuestras letras, expuso ante la estupefacta mirada del público del Café Wichy (el 12 de febrero) y ante las cámaras digitales de JustinTV (el 18 de febrero) la tesis de que en Cuba nunca hubo persecución contra los homosexuales. Decir esto tras la Guerra de los Emilios y el Ciclo de Conferencias de la Revista Criterios sobre el Quinquenio Gris es ridículo. Decir esto tras el “mea culpa” de Fidel Castro en agosto de 2010 a través de La Jornada es poner en entredicho la palabra y claridad política de un hombre que si algo sabe es política –eso hasta sus enemigos se lo conceden. Decir esto en público, inventarse rocambolescas argumentaciones sociopolíticas, cuando la cronología —Leonardo Padura se encargó de recordarlo—, indica que Chavarría estaba en la Universidad de La Habana cuando la homofobia no era pasiva, sino terrible, dolorosamente activa, indica una comprensión bien cuestionable de cómo se defienden este país, este proyecto social de culto a la dignidad plena del hombre (y la mujer), de cómo se defiende en fin, esta Revolución.

Nota aparte merece la solución ridícula que se dio al enfrentamiento entre Chavarría y Padura en la sala Guillén: el moderador no dijo nada y otro escritor lo resolvió al tirar el asunto a chiste. Claro, la acusación de homofobia solo puede zanjarse con la burla, creen ciertos intelectuales “de izquierda”. A ver quién se hubiera reído si estuviera en debate la violencia de género en Cuba y Taibo decía que él también le pega a su mujer.

En última instancia, justificarse con que en esos mismos días el resto de América Latina era ensangrentada por dictaduras y métodos de Guerra Sucia, implica establecer jerarquías. Significa que nuestro dolor de personas discriminadas y los laberintos sociales de nuestro país son menos valiosos que el dolor de las Madres y Abuelas de la Plaza de Mayo, las comunidades desplazadas de Colombia o el pueblo Maya Quiché.

No. Todo dolor es infinito. Un revolucionario o revolucionaria siente en su mejilla el golpe dado en cualquier lugar del mundo, sea cual sea el gusto sexual de la persona abofeteada.

No hay discriminaciones buenas o malas, menores o mayores en cualidad, aunque si, qué duda cabe, en cantidades.

Hay discriminaciones y punto.

Hay discriminadores y discriminadoras y punto.

Hay dignidad humana y punto.

Hay personas que luchan contra las discriminaciones y punto.

Como dijera Brecht “todos o ninguno”.

Como dijera Varela “La libertad solo existe cuando no es de nadie”.

Entonces, regresemos a Cuerpos de un deseo diferente, tapaboca donde los haya al negacionismo. El problema existe, estamos luchando contra él. Hemos salido a la calle para gritar nuestra inconformidad. Está escrito, es Historia. Entonces, estimado público, Norge Espinosa Mendoza y la colección Puentes de Ediciones Matanzas les ofrecen este libro que va a cambiar la historia del movimiento LGBT cubano, como antes Rafael Alcides, Raúl Rivero y Sigfredo Ariel dieron a su Vestido… el filón para cambiar nuestra poesía.

Él ya sabe que este libro no le pertenece, como sabe no le pertenece Vestido de novia, pero acaso acepte firmar algunos ejemplares.

Muchas gracias.



Los comentarios son responsabilidad de quienes los envían. Con el fin de garantizar la calidad de los debates, Cubaencuentro se reserva el derecho a rechazar o eliminar la publicación de comentarios:

  • Que contengan llamados a la violencia.
  • Difamatorios, irrespetuosos, insultantes u obscenos.
  • Referentes a la vida privada de las personas.
  • Discriminatorios hacia cualquier creencia religiosa, raza u orientación sexual.
  • Excesivamente largos.
  • Ajenos al tema de discusión.
  • Que impliquen un intento de suplantación de identidad.
  • Que contengan material escrito por terceros sin el consentimiento de éstos.
  • Que contengan publicidad.

Cubaencuentro no puede mantener correspondencia sobre comentarios rechazados o eliminados debido a lo limitado de su personal.

Los comentarios de usuarios que validen su cuenta de Disqus o que usen una cuenta de Facebook, Twitter o Google para autenticarse, no serán pre-moderados.

Aquí (https://help.disqus.com/customer/portal/articles/960202-verifying-your-disqus-account) puede ver instrucciones para validar su cuenta de Disqus y aquí (https://disqus.com/forgot/) puede recuperar su cuenta de un registro anterior.