Actualizado: 27/03/2024 22:30
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Sociedad

La isla Sheraton

Hoteles y discriminación: ¿Exige La Habana a otros lo que prohíbe a los cubanos en su país?

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Suponiendo incluso que resulte mezquino y ofensivo que no se permita a estos funcionarios hospedarse en hoteles propiedad de ciudadanos estadounidenses, o en otro hotel de cualquier parte del mundo, ¿cómo calificar la prohibición a los cubanos que, dentro de su país, no tienen derecho a hospedarse en los mejores hoteles, ni siquiera aquellos pocos ciudadanos que cuentan con las posibilidades económicas para hacerlo?

Este detalle se puede aderezar con un ingrediente adicional del absurdo: en determinados hoteles de Cuba, los nacionales no podemos entrar portando mochilas.

Caer en la tentación

Para disgusto de La Habana, la Secretaría de Relaciones Exteriores de México consideró que el desaguisado en el Sheraton "es un asunto entre particulares".

Según AFP, el consultor jurídico de la cancillería, Joel Hernández, explicó en rueda de prensa que si la casa matriz de Sheraton y el gobierno estadounidense hubiesen impuesto una multa a la filial mexicana, se habría producido una violación de la soberanía.

"El Departamento del Tesoro ordena a la casa matriz (del Sheraton), la casa matriz gira una directiva interna, la directiva interna obliga al Sheraton (en México) a la salida de los nacionales cubanos: existe un efecto transnacional, pero no existe una violación a la soberanía", agregó Hernández.

Igualmente, el funcionario afirmó que esta acción del Sheraton no supone un delito, sino "una infracción de carácter administrativo que tiene como consecuencia una sanción pecuniaria", la cual podría llegar a los 442.000 dólares, de acuerdo con la misma fuente.

Sin embargo, la cúpula del poder en la Isla busca cualquier motivo para atomizar su endémico conflicto con Estados Unidos y magnificarlo a niveles impredecibles: azuza a terceros a participar tomando partido por Castro. Y cuando no es secundada en tales empeños, acusa a estos gobiernos de serviles a la potencia imperial. Ya se sabe de la poca simpatía que profesa el régimen cubano al presidente mexicano.

Todo parece indicar que Washington está dispuesto a incrementar las medidas para castigar económicamente a La Habana, pese a su probada ineficacia. En todo caso, Bush sigue ofreciendo municiones al régimen para apelar a la vieja y manida imagen del pequeño David enfrentando al gigante Goliat. En esta ocasión, el gobernante norteño se dejó arrastrar por la tentación (¿provocación?) del viejo zorro antillano.

Aunque, en definitiva, lleva razón el señor Kirby Jones, presidente de la Asociación de Comercio Cubano-Estadounidense, al sugerir que tal vez los cubanos deben averiguar, antes de hospedarse en cualquier ciudad, cuál es la nacionalidad de los dueños del hotel que elijan. Eso evitaría disgustos y ahorraría dinero al pueblo…, ¡perdón!, al Estado cubano.

De paso, aclaro al señor Jones que creer que los funcionarios cubanos (que a diferencia de la mayoría de los nacionales, gozan frecuentemente del privilegio de viajar fuera de la Isla) ignoran la ciudadanía de los propietarios de un Sheraton, es sólo comparable con la opinión de que algún cubano ignora quién es el autor de los editoriales del Granma. Menuda inocencia.


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