Preocupación en la Iglesia cubana por nuevos obispos 'sin compromiso' con la situación política
- Según fuentes eclesiales, el nombramiento de monseñor Serpa en Pinar del Río hace peligrar el futuro de la revista 'Vitral'.
- Carlos Baladrón, sustituido por el Papa en Guantánamo, se recupera en España de una 'depresión'.
SE DICE QUE el nombramiento de dos nuevos obispos para Cuba viene a confirmar la filosofía de una cúpula eclesial menos conflictiva y más alejada del enfrentamiento con el régimen, coincidieron varias fuentes consultadas.
El Vaticano nombró la semana pasada a Wilfredo Pino y Jorge Serpa como titulares de las diócesis de Guantánamo-Baracoa y Pinar del Río, respectivamente.
Pino sustituye a Carlos Baladrón, quien presentó su renuncia por motivos de salud. Fuentes cercanas a monseñor Baladrón han seguido de cerca el proceso de aislamiento y depresión que acompañaron al obispo en los últimos meses, situación que no era ajena al resto de los prelados en la Isla.
Según allegados al tema, una vez más ha prevalecido el modus operandi de salvar el prestigio de la "institución" a costa de la persona. "Cuando se hizo demasiado evidente el grado de deterioro moral y físico de monseñor Baladrón, el cardenal Ortega ordenó sacarlo inmediatamente del país", alegan. El ahora ex titular de la diócesis de Guantánamo-Baracoa se encuentra recuperándose en España.
Por otro lado, algunos ven en el nombramiento de monseñor Serpa, en Pinar del Río, la "crónica de una muerte anunciada". El nuevo obispo recibe la diócesis que más ha trabajado la cuestión social en Cuba, la que alberga la revista Vitral y el Centro Cívico de Formación Religiosa, dos proyectos que cuentan con más de 12 años de dificultades, persecuciones y sufrimientos, tanto del Estado cubano como de algunas autoridades religiosas del país.
Se dice que el cardenal Ortega no comparte la "línea de compromiso social" del clero pinareño. Tampoco simpatiza con laicos como Dagoberto Valdés, director de Vitral. "Poco se puede esperar de este nombramiento", razonan los más críticos con el perfil orteguista de Serpa, "porque dista mucho de ofrecer una línea de continuidad con la labor pastoral mantenida por sacerdotes, religiosas y laicos" en el extremo más occidental de la Isla.
Donde tampoco parece que mejoran las cosas es en Holguín. El obispo Emilio Aranguren, que sustituyó a Héctor Peña el año pasado, ha roto los puentes construidos por el anterior prelado entre la diócesis y la intelectualidad contestataria. Según se dice, a cambio de un programa de radio, al menos un par de veces al año en la emisora provincial Radio Angulo. Aranguren también puso punto final al apoyo de la diócesis de Holguín a la revista literaria Bifronte.
Las voces más críticas dentro del clero cubano miran ahora hacia febrero, cuando probablemente se haga pública la renuncia canónica de monseñor Pedro Meurice, arzobispo de Santiago de Cuba. El nombre que suena para sucederle, Dionisio García Ibáñez —actual obispo de Bayamo-Manzanillo—, se aleja del perfil de compromiso social de Meurice, con lo que se completaría una nómina episcopal esquiva a denunciar la falta de libertades y las violaciones de los derechos humanos en la Isla.
"No esperemos que a Meurice le suceda un hombre de su talla moral y cívica. Hacen falta buenos pastores o terminaremos sacrificando todas las ovejas", advirtió una de las fuentes consultadas.
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