Actualizado: 18/04/2024 23:36
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Opinión

Un error de peso

¿Se apresura Washington al considerar a Raúl Castro una versión 'light' de su hermano?

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Otro aspecto a destacar es lo limitado del discurso de Raúl: está hablando para dos públicos exclusivamente, el de Estados Unidos (la administración norteamericana y el exilio) y el de la Isla.

Para quienes viven en Cuba queda claro que en los próximos meses no verán la más mínima posibilidad de una apertura democrática, quizá incluso ocurra todo lo contrario. Por lo pronto continuarán las movilizaciones militares, no como una respuesta a una amenaza real (el mismo reconoce que se trata de una acción preventiva y que lo demás es "retórica"), sino como un ejercicio de control. Al pueblo hay que mantenerlo "entretenido" y para un militar no hay un entretenimiento mejor que un entrenamiento: poner a la gente a marchar y a cavar trincheras.

Esta práctica le sirve además para matar dos pájaros de un tiro: convierte cualquier intento de resistencia pacífica y retraimiento en un acto de deslealtad militar y deja claro que el país está regido por un gobierno militar: la vida cotidiana convertida en una sucesión escalonada de maniobras bélicas.

No tomárselo a la ligera

Respecto a Estados Unidos establece un discurso de apariencia moderada, en que vuelve a referirse a la disposición de La Habana a negociar con Washington. No agrega nada nuevo ni ofrece un primer paso, pero enfatiza esta actitud con un lenguaje desprovisto de referencias ideológicas. Ni la más mínima huella del vocabulario de su hermano.

Si con Washington Raúl quiere mostrar que es una persona práctica que no suele "exagerar peligros", con el exilio opta por ignorarlo: no hay referencias a la "mafia de Miami" ni comentarios sobre "planes terroristas" desarrollados por las organizaciones de esta ciudad.

Una vez más vuelve a aparecer el hombre práctico, al referirse a lo que podría considerarse el único "logro" del exilio desde que se supo de la enfermedad de Castro.

Frente al incremento de los recursos dedicados a las transmisiones de Radio y TV Martí, responde que "en definitiva están gastando sumas millonarias de dinero del contribuyente norteamericano para lograr el mismo resultado de siempre: una televisión que no se ve".

Creo que a la larga este argumento podría resultar más efectivo, entre los ciudadanos y congresistas norteamericanos, que las clásicas respuestas airadas de Fidel.

Se apresuró el Departamento de Estado al considerar a Raúl una versión "light" de su hermano. No es posible predecir aún si estamos en los comienzos de otro castrismo o asistimos a un paréntesis del conocido. En todo caso, Raúl puede resultar un gobernante con el que se puede negociar, sólo que la negociación no va resultar nada fácil y es mejor no tomárselo a la ligera.


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