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Letras americanas

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Este 4 de julio se celebra un aniversario más de la independencia de Estados Unidos. Como homenaje, Cuba Inglesa reproduce fragmentos de la entrevista que aproximadamente tres años atrás, tras la reelección del presidente George W. Bush, concediera quien es uno de los clásicos vivos de la literatura norteamericana: Tom Wolfe.

La entrevista, si mal no recuerdo, apareció originalmente en El País, pero no he podido localizarla in situ, tampoco el nombre del periodista que la realizara. Contiene momentos interesantísimos en torno a ciertas clasificaciones políticas y, en general, a la cultura y el carácter americanos:

¿Usted votó a Bush?

Voté a Bush. No creo que el 11-S fuera un ataque cualquiera; alguien tenía que actuar, y Bush lo hizo. Por eso había que ir a la guerra en Afganistán. Y luego había que hacer algo más. Lo de Irak quizá fue una guerra equivocada, pero… No digo, ni mucho menos, que éste sea el mejor Gobierno que haya habido jamás, pero algo más había que hacer. Incluso aunque después las cosas se deterioraran, Bush hizo lo que tenía que hacer.

¿Bush ganó por la guerra o fue por los valores y la religión?

Si mira el mapa electoral verá que los resultados no son muy diferentes a los de 2000. La guerra ha tenido poco que ver. Y la religión…, no es que haya o no una derecha religiosa, es que hay mucha gente que es religiosa. Este país ha sido siempre tremendamente religioso. Ya De Tocqueville, en 1830, escribió que EE UU era la nación más religiosa del mundo, después de los países islámicos. Yo crecí entre esa gente a la que llaman la derecha religiosa. Eran personas de lo más normal. Todo el mundo era así, incluso los ateos. Nunca conocí a nadie que se proclamara ateo. Aunque uno fuera ateo, iba a la iglesia, que era lo que hacían las personas respetables. No por eso era de derechas. En cambio, aquí en el Este vivo entre escritores y periodistas, que son un grupo de gente mucho más laico, muy racional, o por lo menos eso creen ellos, y consideran que las creencias religiosas son una señal de vaciedad.

En Europa está muy extendida esa visión de la sociedad y la cultura norteamericanas, o la opinión de que Bush es un ‘cowboy’.

Seguramente, los comentaristas europeos deben de prestar atención a lo que dicen los de Nueva York. No hay nadie más que les escuche. Tal vez en Washington, pero nada más. Y lo que consiguen es que se extienda la falsa idea de que en EE UU todo el mundo opina eso de George Bush. Yo he tenido la ocasión de estar con Bush algunos minutos, hablar con él de literatura, y me pareció tan inteligente como el director de The New York Review of Books, considerada como la principal publicación literaria. No es que el director de la revista no sea inteligente, que lo es; es que Bush no es ningún idiota. Recuerde a Eisenhower, que fue presidente durante dos mandatos. Decían que era idiota; en las ruedas de prensa, su sintaxis era horrible, empezaba frases y no las terminaba. Era verdaderamente tonto; lo único que había hecho era ganar la II Guerra Mundial. Pues si eso es lo que hace falta para ganar guerras como aquélla, a lo mejor nos hacen falta unos cuantos idiotas más. O Reagan: de él decían lo mismo que se dice de Bush. Lo único que hizo, aquel idiota, fue ganar la guerra fría y forzar la caída de la Unión Soviética. Si eso es estupidez, que me den unos cuantos estúpidos. Yo hablo con gente no sólo en Europa, sino también aquí, en Nueva York; intelectuales convencidos de que tienen toda la razón y de que los americanos son estúpidos, que no tienen nada en la cabeza y se dejan engañar.

Pero…

Yo creo que este país es una democracia, y que a veces, seguramente, no ha elegido a personas con el máximo coeficiente intelectual. Pero no me parece que le haya ha ido nada mal, ha logrado bastantes cosas. Si se mira la lista de premios Nobel de Ciencias de los últimos 50 años, no está nada mal. Si pensamos en la invención y el desarrollo de los ordenadores, todo se debe a esa gente estúpida del Medio Oeste y el Oeste, porque en el Este, cuando uno tiene un hijo muy inteligente, no está bien visto que se dedique a la ingeniería, algo considerado ligeramente mejor que un trabajo manual. En el resto del país, los padres están encantados de que sus hijos se dediquen a esas cosas. Yo no tengo reparo –y esto me causa siempre un montón de problemas– en decir que Estados Unidos es un país maravilloso. Pero decir eso me convierte automáticamente en un paria.

¿Por qué?

