Actualizado: 23/04/2024 20:43
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Economía

¿A dónde va el socialismo de Estado?

Después de destruir la industria azucarera, el sistema pretende reproducirse en los excedentes venezolanos y chinos.

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Corea del Norte sobrevive por el uso "eficaz" de la carrera armamentista en su vertiente nuclear, una táctica netamente imperialista, y ha quedado como una gran corporación de tipo estatal para la distribución de la ayuda internacional, que proviene de los graneros capitalistas e impide que sus ciudadanos mueran de hambre.

¿Y Cuba? Después de la quiebra de su versión particular de socialismo "societario", su socialismo de Estado muere, o por languidecimiento o por los ataques inevitables del propio poder.

La introducción del dólar, o del concepto de las mercancías-divisa, es un proceso irreversible en el languidecimiento de ese socialismo de refugio. Constituye una bomba de acción lenta que el Estado se vio obligado a colocar debajo de la cama de cada cubano.

Ahora, la eliminación paulatina, recientemente anunciada, de los subsidios a los alimentos, la electricidad, a determinados espacios culturales y a otros sectores que de seguro se quedarán colgados de la brocha, toda vez que el Estado siga corriendo la escalera; y la subida y bajada de precios a las mercancías, según la lógica de cualquier sociedad de mercado que quiere hacer el inventario y la limpia de sus viejos almacenes, son la prueba de la liquidación del socialismo de Estado al quitarle el tapón a la botella.

Destruirse por su propia mano

Sólo quedan los mitos-realidad de la educación y la salud, que correrán, nadie debe dudarlo, la misma suerte de las demás prestaciones sociales.

El socialismo de Estado tiene entonces la misión de destruirse por propia mano. Una especie de muerte digna, no asistida ni por sus enemigos declarados ni involuntarios, que camina a costa de la dignidad de sus ciudadanos en la medida en que los atrapa en sus cabriolas, su falta de aire y su ya débil respiración, y no les permite escapar por vías ya ensayadas con mejor éxito y trazadas en el mapa social y cultural de la sociedad cubana.

Después de destruir la hoy productivísima industria azucarera, como bien saben todas las gasolineras del mundo, y con ello el suelo fundador de la cultura económica de Cuba, el socialismo de Estado pretende reproducirse en los excedentes venezolanos y chinos y proyectarse en la combinación de retórica, escolástica y profusión barroca.

Lo primero es un U-turn, un giro al infierno del juego geopolítico de grandes y medianas potencias, que profundizará el fracaso de todo proyecto nacional, y lo segundo, un rasgo cultural que no dice otra cosa que somos cubanos: exquisitos degustadores de la retórica, la escolástica y la estética barroca.

Pero después de muerto el socialismo "societario", de morir lentamente a manos del socialismo de Estado, ¿podremos construir sobre esta doble ruina la sociedad del bienestar? Ello depende de a dónde nos lleve el socialismo de Estado en su caída.


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