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Visiones imperiales (III)

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En Estados Unidos, la carrera por la presidencia entre los candidatos John McCain y Barack Obama entra paulatinamente en su etapa más álgida, con la fiesta de las convenciones partidistas al doblar la esquina. Por otro lado, las elecciones de noviembre están, como quien dice, en el horno.

A propósito, el nerviosismo de la dirigencia castrista ante la posibilidad de que el senador afroamericano resulte electo, luce cada día más tangible. Puede rastrearse, por ejemplo, en un reciente artículo del inefable Elíades Acosta, intelectual orgánico de la dictadura donde los haya. Reproducimos un fragmento:

“El gatopardismo en política, de entonces acá, siempre ha sido, y sigue siendo, la apoteosis del cálculo hipócrita de quienes aparentan abrazar una causa para mediatizarla y neutralizarla desde dentro. Esto lo saben bien, aunque no hayan leído a Lampedusa, los promotores astutos del cambio, como consigna política central en la voz de uno de los más firmes candidatos a la presidencia de los Estados Unidos (…) Conocemos que detrás de Barack Obama están personajes tan retorcidos como Zbigniew Brzezinski o Richard Armitage, multimillonarios especuladores como George Soros, y tanques pensantes orgánicos del establishment, como el Centre for Strategic & International Studies” ( Obama, o las suaves maneras del contraataque).

Cuba Inglesa, consciente de la importancia de las próximas elecciones estadounidenses, ya históricas, dedica dos ediciones –en principio- al candidato demócrata, favorito en las encuestas. La segunda abordará la personalidad y las proyecciones del senador por Illinois desde un punto de vista crítico. La primera, a continuación, lo hace desde una perspectiva más halagüeña.

Obama

un artículo de Michael Rowan

Hugo Chávez está replanteándose quién es Barack Obama. Cuando Obama dijo siendo un precandidato que negociaría sin condiciones con los dictadores y enemigos de Estados Unidos, Chávez se sintió complacido. Se imaginó que Obama era un demócrata liberal como Jimmy Carter o Chris Dodd, a quienes ha manipulado fácilmente.

Pero desde que Obama se convirtió en el candidato demócrata y organizó un equipo de política exterior de trescientos expertos, pide sanciones contra Chávez por apoyar el terrorismo y el lavado de dinero. Esta revelación impulsó a Chávez a opinar que él votaría por el republicano John McCain, un severo crítico de Chávez que visitó Colombia recientemente para apoyar su guerra contra las drogas y las FARC. Días después Chávez dijo que no había diferencia entre Obama y McCain -a quienes veía como defensores del imperio del mal. “No nos engañemos, es el imperio y el imperio debe caer”, dijo Chávez. “Ésa es la única solución: que llegue a su fin”. Chávez aprenderá qué significan esas palabras.

Chávez le ha declarado la guerra a Estados Unidos en cientos de ocasiones en los últimos años, pero Bush no le hizo caso para evitar un corte del suministro petrolero. Eso fue un error. El crudo pasó de 50 a 150 dólares mientras Bush miraba hacia otro lado. De hecho, Bush incitó a Chávez al no prestarle atención. Durante la gestión de Chávez, la producción de PDVSA se redujo en tres millones de barriles diarios menos de lo que estaba previsto para 2008, un déficit que impulsa el creciente precio del barril.

Venezuela e Irán también han estimulado la prima por riesgo político que se paga por el petróleo mediante innumerables amenazas de guerra, terrorismo y embargos petroleros, al tiempo que alejan a la OPEP de la moderación saudita y la acercan al día de un barril a 200 ó 300 dólares, como pronostica Chávez. Su respaldo a las FARC, Hezbolá y las amenazas iraníes es una prueba contundente para McCain y Obama, aunque no lo sea para Bush, de que se debe prestar atención a su guerra contra Estados Unidos.

Los estadounidenses dan a Chávez cuarenta millardos de dólares anuales, dinero que él usa no para eliminar la pobreza en Venezuela, sino para librar una guerra petrolera contra Estados Unidos. Algunas sanciones de Washington contra el terrorismo acabarían ese subsidio. Si Obama es elegido, Chávez quizás deba reconsiderar quién es el diablo.

Cortesía http://www.eluniversal.com/

El primer presidente

un artículo de Armando Añel

El discurso de Saint Paul durante el que Barack Obama oficializó su candidatura a la Casa Blanca por el Partido Demócrata, debe haber dejado echando humo a la arcaica dirigencia cubana. Debe haber puesto en ebullición –hasta evaporarlas- las escasas neuronas que aún sobreviven en el cerebro de Fidel Castro, quien probablemente lo escuchó sobrecogido en su sillón, o su lecho, de muerte, sacudido por el temblor de lo inimaginable. “Una revolución otra vez” puede haber musitado, en un arranque de estupor y/o impotencia, el mayor de los hermanos. Porque a diferencia de la castrista –y en la línea genérica de la reaganiana-, la de Obama tiene todos los visos de ser una revolución moderna, flexible, inclusiva. Una revolución sin fusilamientos, prohibiciones ni confiscaciones. Como suelen serlo las americanas.

