Período especial en tiempos de guerra |
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La desaceleración de la economía norteamericana, con su efecto sobre las remesas familiares, y el descenso previsto de un 25% en el turismo, abren en Cuba un nuevo Período Especial. |
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por LUIS MANUEL GARCíA |
Parte 2 / 3 |
El turismo, con 1 800 000 visitantes el año pasado, se ha convertido en el principal ingreso de Cuba (2 000 millones de dólares brutos, de los 5 000 millones que obtiene el país de sus exportaciones, en cifras ofrecidas por el diario El País), seguido por las remesas monetarias del exilio (1 000 millones de dólares al año), la fuerza de trabajo cubana más rentable para las autoridades, que recaudan el impuesto del amor familiar, sin necesidad de ofrecer ninguna prestación a cambio. En lo esencial, las garantías sociales emblemáticas se mantienen, aunque mutiladas por la escasez de recursos. Crece a buen ritmo la emigración y el país sufre una sangría de mano de obra altamente calificada.
La urgente reforma de la economía cubana, otorgando a los nacionales espacios, un marco legal y estímulos para la creación de riqueza, ha sido suplantada por tímidos (y reversibles) retoques cosméticos, destinados a instaurar un capitalismo para extranjeros que subvencione el socialismo para cubanos, cuya libertad económica podría ser el preludio de otras libertades.
Si un cubano no forma parte de la reducida cúpula o del selecto clan de profesionales, funcionarios y artistas que cobran en dólares, si ese mismo cubano aspira al privilegio de comer dos veces al día, vestirse, calzarse y evitar que el techo de la casa le caiga en la cabeza, deberá optar por uno o más de los siguientes caminos:
1- (Sobre)vivir de la solidaridad familiar.
2- Agenciarse un puesto de trabajo que lo aproxime al dólar (turismo, empresas mixtas).
3- Dedicarse a actividades paralegales (trapicheo, bolsa negra, grabación de CDs piratas, alquiler de revistas Hola) o francamente ilegales (prostitución y proxenetismo, robo, extorsión, tráfico de drogas).
4- Remar (bien sea por vía marítima o aérea).
El país se ha abierto al mundo, pero no a sus ciudadanos. Y como consecuencia, más de la mitad de la economía —turismo, remesas— dependen de factores externos e incontrolables para el Estado —afluencia de turistas, altruismo y solvencia económica del exilio—. En estas circunstancias, tiene lugar la Primera Guerra Mundial contra el Terrorismo, y su batalla inicial en Afganistán. Los resultados inmediatos en Estados Unidos han sido masivos despidos en las compañías aéreas y otras relacionadas con el turismo, inestabilidad o francos baches financieros y la previsión de futuros recortes de plantilla en diferentes sectores.
Esto inaugura en Cuba el Período Especial en Tiempos de Guerra, cuyos efectos ya han empezado a sentirse en el sector turístico. Durante la primera quincena de octubre la afluencia ha descendido un 10% y se teme que la cifra pueda llegar al 25%, haciendo casi imposible alcanzar este año los 2 000 000 de visitantes previstos. El Hotel Capri ha aprovechado la inesperada temporada baja para cerrar por reformas. El Hotel Cohíba ha cerrado 11 plantas y enviado a casa a 200 trabajadores. Las paladares de la ciudad confiesan descensos del 30% de las ventas, según algunas fuentes y se nota el bajón entre taxistas, arrendadores de viviendas, jineteras y vendedores de souvenirs. Aún así, La Habana ha sufrido menos el reciente miedo a viajar, que los polos de Varadero y los Cayos.
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