Actualizado: 25/04/2024 19:17
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Reportaje

Cuatro opciones y un final

La última etapa de Fidel Castro desata toda clase de especulaciones en torno al futuro de la Isla. La Universidad Internacional de la Florida aportó su visión del asunto.

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El futuro de Cuba tiene varias caras. En paralelo a la desaparición de Fidel Castro analistas de todas las índoles y procedencias insisten en visualizar, siquiera parcialmente, las señas de identidad de una Cuba sin Fidel Castro. El acontecimiento suscita numerosas interrogantes:

¿Podrá cargar Raúl Castro con el peso muerto de su hermano? ¿Qué estrategia económica seguirá el castrismo tras la desaparición de su máximo representante? ¿Encaja el "modelo chino" en el imaginario inmovilista del régimen? ¿Habrá reforma, o continuismo, o transición? ¿Arropará la alargada sombra de Hugo Chávez el legado de Fidel Castro? ¿Jugarán la oposición interna y el exilio un papel protagónico en una eventual transición en la Isla? ¿Qué posición adoptará Estados Unidos?

Alrededor de preguntas similares giró la conferencia "Entre Fidel y Raúl: ¿Qué sucederá en Cuba?", que el pasado lunes, en la Universidad Internacional de la Florida (FIU), dictaron los profesores Juan J. López y Juan Carlos Espinosa, convocados por el Instituto de Investigaciones Cubanas de FIU. La investigadora Uva de Aragón presentó el panel.

Cuatro opciones de futuro

El profesor Juan J. López comenzó recordando que en España, en relación con la instauración de la democracia, "la gente también se mostraba pesimista poco antes de la muerte de Franco. Y ya se sabe lo que ocurrió".

"Percibo que existe una expectación de cambio entre la población cubana", consideró López. "Aunque éste no sea necesariamente político".

Señaló otros probables agentes de cambio, como el "débil compromiso ideológico de la población" o la avanzada edad de Raúl.

López visualizó cuatro opciones de futuro para Cuba, una vez desaparecido Fidel Castro:

  • La peor. En la que el régimen cubano apuesta por el inmovilismo, y Estados Unidos no se compromete con la transición.
  • La mala. En la que sólo tienen lugar reformas económicas, y Estados Unidos no se compromete con la transición.
  • La buena. En la que sobrevienen reformas político-económicas parciales, con Estados Unidos comprometido en una transición negociada.
  • La mejor. En la que la transición, desovada entre cubanos, desemboca en una democracia fortalecida, con Estados Unidos apoyando el proceso.

Según el profesor Juan J. López, en caso de abordar reformas económicas el castrismo podría escoger entre dos alternativas. Una, el modelo chino o vietnamita. Otra, la tímida apertura de mediados de los años noventa, clausurada tras el auge del turismo verificado a partir de dicha apertura y el ascenso al poder de Chávez en Venezuela.

"Pero existen dos diferencias sustanciales entre el caso cubano y el chino", aseguró López. Aventuró que probablemente la economía cubana no estaría preparada para competir de tú a tú con China y Centroamérica en el área manufacturera. Además, la Isla no contaría con grandes inversiones de capital foráneo —principalmente de Estados Unidos—, como sí ocurre en el caso chino.

Atado para desatar

Por su parte, el profesor Juan Carlos Espinosa recordó que, como el general Francisco Franco, "Fidel Castro quiso dejarlo todo atado, y bien atado". "En cualquier caso, el período de Raúl Castro en el poder seguramente resultará interesante. Ellos (en referencia al gobierno cubano) siempre se vanaglorian de su unión, pero luego algunos desaparecen de la foto".

"Cuba no es China", aseguró el analista, y predijo que Estados Unidos sería el más importante actor extranjero en la transición cubana.

En relación con el papel del exilio, Juan Carlos Espinosa consideró que tendría un carácter cronológico, dependiendo de cuándo hubiese dejado la Isla cada exiliado. "Ellos regresarán como turistas, como inversores o, sencillamente, para ayudar de alguna manera a sus familias", dijo. "Depende del tiempo que hayan permanecido fuera de Cuba".

"En cuanto a la oposición interna, a largo plazo jugará un papel influyente como representante del pensamiento moderno", declaró. "El castrista es un régimen pre-moderno".

Sobre el rol del ejército en una eventual transición, Espinosa remitió a los presentes al ejemplo nicaragüense.

En un aparte para Encuentro en la Red, el analista consideró que "el embargo es una de las armas diplomáticas más importantes que tiene Estados Unidos de cara a un futuro sin Fidel Castro. Hasta cierto punto, es una ficha de negociación".

"No creo que ocurran cambios radicales en esta política, aunque quizás veamos a corto plazo respuestas a ciertas acciones de Cuba", reflexionó. "Ya hay un sector significativo del exilio que quiere reformas a esta política, relacionadas con los viajes y las remesas sobre todo. Pero esto también depende del gobierno cubano. Para entrar a Cuba uno necesita un permiso del gobierno cubano. Y para salir también".

"El cubano de a pie ya está molesto con los venezolanos", aseguró Espinosa en respuesta a la pregunta de si la desaparición de Castro acrecentaría la influencia chavista en Cuba. "Al parecer, los venezolanos que están en Cuba gozan de preferencias que los cubanos sienten como una intromisión".

"El cubano es nacionalista, no le agradaría mucho la idea de ser mandado desde Caracas", consideró. Una opinión con la que previamente había coincidido la investigadora Uva de Aragón, presentadora del evento.