No es temprano para hacer comparaciones. Si en su momento la revolución encabezada por Ronald Reagan representó el triunfo del espíritu americano, de las esencias de una nación cuya democracia continúa siendo la más vibrante, poderosa y competente del mundo, Barack Obama constituye un triunfo de la imaginación y la creatividad americanas, un producto universalizado, o pluralizado, de esas esencias. La vieja Europa, acostumbrada a sermonear a Estados Unidos en casi todos los frentes, ha sido incapaz de desovar al primer presidente globalizado del Occidente moderno. Una vez más, Norteamérica está a punto de adelantársele. Entre otras cosas, porque el senador por Illinois es fruto de un contexto mundial –precisamente, el de la revolución de las telecomunicaciones e Internet- que Estados Unidos ha contribuido a consolidar como ningún otro país civilizado.

Así como Internet está a punto de alumbrar al primer presidente de su historia -entre otros factores, pero en primerísimo orden, es gracias al ciberespacio que Obama ha llegado a donde ha llegado-, el mundo está a punto de coronar al primer presidente verdaderamente globalizado de la contemporaneidad. Un afroamericano nacido en Hawai, de madre estadounidense, padre keniano y padrastro asiático, que vivió parte de su infancia en Indonesia para luego retornar al seno de su familia materna (blanca) en Estados Unidos. Un producto de la globalización, cuyo principal exponente sigue siendo ese fenómeno histórico llamado “América”.

En lo referido a la política hacia Cuba, Barack Obama ya ha despejado algunas dudas importantes. Apoya la ayuda directa que pueda ofrecer Estados Unidos a la disidencia en la Isla, así como la de fuentes privadas. Apoya las restricciones sobre los viajes turísticos de ciudadanos norteamericanos a Cuba. Apoya las restricciones al comercio entre ambos países mientras no ocurra una transición hacia la democracia en suelo cubano. Y está a favor de negociar un servicio de correos directo y una mejoría del sistema de telecomunicaciones –cómo no habría de estarlo este producto de Internet- que facilite la interacción entre ambas orillas. Son puntos a favor de un candidato con muchas posibilidades de instalarse en el Despacho Oval.

El exilio cubano, sobre todo la comunidad cubanoamericana del sur de la Florida, debería empezar a prepararse para amortiguar las desventajas que una eventual presidencia de Obama implicaría para la causa de la libertad de Cuba –las desventajas de su vasta inexperiencia, por ejemplo-, pero también para aprovechar las ventajas, que ni son pocas ni insustanciales. Probablemente, sobre todo de cara a las mayoritarias poblaciones negra y mestiza, una presidencia de Obama desmontaría una zona particularmente álgida del discurso totalitario, y todo ello sin levantar incondicionalmente el embargo (una de las principales columnas del edificio castrista, ya se sabe, es la de su discurso ultranacionalista y antiamericano). Ahora mismo, el senador demócrata refuta numerosas áreas del tradicional discurso revolucionario, revelando su contenido oscurantista y excluyente. Mostrándolas como lo que son: una rémora del pasado.

A fin de cuentas, las revoluciones americanas suelen terminar en la Casa Blanca. Y ésta no tiene por qué ser la excepción.

Cortesía http://www.diariolasamericas.com/



Tres preguntas sobre Obama (I)

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A partir de la que sigue, dedicaremos varias ediciones a exponer la opinión de reconocidos analistas, residentes parcial o permanentemente en Estados Unidos, sobre la candidatura del senador Barack Obama. Será en base a tres preguntas fundamentales que nuestros invitados y colaboradores responderán a su aire.

Dichas ediciones, dada la agilidad noticiosa del tema, podrían aparecer consecutivamente. Agradecemos la colaboración de Jorge A. Sanguinetty, Néstor Díaz de Villegas y Roberto Lozano. Que disfruten sus aportes.

Tres preguntas: Respuestas del analista y economista Jorge A. Sanguinetty

¿Cuál es su pronóstico para las elecciones de noviembre? ¿Se impondrá Obama?

No creo que Barack Obama se imponga. La elección deberá ser muy apretada, pero ahora la situación en Georgia posiblemente favorezca a John McCain.

¿Qué podría tener de bueno y qué de malo, respecto a Cuba, una hipotética presidencia de Obama?

A mí me parece que Obama estaría más dispuesto a negociar con Raúl Castro. Y aunque no creo que eso sea bueno para Cuba, podría romper el estancamiento actual y ayudar a la Isla a evolucionar en el postcastrismo. Sin embargo, creo que sería correr un riesgo muy elevado.

¿Es Obama un revolucionario?

No sé si Obama es un revolucionario, pero sí creo que es un misterio. Deja demasiadas cosas en el aire, muy vagas, lo cual me da mala espina. Nadie sabe lo que él piensa. Aunque no se puede descartar que sólo esté queriendo ganar el voto de los descontentos para después no hacer nada revolucionario, con lo que la opción radical seguiría en pie.