Un escritor no puede decir que EE UU es un país maravilloso. No puede. Si alguien se atreve, que me lo presenten. Nadie que tenga una reputación literaria dice esas cosas. Si usted se encuentra con alguno en sus viajes, por favor, dígamelo. Aquí, como sabe, la bandera está por todas partes, y yo, a veces, llevo una pajarita con la bandera de Estados Unidos, o una insignia, y es como enseñarle un crucifijo a un vampiro; los escritores enseguida se retuercen y gritan: “¡No, qué horror, sal de la habitación!”. Pero a mí me divierten mi pajarita y mi insignia… Y acabo de comprarme unas zapatillas de deporte que también tienen la bandera. La gente del gimnasio al que voy no son intelectuales. Seguro que les gustan las zapatillas. Pero si me las pusiera para pasear por Tribeca, seguro que correría peligro [risas].

Bueno, usted está considerado como un escritor conservador.

En realidad, yo no debería decir que EE UU es un país maravilloso, porque sólo va a servir para empeorar las cosas. Tiene que explicar a sus lectores que es una cosa que he dicho sólo de paso, y que el libro no trata de eso, que es la historia de una chica inocente… [risas]. No hay política como tal en el libro. Ni en ninguno de mis libros, por lo menos en los más extensos. En Lo que hay que tener, que hablaba de los primeros astronautas, ¿dónde está la política? La hoguera de las vanidades, ¿era conservador o era progresista? Me llaman conservador, pero nadie sabe decirme qué es lo que pienso, qué es lo que quiero. Me lo llaman porque me burlo de la gente que valora la indignación moral por sí misma. Es lo que uno tiene que hacer cuando es progresista: tiene que estar siempre indignado por alguna cosa. Una vez, en los años sesenta, asistí a una conferencia en una universidad. Había varios intelectuales que estaban en contra de la guerra de Vietnam. Yo estaba escribiendo sobre los cambios en el comportamiento de los jóvenes. Allí estaban Günter Grass, Allan Ginsberg. Ginsberg no paraba de explicar que este país se estaba volviendo fascista, que todo presagiaba una época como la de Hitler. Y yo de pronto no pude más y estallé: “¿Pero de qué habla? Estamos en plena explosión de felicidad en este país”. Y era verdad. La gente ganaba mucho dinero, era la época del twist, la Bolsa no paraba de subir… Evidentemente, Vietnam era horrible; pero, aparte de eso, el resto del país vivía bien. Y entonces, Günter Grass, que no era precisamente un conservador, dijo: “Si fuera verdaderamente un Estado fascista, esta escena sería muy distinta. Usted lleva media hora hablando en contra de su Gobierno. Los nazis no le habrían dado esa media hora. Habrían entrado al cabo de cuatro minutos, y la reunión se habría terminado”. Todo el mundo se quedó impresionado, porque, al fin y al cabo, él sabía de lo que estaba hablando.

¿Qué América quiere usted contar en sus libros?

Mi única misión es descubrir. Éste es un país muy raro, y no quiero que nadie crea que yo entiendo todo lo que pasa aquí. Por eso me gusta salir por ahí, hablar con gente que no es como yo y tratar de entender lo que hace. Hay mucha libertad en este país; puedes poner en pie lo que quieras, cualquier cosa. Unos gánsteres crearon Las Vegas; lo interesante no es que fueran gánsteres, sino que no tenían formación; hay pocos gánsteres que acaben el bachillerato. Pero tenían libertad y dinero para crear Las Vegas, y eso es lo que me resulta interesante, no si debería existir Las Vegas o no.

Un artículo polémico

Roberto Luque Escalona, autor de un libro que disfruté mucho a mis veinte años, Los niños y el tigre, acaba de publicar un artículo francamente polémico, que el lector puede localizar completo en la página de Emilio Ichikawa. Más allá de las alusiones personales, hay ahí un tema de fondo que me parece debe rescatarse, y debatirse. Reproduzco algunos fragmentos:

“La primavera pasada (en Milán hay primavera) la Editorial Spirali publicó una colección de cinco libros de autores cubanos: Contra toda esperanza, de Armando Valladares, Escrito sin permiso, de Manuel Vázquez Portal, Mitos del antiexilio, de Armando de Armas, Saturno y el juego de los tiempos, de Carlos Carralero y Lorenzo y el cordero del diablo, de este holginero que escribe y juega en (el) Milan (sin acento). Los tres primeros, memorias de la cárcel y un ensayo sobre la demonización del exilio, en italiano. Los dos últimos son novelas en ediciones bilingües.

