La Habana admite haber entregado armas a las guerrillas

La Habana entregó armas a guerrillas de América Latina según la posición hacia la Isla que tuviera el gobierno donde actuaban los grupos insurgentes, admite Fidel Castro en su libro La paz en Colombia, al abordar un asunto de alta sensibilidad en las relaciones de Cuba con la región, informó este sábado el diario mexicano La Jornada.

"En cuanto al suministro de armas a los revolucionarios", señala el ex gobernante, "nos ateníamos al carácter beligerante o no de los gobiernos de los países hermanos con relación a Cuba. Dependería del desarrollo concreto de la lucha en cada uno de ellos".

La Jornada apuntó que el gobierno cubano había reconocido, en el pasado, el respaldo que dio a fuerzas guerrilleras (como entrenamiento y asesoría militar, posiciones políticas y asistencia médica), "pero el suministro de armas ha sido tratado con extrema discreción".

Durante la presentación del libro, el funcionario del Partido Comunista José Arbesú precisó que la Isla "no ha entregado armas ni financiamiento a las guerrillas colombianas".

Según el relato, agrega el diario mexicano, en la etapa final de la insurrección sandinista en Nicaragua, en 1979, La Habana acordó con el presidente Rodrigo Carazo, de Costa Rica, facilitarle medios antiaéreos para enfrentar a la aviación somocista, al mismo tiempo que en territorio costarricense se entregarían armas a los nicaragüenses.

Agrega que La Habana entrenó a una fuerza para que se sumara a las filas sandinistas, en las que había asesores cubanos. Castro reproduce un telegrama en el que da instrucciones operativas precisas a uno de sus hombres en el frente sur de Nicaragua.

El libro también cuenta que la guerrilla salvadoreña se adiestró en la Isla en técnicas vietnamitas de aproximación al objetivo y uso de explosivos tras las líneas enemigas. Apunta que las armas de la insurgencia salvadoreña eran las capturadas a Estados Unidos por los vietnamitas, que después las trasladaron a Cuba.

En América Central, "el esfuerzo de Cuba se consagró a la búsqueda de la unidad. Constan las actas y fotos de los momentos históricos en que ésta se logró", señala Castro, según La Jornada, en relación con el activismo cubano para poner bajo mandos únicos a las distintas corrientes guerrilleras en El Salvador, Guatemala y Nicaragua.

Aunque el libro incluye algunos documentos secretos, La Habana mantiene aún en reserva el grueso de su relación de cinco décadas con la izquierda latinoamericana, civil y armada.

Castro justifica así la incursión cubana en la región: "No teníamos (…) derecho a inmiscuirnos en los asuntos internos de cualquier otro país, como no fuese con el inevitable impacto de los acontecimientos".

"Infortunadamente, fueron los gobiernos de los demás países (…) los que, presionados por Estados Unidos, rompieron normas morales y principios legales y se sumaron a la agresión contra Cuba", añade, en alusión a la ruptura política masiva del hemisferio con La Habana en los años sesenta.

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