Tres preguntas: Respuestas del analista y escritor Néstor Díaz de Villegas

¿Cuál es su pronóstico para las elecciones de noviembre? ¿Se impondrá Obama?

Ojalá gane Obama. En estos momentos el Partido Republicano es totalmente inefectivo y cualquiera que pretenda influir en la política nacional o internacional mejor que se cambie de bando. Los republicanos se han mofado de cómo Obama hizo campaña en Berlín, y esa mofa revela la incapacidad del GOP para entender el mundo moderno.

Es un hecho que el presidente de los Estados Unidos de América debe hacer campaña en todo el mundo, y los republicanos ni siquiera se han dado cuenta de que al perder las elecciones globales, que son virtuales, Bush perdió también cualquier apoyo real.

¿Qué podría tener de bueno y qué de malo, respecto a Cuba, una hipotética presidencia de Obama?

Podría determinar el ascenso de los negros a la presidencia de Cuba en un futuro próximo, algo que es igualmente deseable y que hace mucho tiempo debió suceder. Las posibilidades de cambio real en Cuba están hoy en las manos de Manuel Cuesta Morúa, del doctor Oscar Elías Biscet. Esos son los hombres que traerán el auténtico cambio a Cuba. Un cambio que significa continuidad, pues se restablecería una línea que parte de Fulgencio Batista y del espíritu del 4 de septiembre y que fue interrumpida por el gobierno jesuita de Fidel Castro.

Lo he dicho antes: Fidel Castro ha gobernado como un negrero, y esa situación debe culminar necesariamente en la emancipación de los negros.

El peligro es que con Obama lleguen al poder los Ray Nagin, los Jesse Jackson, los Danny Glover y toda el ala reaccionaria y racista de la negritud. A nivel local, significaría una oportunidad de ascenso para los demócratas del tipo Raúl Martínez.

¿Es Obama un revolucionario?

Barak Obama es un revolucionario en el sentido norteamericano de ese concepto, no en el sentido haitiano. No es una revolución de Saint-Domingue lo que se nos echa encima, sino una auténtica revolución americana. En el pasado, tanto Martin Luther King como Thelonious Monk han llevado a cabo grandes revoluciones americanas, no es nada nuevo.

Tres preguntas: Respuestas del investigador y economista Roberto Lozano

¿Cuál es su pronóstico para las elecciones de noviembre? ¿Se impondrá Obama?

Las probabilidades de victoria están a favor de Obama, como bien reflejan las apuestas en los mercados políticos virtuales. En primer lugar, el panorama político nacional es muy parecido al de 1980, cuando Ronald Reagan, con poca experiencia en política exterior, desafiaba al partido de un presidente con baja popularidad. En segundo lugar, la inestabilidad económica y el peligro de una contracción cíclica también favorecen a Obama, ya que el electorado tiende a culpar al partido que controla el poder ejecutivo cuando las cosas no van bien económicamente. Definitivamente, el electorado no está mejor económicamente ahora que hace cuatro años.

En tercer lugar, tanto la impopularidad de la guerra en Irak como el resurgimiento de los talibanes en Afganistán también favorecen a Obama, ya que éste considera a Afganistán el teatro principal de la guerra contra el terrorismo y gran parte del electorado cree, como él, que es necesaria una retirada de las tropas norteamericanas en un plazo razonable de dieciséis meses, que permita ahorrarnos el costo de la guerra para acometer inversiones de infraestructura en el país y reorientar las prioridades de la estrategia militar.

En cuarto lugar, el desenlace de las elecciones ocurrirá, en ausencia de alguna revelación dañina contra Obama, como resultado de lo que ocurra en las convenciones de los partidos y los debates presidenciales. El contraste entre las plataformas políticas de ambos partidos y la comparación que haga el electorado de sus propuestas y de su costo y beneficio puede aumentar la ventaja de Obama o acortar la distancia entre ambos candidatos.

Finalmente, recordemos que la imagen es muy importante. Mucho más para un país que vive pegado al televisor, y en ese aspecto Obama también lleva la mejor parte, debido a su carisma y juventud.

¿Qué podría tener de bueno y qué de malo, respecto a Cuba, una hipotética presidencia de Obama?

Lo bueno es que si Obama se retira de Guantánamo y suspende el embargo debilitaría la imagen del enemigo que tanto ha usado y necesitado el régimen totalitario para mantener a la sociedad cubana en constante movilización. Lo cierto es que sería mucho más difícil justificar la represión política en un ambiente de distensión con los Estados Unidos, y lo más probable es que en esas condiciones el régimen ponga en práctica un paquete de medidas económicas para maximizar sus beneficios económicos, siempre y cuando no peligre su permanencia en el poder.

Lo malo es que Cuba devendría así en el Vietnam del Caribe y entonces nadie podría asegurar cuándo va a llegar la democracia al país. Habría que esperar varias décadas para que el régimen se fuera reformando gradualmente, como en China. Obama debe comprender que el embargo económico es uno de los instrumentos más efectivos que tendría su presidencia para negociar una apertura política en Cuba. Por eso, la suspensión unilateral del embargo sería un error estratégico para el gobierno de Obama y una gran victoria para el régimen totalitario cubano, una especie de regalo que lo ayudaría a consolidarse en el poder y seguir explotando al pueblo cubano indefinidamente. El fin del embargo aliviaría el déficit de divisas del régimen, al facilitarle acceso al crédito y al flujo de turistas norteamericanos que ahora no puede recibir de forma directa.

