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El debate y los comentarios en la Web (II)

Segunda de un texto en tres partes

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Aparece en el Granma (8 de junio de 2018) un artículo firmado por Miguel Cruz Suárez protestando por el uso del término “oficialista” calificándolo de peyorativo; excusa a los oficialistas (perdón, no existe otro término) por su falta de cultura general y por último culpa a los “no oficialistas” de propiciar “desunión” que según el escribidor nos pondrá a combatir en dos bandos opuestos.

El partido&gobierno tiene el monopolio mediático representando solo sus intereses. Para publicar en ellos hay que reflejarse las posiciones oficiales y por extensión quien lo haga es oficialista. La definición de la RAE dice que oficial es: Que emana de la autoridad constituida; (…). Semánticamente está bien aplicado el término.

Para Raymond Aron, filósofo, sociólogo y comentarista político francés, la consecuencia de la aplicación de un régimen de partido único es la dominación total de la sociedad. Por tanto, la ideología se convierte en verdad oficial del Estado, ocurre la fusión entre sociedad civil y Estado y entre partido y Estado: creación del partido&gobierno. Análisis nunca desmentido en la práctica implica que este tipo de régimen convierte a todos los Estado-dependientes laboralmente en oficialistas, trabaje en el estamento político, gubernamental, militar o en las poleas de trasmisión de la política del partido, léase organizaciones de masas. Políticamente está bien empleado el término.

Es en los medios digitales donde se puede disentir de la política oficial. Además del riesgo y las limitaciones —para los de adentro— quien lo haga recibe insultos y descalificaciones de los “oficialistas”. El trotskista, anarquista, social demócrata, demócrata cristiano o lo que sea es “apátrida” “traidor”, “vendido al imperialismo”, etc. sin distinción.

El escribidor canta loas a los que ocupan actividades de dirección “en medio de tan difíciles coyunturas”, sin analizar las causas del por qué son tan difíciles. Solo un comentario al margen: el presidente del Gobierno español devenga 2,6 veces el salario medio del país (81 mil y 31 mil euros anuales respectivamente) ¿Sabe la diferencia de ingresos entre los que ocupan la cúpula político militar cubana y el salario medio de un trabajador de 29 CUC mensuales? Y no hable del salario según nómina, hablemos de ingreso real.

En el artículo se reconoce eufemísticamente que “muchos de nuestros cuadros no son eruditos (…), muchos carecen de hábito de lectura (…)”. Esas deficiencias culturales se reflejan en la negativa explícita a debatir ideas y situaciones objetivas, apelando a la represión y el insulto.

Los “oficialistas” son eso, oficialistas en buen uso del idioma y la realidad política, pero los no oficialistas no son todos, ni siquiera la mayoría, merecedores de los términos que el oficialismo les endilga, suelen ser personas informadas, no creyentes a priori en la “historia oficial” para explicar los desastres del país.

Por último, el tema de la unidad. El articulista confunde este término con la unanimidad lograda en los órganos del partido&gobierno mediante la selección y tránsito por todos los filtros, muchos, incluido el Gran Hermano. Los británicos conservadores, liberales o laboristas luchaban en los cielos, en los mares y en tierra contra los nazis. Simultáneamente sus respectivos partidos debatían en los espacios políticos sus propuestas para el mejor gobierno. Eso ocurría todas en las democracias opuestas a los Estados totalitarios en la II Guerra Mundial. El desenlace lo conocemos. La totalitaria Unión Soviética se anexó o convirtió en satélites millones de km2. Todos sabemos cuánto duró y cómo terminó ese vasto imperio de partido único.

Diversidad es mejor que falsa unanimidad. Nuestra república —con luces y sombras— en medio siglo cuadruplicó la población, multiplicó por diez el producto interno bruto, su moneda se cotizaba a la par del dólar, mostraba saldo migratorio positivo, balanza comercial favorable, no tenía deuda externa y los indicadores sociales estaban a la par de los países más desarrollados. Los problemas que mostraba están hoy elevados exponencialmente. Esas son verdades que muestran las estadísticas oficiales.

Resumiendo: la libertad de opinar no solo es un derecho universalmente reconocido, es fundamental para el desarrollo socioeconómico. Para José Martí: Libertad es el derecho que todo hombre tiene a ser honrado, y a pensar y hablar sin hipocresía. O.C. t 18, p 304.


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