Actualizado: 18/04/2024 23:36
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Exilio, Miami, Contrarrevolución

Efemérides de la Contrarrevolución Cubana

Abdala hizo muchas cosas que concitarían vergüenza entre los grupos anticastristas de hoy en día si no tuvieran la memoria histórica de un gallo

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El 9 de abril de 1978, la Agrupación Estudiantil Abdala dio tángana en el estadio Soldier Field (Chicago) contra el equipo nacional de balompié de Cuba, que jugaba partido amistoso de vuelta contra el club profesional Chicago Sting [1]. El gobierno de Castro tachó esta protesta de provocación contrarrevolucionaria y a la agrupación entera, de organización terrorista, porque algunos abdalistas tomaron el camino de la violencia irracional. No puede calificarse así a esta organización exiliar genuinamente revolucionaria sin faltar a la historia.

Para llegar a orígenes

La tesis del nacimiento de un mundo nuevo en 1968 [2] es también válida para el exilio cubano. Aparte de vivir en casa la frustración del anticastrismo beligerante, los jóvenes se topaban con propaganda castrista en los centros de enseñanza. Bajo este fuego cruzado, estudiantes en Nueva York levantaron sus voces contra la tergiversación del problema cubano durante una charla auspiciada por el Partido Socialista de los Trabajadores (SWP, por sus siglas en inglés). Fueron expulsados y allí mismo surgió la idea de organizarse. Para el 28 de enero de 1968, Gustavo Marín Duarte y otros seis fundaban Abdala en el Hotel Wodstock (NY).

Sin asignaciones del Departamento de Estado ni de la NED [fundada en 1983] ni de la USAID ni de la CIA, Abdala se expandió en red con 18 delegaciones por recintos universitarios de USA, Puerto Rico y España. Para recaudar fondos recurrieron a car washes, bailes con pago a la entrada y a donantes como Guillermo Álvarez Guedes, quien daba hasta espectáculos para cobrar a los asistentes sin cobrar él un quilo.

Abdala hizo otras muchas cosas que concitarían vergüenza entre los grupos anticastristas de hoy en día si no tuvieran la memoria histórica de un gallo. Su primera manifestación sobrevino el 24 de noviembre de 1968 para honrar a los estudiantes caídos en las luchas por la libertad de Cuba. La marcha principió ante la estatua de José Martí en el Parque Central y terminó frente a la sede de la ONU. Aquí mismo daría su tángana acaso más sonada. El 13 de marzo de 1971, 16 abdalistas se colaron en el usual recorrido turístico y al llegar a la sala del Consejo de Seguridad revelaron al guía que iban a ocuparla hasta poder hablar con un alto representante de Naciones Unidas sobre la situación en Cuba. Se encadenaron a los asientos y permanecieron allí varias horas. Fueron sacados a la fuerza y multados.

La naranja al medio

Al explicar en la edición príncipe de su mensuario “Por qué fue a la ONU la Agrupación Abdala” [3], la carga resuelta contra la “dictadura marxista-leninista” en Cuba vino acompañada de la descarga contra el exilio ilusionado con USA. De este modo se anticipó la crítica mordaz: “El Tío [Sam] ni me saca del lío ni me cruza el río” [4].

Los abdalistas nadaron contracorriente y su eslogan principal: ¡El futuro será nuestro! superó otra ilusión exiliar: Cuba como tacita de oro antes de 1959. Rechazaron asociar revolución con Fidel Castro y aclararon “Por qué somos revolucionarios”: Porque “revolución es destrucción de estructuras injustas, opresoras, y construcción de un nuevo andamiaje” [5]. Decir su verdad les costó hasta que fueran tachados de comunistas, como sigue sucediendo entre cubanos cuando alguien se atreve a exponer criterios ajenos a la autocomplacencia.

Abdala se batió en agitación y propaganda contra grupos pro castristas como la Brigada Antonio Maceo, cuyos integrantes eran denominados maceítos por el régimen y fueron etiquetados como lacayitos de Castro por los abdalistas. Sin embargo, la agrupación no se encandiló con la oposición pacífica. Amén de tanganazos como soltar ratones y bombas fétidas en exhibición de cine cubano (Nueva York) para que cundiera el pánico y poder noticiar: “Cancelado festival castrista” [6], nunca cedieron en que sólo la insurrección armada podía poner fin al castrismo.

Sus integrantes se entrenaban en el uso de las armas y profesaban el ideal de que el exilio iba a forjar el levantamiento en Cuba. Así y todo, Martín Duarte dejó claro en “Terrorismo, U.S.A.?” [7] que sólo se justificaban ataques contra objetivos inequívocamente militares. No en balde la agrupación editorializó la extensa y razonada crítica de Juan Clark — “El terrorismo y la lucha contra Fidel Castro”— a la voladura del avión cubano en Barbados [8].