¿Es Obama un revolucionario?

Todo depende de cómo se defina qué es un revolucionario. Si revolucionario es alguien que desea cambios radicales en el sistema socio-económico de su país y aspira a lograrlos por cualquier medio, al estilo de Mao o Castro, definitivamente Obama no lo es.

Pero si revolucionario es alguien que desea hacer ajustes a un sistema que se ha mantenido en proceso de cambio evolutivo permanente, por medio de los métodos tradicionales y aceptados, con el objetivo de mantener esa máquina creadora y destructora que es la sociedad norteamericana trabajando de forma más compatible con una trayectoria exitosa de largo plazo, reduciendo algunas de las deficiencias que pondrían en peligro su viabilidad -como la creciente discrepancia en los ingresos-, entonces estaríamos en presencia de un “revolucionario” al estilo de los Padres Fundadores de los Estados Unidos, el arquitecto de un nuevo equilibrio social al estilo de Franklin Delano Roosevelt.



Tres preguntas sobre Obama (II)

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Con los candidatos a la Casa Blanca calentando motores para las convenciones partidistas de los próximos días, la agencia EFE publica un dato interesante: “El aspirante presidencial demócrata Barack Obama ha recibido casi seis veces más donaciones que su rival republicano, John McCain, de las tropas estadounidenses en el extranjero.

“El Centro para Políticas Responsables, un centro independiente que analiza las contribuciones electorales, indicó que aun el ex aspirante republicano Ron Paul, que se opone a la guerra en Irak, recibió donaciones cuatro veces mayores que McCain”. Según el informe, aunque la tendencia histórica revela que los militares suelen apoyar al Partido Republicano, éstos estarían favoreciendo a Obama por un margen de 55,000 dólares. En cualquier caso, los interesados pueden acceder a la página del Centro (en inglés) aquí: http://www.opensecrets.org/

Mientras, en Cuba Inglesa seguimos con la serie de tres preguntas que comenzamos el pasado miércoles. Esta vez, agradecemos la colaboración de Enrique del Risco y Marco Antonio Ramos. Que la disfruten.

Tres preguntas: Respuestas del escritor Enrique del Risco

¿Cuál es su pronóstico para las elecciones de noviembre? ¿Se impondrá Obama?

Debo empezar declarando que no soy obamista. Sigo el fenómeno Obama con bastantes reservas pero, tal y como veo las cosas ahora, creo que si Obama no comete algún error mayúsculo ganará sin problemas en noviembre. McCain no parece sino estar a la defensiva, como Hillary hace unos meses, más preocupado en atacar el discurso del contrario que en exponer su propio discurso. Eso sin contar el desgaste que parece estarle pasando factura.

¿Qué podría tener de bueno y qué de malo, respecto a Cuba, una hipotética presidencia de Obama?

La ingenuidad. Es el mayor peligro y quizás la mayor virtud que pueda ofrecer Obama respecto a la política cubana. Peligrosa puede resultar la creencia de que su buena disposición resulte suficiente para tratar con un gobierno enfrascado únicamente en ganar tiempo, y que crea ver avances en lo que no sería más que juego táctico del gobierno cubano. Positivo porque esa misma disposición en introducir algunos cambios podría desatascar un tema que hace mucho tiempo está estancado y dejar sin respuestas a su contraparte cubana.

Hace ya mucho tiempo que los Estados Unidos deberían tomar iniciativas propias en su relación con Cuba y no limitarse a responder provocaciones abiertas, y creo que este es un buen momento para lo primero, esté quien esté en la presidencia.

¿Es Obama un revolucionario?

No lo creo. O digámoslo más claro: prefiero no creerlo, pero incluso eso no me tranquiliza. Obama contiene dos posibilidades reales, dos modelos de presidencia demócrata: la iluminada y la pragmática. O traducidas a ejemplos concretos: Carter y Clinton.

Si predomina el iluminado y modela la realidad de acuerdo a su propia visión –como Carter o Bush Jr. hicieron en su momento-, creo que será más desastroso que si fuera un revolucionario. Si mira la realidad tal y como es y lidia con ella en consecuencia, será algo que agradeceremos a la larga. De todas maneras todavía no sabemos quién es Obama, y posiblemente ni él mismo lo sepa. Quedará esperar a ver qué resulta al fin y al cabo.

Tres preguntas: Respuestas del historiador Marco Antonio Ramos

¿Cuál es su pronóstico para las elecciones de noviembre? ¿Se impondrá Obama?

Creo que lo más probable es que gane el senador Barack Obama. Kerry obtuvo 252 votos electorales a pesar de no tener los recursos de Bush, y la economía estaba en mejor estado. Hombre capaz, héroe de la guerra, Kerry no tenía carisma. A los presidentes generalmente se les reelige. Pero Kerry, simplemente ganando Ohio, hubiera tenido 272 votos electorales (dos más de los necesarios).