“Que yo sepa, fuera de Cuba nunca se había llevado a cabo una empresa editorial de esta envergadura con autores cubanos. Sin embargo, ha sido ignorada por la prensa escrita (con la natural excepción de Libre), radial y televisiva de esta ciudad que llaman la Capital del Exilio. Me pregunto si tan sólida indiferencia se deberá a que los cinco autores tienen historial de enfrentamiento a la tiranía en Cuba, a que todos han pasado por las cárceles o los centros de detención, lo cual sería un factor a tomar en cuenta si acaso decidieran participar en la política de producirse la democratización del país; por si no me entienden: esos tipos son de los hacen o pueden hacer sombra. Quiero señalar que cuatro de ellos viven en Miami. Para mayor desdicha, ninguno es homosexual (…).

“El problema es viejo, por no decir antiguo. Se llama envidia. Envidia y mezquindad, si los quiere en plural, que fueron la causa de que nuestro país entrara en “este callejón sin salida, sin vislumbres, rodeado de muerte” de que hablara Lezama. En todas las naciones hay envidiosos, pero cuando su número alcanza cierta magnitud, la nación que los produce se hace inoperante. De la envidia se nutren las revoluciones”.

Algunos de los títulos mencionados por Luque Escalona pueden ser adquiridos, en español, en la librería de Salvat en Miami: http://www.ediciones.com/index2.htm

Concurso de poesía juvenil

El activismo literario de la editora y poetisa cubana Maricel Mayor Marsans, residente en Miami, pica y se extiende. Esta vez la revista que dirige patrocina, junto al Centro Cultural Español de esta ciudad, un concurso de poesía para jóvenes. Una muy meritoria iniciativa. He aquí las bases:

El Centro Cultural Español de Miami y Ediciones Baquiana convocan al primer concurso de poesía “Nuevos valores de la poesía hispana”. El objetivo de este certamen es potenciar la cultura en el ámbito de este género literario y apoyar a los poetas más jóvenes. El resultado de esta convocatoria consistirá en la publicación del poemario ganador, con una tirada de 500 ejemplares, una placa de reconocimiento, la presentación del libro en un acto público en el CCE de Miami y la promoción del mismo, a través del portal cibernético de la Revista Literaria Baquiana.

Bases

1. Podrán optar poetas de cualquier nacionalidad, residentes del área del Sur de la Florida (Condados Broward, Charlotte, Collier, Glades, Hendry, Lee, Martin, Miami Dade, Monroe y Palm Beach), con una edad comprendida entre los 18 y 39 años, siempre que sus trabajos estén escritos en la lengua española.

2. Las obras presentadas deben ser originales e inéditas, admitiéndose un solo trabajo por concursante.

3. El tema será libre y la extensión de los originales no podrá ser inferior a 500 versos.

4. Los trabajos no deberán firmarse, presentándose bajo lema, con las hojas unidas, numeradas y escritas por una sola cara, usando el tipo de letra "Times New Roman", tamaño 12, debidamente grapadas, presilladas o encuadernadas. Se presentarán cinco ejemplares de la obra. Los trabajos vendrán acompañados de un sobre cerrado o plica, en cuyo exterior se repetirá el lema, figurando en su interior los datos personales del concursante, dirección y teléfono, así como un breve “Curriculum vitae” y copia de los documentos que acrediten su edad y domicilio en el Sur de la Florida.

5. El plazo de admisión de los originales quedará abierto a partir del día 1 de julio de 2008 y terminará el día 1 de septiembre de 2008, teniendo en consideración aquellos que, pese a llegar posteriormente, reflejen en el matasellos una fecha anterior a la del cierre de la convocatoria.

6. El fallo del poemario ganador será anunciado a través de un comunicado electrónico del CCE de Miami y Ediciones Baquiana el 1 de octubre de 2008.

7. El Centro Cultural Español de Miami y Ediciones Baquiana procederán a la edición y publicación de la obra ganadora. El ganador recibirá 100 ejemplares, para su distribución personal, como parte del premio.

8. La composición del jurado se dará a conocer con el fallo del premio. Las decisiones del mismo serán inapelables.

9. No se mantendrá correspondencia con los particulares y los originales no premiados serán destruidos.

10. La presentación de originales a esta convocatoria implica la plena aceptación de las presentes Bases.

11. Los interesados, podrán enviar sus poemarios por correo postal a la siguiente dirección:

Centro Cultural Español de Miami

800 Douglas Road, Suite #170

Coral Gables, Florida. 33134



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El Reducto que los ingleses se negaron a canjear por la Florida

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Autor: Armando Añel

Armando Añel

Escritor, periodista y editor. Reside en Miami, Florida.
letrademolde@gmail.com

 

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