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Sociedad

Una competencia irrisoria

En la costa norte de la Isla han sido instaladas estaciones de televisión con el propósito de interferir señales extranjeras.

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La decena de nuevos canales de televisión municipales inaugurados en Cuba desde 2006 hasta la fecha podrían parecer obra del milagro.

Concebidos, la mayoría, con tecnología básica para la teletransmisión, fundamentalmente de procedencia asiática —pero moderna en todos los casos—, los llamados "telecentros" son la constatación de una idea de Fidel Castro, quien los creó para bloquear desde la costa norte de la Isla las cada día más frecuentes y perceptibles señales de Radio y Televisión Martí.

Esa verdad, concebida en uno de los mítines del Comandante con los máximos dirigentes del Departamento Ideológico del Comité Central del Partido, el ICRT y la Unión de Periodistas de Cuba, es poco divulgada por la prensa oficialista.

La antítesis de que esos centros no son más que uno de los mecanismos que posibilitan la formación de una "cultura general e integral en el pueblo", es manejada casi con absolutismo.

Así han surgido nuevas señales como Canal Habana (antiguo CHTV), en la capital, y en las ciudades de Nuevitas, Cárdenas, Baracoa, Morón, Sagua la Grande, Moa, entre otras.

El mismo perro, pero…

La llamada televisión territorial es un fenómeno que nació de las probadas teorías de acceso y participación, propuestas y llevadas a la práctica por estudiosos latinoamericanos de los medias, con la colaboración de especialistas de Europa y Estados Unidos. Es definida como una ventana donde deben asomarse las culturas de las comunidades, sin ninguna otra pretensión que no sea la de retratar la imagen cercana que rodea a dichas poblaciones.

Con esa premisa surgió en Cuba, hace más de una década, la Televisión Serrana y se intentó modificar la programación habitual de los telecentros provinciales. Pero no ha sido esa la misión inicial de las nuevas estaciones. No es casual que muchas de ellas hayan salido al aire aun sin completar el personal técnico ni el talento artístico. Algunas sólo son corresponsalías de televisión con equipos de transmisión.

En horario nocturno se puede acceder a una programación uniforme, con programas enlatados "sugeridos" y aprobados por el ICRT. Además de la obligatoria Mesa Redonda y el Noticiero Nacional de Televisión, son vistas series amorfas de contenido, largas en su extensión, pero idóneas para un horario donde es sabido que ocurren las mayores interferencias en las señales nacionales de televisión.

Los televidentes de Camagüey, por ejemplo, ven actualmente una copia de una telenovela argentina llamada Alas, poder y pasión, que carece de las más mínimas normas técnicas para la teledifusión. Esa misma telenovela se proyecta en todos y cada uno de los nuevos telecentros, acompañada de archiconocidos seriales españoles como Aladina y Brigada Central, también con deficientes parámetros técnicos.

Aún muchos se preguntan qué aportan esos materiales a la "lucha por la cultura". Lo cierto es que con ellos se protagoniza una sostenida batalla contra las otras señales, esas que penetran en las frecuencias de los canales Cubavisión y Tele Rebelde y han provocado algunas notas oficiales para intentar hacer ver tales acontecimientos como fenómenos climatológicos.


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