Ahora la situación económica de Ohio favorece a los demócratas. Iowa y New México, perdidos en el 2004 por los demócratas, con 7 y 5 votos electorales respectivamente, irán para Obama sin que nadie lo dude. Y puede competir en otros estados perdidos en el 2004, como Virginia. Si Evan Bayh es su compañero de boleta a la vicepresidencia puede competir en Indiana, pues el senador Bayh es el político más popular en la historia contemporánea de ese estado.

Un problema de McCain es que no podrá contar con las altas cifras de Bush entre la llamada derecha religiosa. El voto racial perjudicaría a Obama, pero lo puede compensar con una mayor votación de jóvenes y de afroamericanos. Y tampoco McCain repetirá el alto porcentaje de voto hispano que disfrutó Bush. Pero todo puede pasar, no descarto a McCain y habrá que esperar a las dos convenciones -primero- y a los debates presidenciales -después- para tener una idea más precisa de esa situación. Esperemos pues.

¿Qué podría tener de bueno y qué de malo, respecto a Cuba, una hipotética presidencia de Obama?

En cuanto a Cuba, la victoria del uno o del otro, quizás y parafraseando a Narciso López (si es que en realidad el ilustre venezolano lo dijo antes de morir), “no cambiará los destinos de Cuba”. Pero la imagen estadounidense mejoraría con Obama, sobre todo entre la mayoría afrocubana. Pero eso sería al principio, uno nunca sabe lo que sucederá después. Un sector atacará su intención de flexibilizar viajes y remesas, mayormente en el exilio histórico, pero otros le darán la bienvenida, sobre todo en territorio cubano.

En cuanto a eso de “línea dura” no lo he creído nunca, tengo muchos defectos pero jamás he sido un iluso. Lo de “línea dura”, lo mismo si se aplica a McCain que a Obama, es un simple cuento de camino. La política hacia Cuba tiene dos caras: una hacia al exilio, basada en cuestiones electorales, y otra hacia Cuba, de simple reacción ante lo que pueda hacer, en un momento dado, el gobierno castrista. Cuba no es una prioridad para Estados Unidos desde los años sesenta.

No sé en realidad lo que piensan los cubanos dentro de Cuba acerca de estos ilustres personajes, ahora llamados “celebridades” en anuncios políticos. Hace más de cuarenta años que salí de allí. No entiendo mucho acerca de esa mentalidad cubana de hoy porque nunca fui revolucionario ni fidelista, y salí bastante joven de una ciudad del interior y no de La Habana. Me baso simplemente en lecturas, conversaciones e investigación académica, y esto último no siempre es confiable.

¿Es Obama un revolucionario?

Aquí ningún político importante es revolucionario. Se habla de “revolución republicana” y “revolución demócrata”, pero si hubo alguna revolución aquí habrá sido, me imagino, la guerra de independencia. Algo de revolución hubo en el abolicionismo del siglo XIX y la ley de derechos civiles en 1965, precedida de una larga lucha, pero ir mucho más allá de eso sería exagerar. Por ejemplo, para citar un caso, no olvidemos que cuando gobernaba Eisenhower al país lo gobernaban tres generales: el general Eisenhower, el “General Motors” y el “General Electric”. Eso continuará porque el sistema lo exige. No puede haber revolución cuando hay una gran influencia del sector privado, lo cual no es necesariamente malo, sólo que habría que matizarlo.

El mismo Eisenhower advirtió acerca del “complejo industrial militar”. Hay un “complejo petrolero”, un “complejo médico”, un “complejo legal”, “un complejo sindical”... También un “complejo de superioridad”, pero esa es otra cosa que ha afectado a las grandes potencias, no sólo a Estados Unidos.

Como nota al margen, algunos se consideran superiores, aunque sean analfabetos “funcionales”, simplemente por no ser de la raza de color. Pobrecitos. Ignoran que en las sociedades de nuestro tiempo lo importante, lo digo con tristeza, pero creo que con algún sentido de la realidad, es el efectivo ( cash). En Norteamérica la “pureza racial” sin el cash ya no dice mucho. Al menos no como antes. Admiro entonces la sinceridad del presidente Calvino Coolidge: the business of America is business. Los calvinistas como Coolidge, y como yo mismo, tratamos de ver las cosas con algún realismo, sin que esto implique que uno no tenga ideales. El pastor Calvino nos enseñó “la corrupción total del ser humano” (versión del siglo XVI de las enseñanzas de San Agustín y San Pablo en los tiempos antiguos). Y utilizo con libertad la palabra “complejo”, casi que como anglicismo y sin decir que todo lo que hay detrás de un “complejo” de ese tipo es necesariamente malo o bueno.

