Efemérides de la Contrarrevolución Cubana
Juan Almeida fue uno de los apenas 20, entre los 99 asaltantes sobrevivientes, que recurvó con Fidel Castro en el yate Granma
El 11 de septiembre de 2009 fallece, casi a medianoche, el Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque por paro cardio-respiratorio contrarrevolucionario a sus 82 años. El parte oficial puntualizó: “En medio de las privaciones de un hogar humilde y numeroso [diez hermanos], con sus padres como guía, se formó en los más altos valores patrióticos y aprendió en la misma vida que la lucha es el único camino de los pobres para conquistar sus derechos”.
El coronel del Ejército de USA Esteban Beruvides había compilado que, próximo a cumplir 20 años, Almeida fue detenido el 6 de noviembre de 1946 “por haberle arrebatado una cartera a la ciudadana norteamericana Hallen Ayes, residente en Fort Lauderdale”. Así mismo indicó que “se dedicaba a la venta de marihuana en la esquina de San Isidro y Damas [Habana Vieja] en unión de su concubina Caridad Suao, alias La Conguita” [1].
En marcha con Fidel
El parte oficial revolucionario agregaba que Almeida “se sumó a la lucha contra la tiranía [de Batista] vinculándose con el compañero Fidel [y] era un obrero albañil hasta el asalto al cuartel Moncada”. Efectivamente, Almeida pertenecía a la célula del movimiento anónimo de Castro en el Reparto Poey (Arroyo Naranjo) y el viernes 24 de julio de 1953 trabajaba como ayudante de albañilería en el Cementerio de los Chinos (Vedado) cuando llegó el jefe de célula, Moisés “El Moro” Mafut, para decirle que Castro había ordenado salir por la tarde rumbo a Santiago de Cuba. Almeida pensó que iba a los carnavales de Oriente como premio por haberse destacado en las prácticas de tiro.
Los escogidos de la célula de Poey —Mafut, Almeida, Armando Mestre y Emilio Arbentosa— se fueron en el auto de Oscar Alcalde, quien también se encargaría de llevarlos —con excepción de Arbentosa— al asalto del Moncada. Mafut describe qué sucedió al llegar frente al cuartel:
“Cuando Alcalde para el carro, hacia la derecha, ya hacía rato que el tiroteo estaba andando. Mucha gente que habían dejado las máquinas corrían hacia atrás, pasándonos a nosotros. Yo me bajé a la derecha sobre una acera que va hasta Garzón. Mestre salió a la izquierda por atrás y Alcalde deja el timón y pasa por delante del carro. Almeida salió de atrás a la derecha sobre la acera. Nosotros seguimos a Alcalde hacia la Posta 3, pero ya estaba formado el lío, y vemos que Fidel entra en una máquina, y en esa misma entramos nosotros” [2].
Esa máquina era un Studebaker 1952 conducido por Ricardo Santana, de la célula de Artemisa, al cual se subieron, además de Fidel y Mafut, Alcalde, Almeida y cinco o seis más. La célula entera de Poey marcharía seguidamente con Fidel y otros desde la Granjita Siboney hacia las lomas cercanas. El grupo inicial de 20 fue escindiéndose y Almeida permaneció con Fidel [3] hasta que, por orden de este, bajó a entregarse con Mestre, Mario Chanes, Eduardo Montano y Francisco González. Poco después serían capturados Castro, Alcalde y Pepe Suárez.
Leyendas
Almeida encajó diez años por el asalto al Moncada y fue uno de los apenas 20, entre los 99 asaltantes sobrevivientes, que recurvó con Fidel en el Granma. Lo demás es historia más que contada, incluso por el propio Almeida en una ristra revolucionaria de memorias [4] que corre desde Contra el agua y el viento (Premio Casa de las Américas, 1985) hasta La Aurora de los héroes (1999), pasando por ¡Atención! ¡Recuento! Presidio. Exilio. Desembarco (1992).
Sin embargo, Larmar Waldron y Thom Hartmann se apearon —en su libro sobre el asesinato de JFK— con que Almeida habría conspirado junto a un exiliado a quien conocía de antes: Enrique (Harry) Ruiz-Williams, asistente informal del Fiscal General Bobby Kennedy. El plan era derrocar a Castro hacia diciembre de 1963 mediante golpe de Estado que combinaba la ejecución del dictador con el reenganche invasor de la Brigada 2506. Uno de los pasajes del libro reza: “A down payment of $50,000 ($289,000 in today’s dollars) was actually made to Almeida” [5].
Waldron y Hartmann explican que la mafia se enteró del plan —gracias a sus nexos con la CIA en virtud de anteriores planes de atentado contra Castro— y urdió entonces vincularlo con el asesinato del presidente Kennedy para impedir así la investigación a fondo. Bobby Kennedy había emprendido cruzada contra la mafia, pero los capos razonaron que matarlo movería a JFK a tomar represalias, mientras que matar al presidente serruchaba el piso al Fiscal General. Lograron hacerlo al tercer intento [6], pero el asesinato de JFK habría malogrado sin remedio el presunto plan Ruiz-Williams - Almeida.
Coda
El exilio no debe escandalizarse con esta pieza de Waldron y Hartmann sobre el Comandante Almeida. Máxime si los medios en Miami han permitido que su hijo Juan Juan, luego de acusado en Cuba de traficar tabacos*, trafique en USA ideas tales como que el coronelito hijo de Raúl Castro dirige el país dictando cada domingo, durante la sobremesa del almuerzo en casa de su padre, las pautas de política exterior e interior del gobierno dictatorial.
Notas
[1] Cuba: Microbiografía de los fiscales y miembros de los Tribunales Revolucionarios, Miami: Colonial Press International (1992), 13.
[2] Entrevista del historiador Antonio Rafael de la Cova con Moisés Mafut y Jaime Costa, el 7 de agosto de 1984, en 11431 S.W. 40 Terrace (Miami).
[3] Chanes contó que Fidel increpó a Almeida y Mestre porque, como se quedaban atrás, pensó que iban a zafarse del grupo. Ambos negaron enfáticamente tal intención.
[4] Para memorias estrafalarias del mismo palo, véase Almeida, J. J.: Memorias de un guerrillero cubano desconocido, Espuela de Plata (2009).
[5] Larmar Waldron, L. y Hartmann, T.: Ultimate Sacrifice: John and Robert Kennedy, the Plan for a Coup in Cuba, and the Murder of JFK, Accesible Publishing System PTY (2010), 125.
[6] La secuencia de atentados contra JFK el 2, 18 y 22 de noviembre de 1963 en Chicago, Tampa y Dallas, por ese orden, se atribuye a los respectivos capos Johnny Roseli, Santo Trafficante y Carlos Marcelo.
* En 2003 Juan Juan Almeida regresó a Cuba en medio de acusaciones de desvíos de fondos de inversionistas, tráfico de habanos y participación en una red que proporcionaba pasaportes y visas ilegales a ciudadanos cubanos para entrar en México. Almeida García negó estas acusaciones y las autoridades cubanas no pudieron presentar evidencias delictivas para encausarlo (Nota de la Redacción de Cubaencuentro).
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