Actualizado: 28/03/2024 20:07
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Mariel: 25 años después

Crónica de cuatro vidas

Cerca de doscientos exiliados viven aún en Perú agradeciendo o maldiciendo la suerte de salir de Cuba.

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Con una sonrisa fresca dice que ya echó raíces y tiene críos. Tiene cuatro hijos, le encanta la cocina, y con la boca hecha agua porque ya es la hora del almuerzo, al estilo de un chef de barrio bajo, nos cuenta cómo se prepara el arroz congrí y el cerdo. "Si no tienes plata, estás cagado. En la vida del ser humano siempre hay un vacío y uno sale para llenar ese vacío. Pero te encuentras con una dura realidad".

Como haciéndole honor a aquel verso de Vallejo: cuando algo se va, algo se queda, Raúl repite: "La vida no es fácil aquí afuera". Recuerda que entró de casualidad a la embajada con un amigo, entre un trago y otro, como quien hace una travesura que ya dura más de veinte años: "A veces los caminos se te abren, otras no".

Mercedes Álvarez: "No me tomes fotos, porque si eres de 'Papá', me jodes"

Habla a gritos, como si su interlocutor estuviera a tres cuadras: "No es fácil, chico. Mira, yo ando apurada porque la lavadora es alquilada y el hombre viene a cada rato a pedírmela o, si no, me cobra más. Esto aquí no es peor que en Cuba, sólo que hay que adaptarse. La diferencia es que allá estás en lo tuyo, con tu gente".

Mercedes salió con 21 años, junto a su marido chofer y tres hijos bebés. Estuvo 59 días en el patio de la embajada cocinando en una lata de leche con trapos que cortaba de su camisa y pantalones, para poder hacerle un caldito con agua y un poco de arroz a su bebé de nueve meses.

"Al final estábamos casi en taparrabos". Pero la cosa no cambió mucho cuando estuvo cuatro años viviendo en una carpa en el parque Túpac Amaru. Hoy tiene siete hijos, tres nietos y las diez uñas de los pies pintadas de rojo. En Cuba estudió para auxiliar de enfermera, pero ahora hace consultas con caracoles y santos afrocubanos para curar los males del alma.

Mercedes pertenece a la escuálida Unión de Cubanos Exiliados en Perú, conformada por 56 personas, quienes en la juramentación de Toledo manifestaron su desacuerdo con el gobierno de Fidel Castro. Nos dice: "Cuando uno da un paso pa' lante no puede dar uno pa' atrás. Arrepentirse, para qué. Aquí hay bastantes que se han malogrado y son drogadictos. La situación es difícil, por eso es que entran en cosas ilegales".

Ese domingo llena sus ollas con lo que hubiera preparado en Cuba en un día de bonanza: arroz con frijoles negros, carne de cerdo y plátanos verdes fritos. Por un momento apaga su voz gritona y su lavadora destartalada, y dice melancólica: "Aquello está tan jodido, que nosotros nos sentimos bien en cualquier parte".

¿No hay otros paraísos que los paraísos perdidos?

Inicialmente, a través del puerto cubano de Mariel, partieron 9.000 de los que ingresaron en la embajada, con destino a Miami en pequeñas embarcaciones. Alrededor de 850 restantes fueron llegando a Lima durante 1980, para ubicarse provisionalmente en carpas en el parque zonal Túpac Amaru.

De los que llegaron a Lima, casi el 90% siguieron curso migratorio con destino a EE UU y otros países de América Latina, en el transcurso de quince años (1980-1995). Actualmente, se encuentran en Lima cerca de 200 cubanos exiliados, ubicados en distintas zonas populares como Comas, Villa El Salvador y Pachacamac. En este último reducto vive casi el 1% de los cubanos de los más de 10.000 que ingresaron a la embajada peruana en 1980.

Su barrio se encuentra en un sector ubicado en la Avenida Republicana, manzana "J", Lote 31, en la zona de Pachacamac que colinda con Villa El Salvador. En este paraje llano y difícil hicimos este reportaje el pasado año: allí viven aproximadamente 100 cubanos en malas condiciones económicas. En vista de lo sucedido en 1980, el gobierno peruano ha decidido no otorgar visas a los cubanos, salvo casos excepcionales.


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