Claro que Obama es una interrogación y plantea preocupaciones para muchos. Incluso para mí. Es un político nuevo. McCain, que es un político demasiado viejo (como casi lo soy yo, aparte de que no soy político), tuvo actitudes en el pasado que también plantean preocupaciones. Pero ninguno de los dos es revolucionario. Aquí nadie intervendrá ni siquiera un puesto de fritas o, más bien, un McDonald. No se nacionalizará o socializará la medicina. Habrá algunos cambios en política exterior e interior, pero sin acercarse a una revolución. El día después de las elecciones todo el mundo irá a trabajar y después de la toma de posesión vendrán días conflictivos. Al terminar su mandato, McCain u Obama, en líneas generales “el cuartico seguirá igualito”. Ahora bien, es posible que se siga reflejando la tradicional política demócrata, más inclinada a los obreros y la clase media. Menos aventuras internacionalistas, etcétera. Pero hay que seguir “monitoreando” todo esto. Es demasiado temprano.

Por el momento, Rusia nos demuestra su intención de seguir siendo una potencia influyente. En cuanto a su expansionismo me pregunto si alguien en su sano juicio pensó que ese capítulo había terminado. Los rusos no son los alemanes, tampoco los japoneses.



Tres preguntas sobre Obama (III)

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Con esta entrega cerramos temporalmente la serie Tres preguntas sobre Obama. En las próximas semanas, en paralelo a los estirones de la carrera hacia la Casa Blanca, la retomaremos en su actual formato o introduciremos propuestas similares.

Entretanto, el nuevo libro contra la candidatura de Barack Obama, The Obama Nation, está dando de qué hablar. Según la agencia EFE, debutó el domingo en el primer puesto de las obras más vendidas del diario The New York Times.

Dice EFE que The Obama Nation, “cuya pronunciación en inglés es similar a la de la palabra abominación, es obra de Jerome Corsi, quien sugiere que Obama es un musulmán encubierto, un radical que esconde bajo su plácida fachada un gran resentimiento.

“El polémico escritor conservador saltó a la fama en 2004 como coautor de Unfit for Command ( No apto para asumir el mando), que salió a la venta en las elecciones de ese año y en el que se atacaba el historial militar del entonces candidato demócrata John Kerry.

“El libro inició una larga y devastadora campaña contra Kerry, quien finalmente perdió la contienda electoral contra el actual inquilino de la Casa Blanca, George W. Bush.

“Corsi y sus seguidores lograron minar a Kerry en 2004 y el autor, que dice que colaborará en campañas negativas contra Obama, confiesa abiertamente perseguir resultados similares este año”.

Tres preguntas: Respuestas del escritor y periodista Armando de Armas

¿Cuál es su pronóstico para las elecciones de noviembre? ¿Se impondrá Obama?

Cualquier pronóstico que se haga a estas alturas del juego sobre quién será el ganador me parece apresurado. Tendría más de deseo de manifestación de una realidad que de realidad misma, más de entusiasmo ideológico que de seriedad analítica. La verdad es que puntaje más puntaje menos lo que se observa es un empate, y de aquí a noviembre puede pasar cualquier cosa.

Luego, lo interesante aquí no es el 50% de apoyo que tendría Obama dado que es joven y tiene carisma, promete bajar el nivel de los mares, salvar el planeta y sacar las tropas de Irak, sino el otro 50% de McCain, que es viejo y no tiene carisma y dice mantendrá las tropas en Irak por cien años si fuera necesario, no promete nada grandioso y viene de ocho años de lógico desgaste del Partido Republicano en el poder, con problemas económicos y altos precios de la gasolina.

¿Qué podría tener de bueno y qué de malo, respecto a Cuba, una hipotética presidencia de Obama?

Lo único bueno que podría hacer un presidente norteamericano por Cuba es invadirla como en 1898, pero Obama ni ningún otro hará eso. Entonces, creo, lo único responsable que nos queda es apoyar las políticas estadounidenses que mantengan las sanciones impuestas a esa dictadura y, de ser posible, que las endurezcan aún más. Esas sanciones son la única arma real con que contamos los cubanos libres, un arma que por otro lado no es cubana, pero que se mantiene gracias a los cubanos, para presionar y eventualmente llegar a una mesa de negociaciones con esos reformistas que tanto anuncian y que no aparecen por ningún lado. Todo eso después que se liberen los presos y se den reales muestras de cambio.

¿Es Obama un revolucionario?

No, es un demagogo consumado. Lo cual viene a ser, casi, como un revolucionario.

Tres preguntas: Respuestas del editor y escritor Jorge Salcedo

¿Cuál es su pronóstico para las elecciones de noviembre? ¿Se impondrá Obama?

No sé si Obama consiga imponerse, pero es un contendiente formidable.

Si usted quiere la "aprobación del mundo", votará por Obama. Si usted quiere elegir al primer presidente negro de los Estados Unidos, votará por Obama. Si usted quiere "hacer historia", votará por Obama. Hay una gran recompensa psicológica inmediata en votar por Obama. Y Obama es joven, elocuente, carismático, mucho más carismático que su rival.

El resultado va a depender de la madurez del electorado americano. Si se atiende preferentemente a las promesas, el aura, la proyección pública, la imagen, el entusiasmo, el simbolismo, la energía de los candidatos, Obama gana. Si se atiende al récord, el carácter y las propuestas específicas de los candidatos, se impondrá McCain.