La parte y el todo

Abdala no vaciló en alegar que “El terrorismo cubano es hijo de la CIA” [9], pero tuvo que lidiar con la distensión entre el mundo libre y el bloque comunista, así como con la tradición de violencia política entre cubanos. Hacia octubre de 1973, unos cuantos abdalistas se sumaron al Frente de Liberación Nacional de Cuba (FLNC) para dar guerra a Castro con bombazos.

Leonardo Viota sirvió de vocero al FLNC en Miami [10] y Martín Duarte largó en Union City (NJ) que las acciones del FLNC servían de medio a fin para reconocer a corto plazo al exilio como parte beligerante de la nación cubana [11]. A pesar de que otros abdalistas renunciaron como consecuencia del vínculo con el FLNC, la agitprop castrista despachó a la agrupación completa como banda terrorista. Para ello se valió incluso de chivatón infiltrado. El abdalista Manuel de Armas aparecería hacia mayo de 1976 ante la prensa en Cuba para dar el tinte más oscuro de terrorismo sin importar que el vínculo con el FLNC se había roto [12].

Hacer causa común por breve lapso con el FNLC alteró la marcha de Abdala, pero la puja por el protagonismo influyó más en que la agrupación se desbandara. Sólo que a diferencia de hoy en día, con oposición anticastrista plagada de pugnas intestinas por el acceso a recursos, participar en causa común fomentó en Abdala sólidas amistades e incluso matrimonios duraderos, como testimonian Rosario “Tati” McClain (Nueva York), Gabriela Rodríguez (Miami) y otros abdalistas.

Entretanto se desvanecía la esperanza de la guerra justa y necesaria, tanto por la indiferencia política de muchos cubanos en el insilio como por algo que Abdala había advertido en el exilio pero estimó superable: el viraje hacia la solución de los problemas cotidianos en USA. Y la vida mundana se impuso, como siempre, a los planes de redención. El llamado de “Compatriota: Si vas a Cuba sé ¡Sé útil!” [13] no surtió el efecto tan deseado de transformar en embajadores de la democracia y del anticastrismo a quienes visitaban a sus familiares en la Isla.

Coda

En El vino del estío [Dandelion Wine, 1957], Ray Bradbury puso en boca de un niño de apenas diez años, Tom Spaulding, la explicación vulgar de por qué las cosas buenas a veces salen mal: Dios, simplemente, “hace lo que puede”. Abdala hizo lo que pudo y llegó a hacerlo con cierta racionalidad y decencia que hoy se echan muy de menos en el anticastrismo tardío.

Notas

[1] Chicago Sting había perdido 2-0 el partido de ida en La Habana, el 21 de marzo. El partido de vuelta en Chicago quedó empatado 1-1.

[2] González-Férriz, Ramón: 1968: El nacimiento de un mundo nuevo, Debate (2018), 272 pp. En medio de la guerra de Vietnam y por entre convulsiones sociales (los disturbios en París, Tokio, Roma, Berlín y Madrid; los asesinatos de Martin Luther King y Bobby Kennedy; la masacre de Tlatelolco [México]; la invasión soviética en Checoslovaquia…), el espíritu del 68 engloba el cuestionamiento de los sistemas políticos sobre todo por jóvenes estudiantes que buscaban un mundo mejor que el legado por sus padres.

[3] Abdala, abril de 1971, 7. Antes circuló la publicación pionera Revista Abdala. La agrupación operó también Radio Abdala, reportada por primera vez en noviembre de 1977, que transmitía entre las 22:00 y las 03:00 GMT en el segmento de 7080-90 kHz por la banda de 40 metros.

[4] Zig Zag Libre, 1ro de marzo de 1973

[5] Abdala, Septiembre de 1971, 2

[6] Ibidem, marzo de 1972, 6–7

[7] Ibidem, marzo de 1980, 7

[8] Ibidem, Noviembre/Diciembre 1976, 3

[9] Ibidem, junio de 1977, 2

[10] Informe del Agente Especial Robert James Dwyer sobre Actividades Anti-Castro, marzo 27 de 1974, Expediente del FBI 109-584.

[11] Abdala, marzo de 1975, 6 s.

[12] Memorándum de SAC (Miami) al Director (FBI), Re: Bombazo contra el edificio de la OEA, 5 de diciembre de 1974, Expediente FBI 105-218964.

[13] Abdala, febrero-marzo de 1979, 1.3.


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