Si el debate se mantiene en el plano de las generalidades (el descenso del crecimiento económico, la impopularidad de la guerra en Irak…), Obama triunfa, porque en materia de generalidades basta con la elocuencia.

Si se debaten los problemas específicos que afectan la economía americana (las políticas energéticas de este país, por ejemplo, y el papel de los demócratas en esas políticas), el estado actual de la guerra en Irak, que ha sido un hueco negro para los terroristas de todos los países que acudieron a luchar allí, McCain tiene mejores posibilidades.

La inmunidad a la elocuencia es un deber ciudadano.

¿Qué podría tener de bueno y qué de malo, respecto a Cuba, una hipotética presidencia de Obama?

La hipotética administración Obama, como las anteriores administraciones demócratas, tenderá a "normalizar" relaciones con Cuba. Es algo que Carter y Clinton hicieron en alguna medida.

Conozco los argumentos de quienes afirman que presionar al régimen es contraproducente, que la distensión es la mejor estrategia para salir del estancamiento, para que las cosas se muevan en Cuba. Bueno, a mí no me interesa que las cosas se muevan en Cuba. No creo que tenga sentido remover la podredumbre o embarcarla hacia el futuro. Entre la Cuba actual y una sociedad democrática no hay ningún puente posible. Hasta que no muera del todo la actual sociedad cubana, no habrá democracia en Cuba.

Detrás de la normalización no hay ninguna estrategia sutil para encaminar a Cuba hacia una democracia que ni siquiera se estima mucho en el propio país, sino la admiración mal disimulada de las "políticas sociales" de la revolución. "Educación y salud para todos", "deporte para todos"… Redistribución, en fin. Algo que en papel (sobre todo papel periódico) es una maravilla, pero que en realidad corrompe por completo la fábrica social. Ese espejismo moviliza a un amplio segmento del electorado demócrata.

¿Es Obama un revolucionario?

El slogan más usado por su campaña electoral ha sido "Cambio". Así, con mayúsculas. Ésa ha sido la definición de su persona política. No creo que los cambios vayan a ser muy radicales, pero si intentaran serlo, estarían a tono con las promesas de campaña.

Radicales o no, quienes hayan seguido a Obama saben bien en qué dirección se realizarán esos cambios. La hipotética administración Obama será socialdemócrata. La socialdemocracia tiene mucho atractivo para algunos europeos y casi todos los latinoamericanos, incluidos los cubanos. Si no funciona en nuestros países, venimos para Estados Unidos y la intentamos aquí. Estoy seguro de que la mayoría de los latinoamericanos votarán por Obama. En términos generales, somos una influencia nefasta en este país.

Si usted vota por Obama, usted vota por el Cambio. No pretenda luego que no lo sabía, que lo engañaron o que no pudo preverlo.



McCain: Las contradicciones de Barack Obama

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La rueda de las encuestas ha dado un nuevo giro y con ella las previsiones en torno a las elecciones estadounidenses. Aunque me consta que algunos lectores de este blog no creen en sondeos, el último, de Zogby-Reuters, otorga el 46% de las intenciones de voto a John McCain contra el 41% a Barack Obama.

En mi opinión, y sin que haya que postrarse ante el altar de los encuestadores, Obama podría haber descendido algunos escalones debido a tres factores fundamentalmente:

-Como adelanté aquí semanas atrás, la crisis energética podría rendirle dividendos a los republicanos, dado que son miembros de este partido los que abanderan la idea de perforar en territorio nacional. Mientras los demócratas continúan andándose por las ramas, McCain ha hablado alto y claro a favor de la perforación, arguyendo la consecuencia obvia: el descenso de los precios de la gasolina, que atenazan al consumidor estadounidense.

-La gira europea del candidato demócrata, particularmente su apoteósico discurso en Berlín, no debe haberle caído muy bien al norteamericano promedio, que podría haber visto en este despliegue un síntoma de inmadurez y/o exhibicionismo por parte de Obama. La Vieja Europa no cuenta –más bien resta- para la América profunda.

-Por último, se dice que el demócrata escogió el peor momento para tomarse unas vacaciones –por cierto, recomendadas por el primer ministro británico Gordon Brown-, con el conflicto ruso-georgiano en su punto más álgido. Fue durante estas vacaciones que la encuesta de Zogby-Reuters tuvo lugar.

Pero mejor explorar los argumentos del senador John McCain, en un artículo de su puño y letra publicado este mes:

Las contradicciones de Barack Obama

un artículo de John McCain

Las diferencias entre mi opositor y yo cada vez se ven con mayor claridad. Al aproximarse el día, la decisión acertada se hace más obvia.

Una diferencia es nuestra voluntad de adoptar posturas diferentes a las de nuestros propios partidos políticos cuando así lo exigen los principios y el sentido común. Cuando un gobierno republicano estaba cometiendo grandes errores en Iraq, me pronuncié en contra. Y hablé a favor de una nueva estrategia que nos ha salvado de que Estados Unidos sea derrotado catastróficamente en el Medio Oriente. Eso fue cuando el senador Obama hablaba como si Iraq fuese una causa perdida… declarando con confianza que el aumento de tropas fracasaría… y exigiendo una retirada inmediata de nuestras tropas, sin importar cuán desastrosas podían ser las consecuencias. He visto la guerra de cerca. Conozco sus terribles secuelas. Y, como presidente, llevaré esta guerra a su fin, con la victoria.

Cuando mi propio partido se tornó tan irresponsable con el dinero como el partido de mi opositor, y gastaba desenfrenadamente aumentando la deuda que deberán pagar nuestros hijos, dije lo que pensaba al respecto. Cuando Estados Unidos necesitaba reformar la política energética, el actual gobierno y los republicanos de ideas afines en el Congreso produjeron otra propuesta legislativa más en materia de energía, repleta de beneficios para las empresas, y el senador Obama se les sumó. Por el contrario, yo expresé la necesidad de una verdadera reforma para disminuir el precio de la energía y recobrar la seguridad energética del país.

Mi independencia no siempre me ha granjeado amigos en Washington. No siempre ha asegurado mi futuro político. Los comentaristas y especialistas en encuestas me han descartado muchas veces, y de vez en cuando parecían estar en lo correcto. Pero yo no respondo ante comentaristas y encuestadores. Yo respondo ante ustedes. Siempre conocerán mi posición, incluso si no concordamos.

Por su parte, el senador Obama es un orador admirable, pero tengo la suerte de que el pueblo no está eligiendo a un conferenciante inspirador. Washington está repleto de oradores de talento. Y el senador Obama es uno de los mejores que hemos visto en bastante tiempo.

Desafortunadamente, sobre temas importantes, y no tan importantes, a menudo dice una cosa y hace la otra. El senador Obama dice que va a cambiar Washington. Pero su plan para aumentar los impuestos de ustedes y expandir el gobierno federal no es exactamente lo que considero una solución a los problemas de Washington. De hecho, es sospechosamente semejante al problema. El verdadero cambio en Washington requiere un análisis integral para eliminar el despilfarro y la voluntad de vetar propuestas legislativas de fondos para proyectos especiales inútiles y costosos. El propio senador Obama, por cada día de trabajo desde que llegó al Congreso, ha solicitado la asignación de más de un millón de dólares a proyectos para ganar votos. Ése es precisamente el tipo de abuso que debemos eliminar en Washington, y yo sé cómo hacerlo.

El senador Obama dice que sólo aumentará los impuestos de los ricos. Pero en el Senado votó a favor de incrementos tributarios que habrían tenido un impacto en personas con ingresos anuales de apenas 32,000 dólares. Ha propuesto aumentar el impuesto a la renta, las ganancias de capital, los dividendos y las herencias, además de los pagos al Seguro Social. Todos estos aumentos de impuestos representan la letra menuda bajo sus lemas, y ascienden a cientos de billones de dólares en impuestos nuevos durante la próxima década.

El incremento de impuestos cuando la economía está pasando por tiempos difíciles es prácticamente lo peor que uno puede hacer, porque acabaría con la generación de empleo en una economía que ya está perdiendo demasiados. Yo mantendré bajas las tasas tributarias actuales y recortaré otras no porque quiera hacer a los ricos más ricos, sino porque las tasas tributarias bajas mantienen empleos en Estados Unidos y generan nuevos.

El senador Obama dice que quiere independencia energética, pero no apoya nada que lleve a ese objetivo. Se opone a nuevos proyectos de perforación dentro del país, se opone a la energía nuclear y quiere gravar más a los productores de carbón. Ha dicho que no le molesta el alto costo de la gasolina, sólo el hecho de que haya subido demasiado rápido. Cree que existen problemas con todas las fuentes energéticas en el país. Yo creo que todas las fuentes energéticas en el país deben ser parte de la solución.

Es necesario que desarrollemos nuevas alternativas energéticas de avanzada, como la eólica, solar y de oleaje, y los biocombustibles, pero también necesitamos desarrollar más las fuentes existentes, como la energía nuclear y el carbón limpio. Y es necesario comenzar a perforar y producir más petróleo dentro del país y bajar el costo de la gasolina, el cual está perjudicando tanto a nuestra economía.

Para resumir los planes de Obama: El gobierno es demasiado extenso… y quiere ampliarlo. Los impuestos son demasiado altos… y quiere aumentarlos. El Congreso gasta demasiado… y propone que gaste más. Necesitamos más energía… y se opone a producirla. Finalmente estamos ganando en Iraq… y él quiere batirse en retirada.

Con un plan como ése, el don de la palabra es sumamente útil. Pero los buenos discursos no son todo en política; el buen criterio también es importante. Y eso es lo que Estados Unidos necesitará de su próximo Comandante. Gracias por escuchar.

Cortesía http://www.tribunahispanausa.com/



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Autor: Armando Añel

Armando Añel

Escritor, periodista y editor. Reside en Miami, Florida.
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