Con la tinta fresca

Como cada año, la Editorial Verbum se prepara para la Feria del Libro de Madrid, que se celebrará del 31 de mayo al 16 de junio en el Parque del Retiro. Durante esos diecisiete días, en la caseta 292 se podrán adquirir, aparte de otros títulos de su copioso catálogo, las novedades más recientes publicadas por Verbum.

En esa lista, la presencia de los autores cubanos es notoria. Conviene apuntar que, de acuerdo a la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, Verbum es la editorial que cuenta con el catálogo de literatura cubana más completo. En narrativa, entre los libros que se presentarán en la Feria figuran obras de autores como Amir Valle (Tu rostro más secreto), Ángel Antonio Vidal (Cuadernos insulares), Rolando Pérez (Mesetas de espejos. Un libro para niños, camellos y ballenas), Alfredo Zaldívar (Vida y obra del trichimicrobiado y cosmogónico vate de la ética y vate imán Antonio Eulogio Hernández Alemán conocido como Seboruco) y Arturo Arango (Límites y escombros), novela que fue reseñada en este diario.

Acerca de la novela de largo título de Zaldívar, en la contraportada se apunta que, aunque tiene como soporte la historia y cuenta la vida de un personaje real, no es otra cosa que una fábula. Y se añade que el disparate, la picaresca, el pastiche y el choteo y la parodia son algunos de los muchos recursos a los cuales el autor ha echado mano para entregar un fresco hilarante de la Matanzas de finales del siglo XIX y principios del XX.

También Amir Valle parte de un personaje real, aunque su vida, y la de su padre, parecen anécdotas arrancadas de las páginas de una novela histórica de espionaje. Con ese material, Valle ha urdido una trama de complicidades secretas entre la Stasi, la KGB soviética y el DSE cubano, aderezadas con anécdotas personales de los protagonistas en su contacto con controvertidos personajes de la política del siglo XX como el Ché Guevara, Camilo Cienfuegos, Fidel y Raúl Castro, entre otros. La única ficción en esta novela es la necesaria adecuación de la trama y la dramaturgia a la estructura del género.

En Cuadernos insulares, Vidal ha reunido cuentos que recrean la absurda cotidianeidad cubana. En una de las narraciones, unos maleantes rastrean a un profesor norteamericano de paso por La Habana, mientras unos policías de vodevil intentan echarles el guante. En otra, tras el paso de un ciclón, un testigo fantasmagórico contempla perplejo las angustias de una familia que vigila a sus vecinos y teme por el advenimiento de una epidemia. El ejercicio de una extravagante sexualidad, la violencia como gesto catártico y el humor corrosivo como salfumán, son algunos de los elementos que cruzan las páginas de Cuadernos insulares.

Rolando Pérez sostiene que una de las características culturales de esta época es la poca importancia que se le presta a los mitos en la vida cotidiana. Erróneamente separamos el mito del conocimiento analítico a priori, y viceversa, cuando en realidad incluso la ciencia moderna los emplea para comunicar sus teorías abstractas. En ese sentido, Mesetas de espejos es un libro de imágenes, de reflejos (individuales y colectivos) que a través de relatos y fábulas intenta darnos alguna idea de donde estamos en la Tierra y donde podemos terminar. Como se apunta en la contraportada, Mesetas de espejos es un texto que dialoga con obras literarias, cine, política, filosofía y arte. A veces nos recuerda a Virgilio Piñera, Italo Calvino o Henri Michaux, pero siempre en su propia voz.

Entre las novedades de poesía, está la antología Cien poemas de amor, de José Ángel Buesa, compilada por Virgilio López Lemus, quien además firma el estudio introductorio. Pese a sus detractores, Buesa es uno de los poetas cubanos más leídos. Décadas después de haber sido escritos, sus poemas siguen acumulando lectores, razón por la cual sus libros continúan reeditándose.

También disfruta de popularidad en Cuba Juan José Nápoles Fajardo, El Cucalambé, de quien Verbum ha publicado la antología Mi trova humilde y sincera. Acerca de su obra, José Lezama Lima escribió: “Hay en él una primitividad, una frescura inaugural, que no ofrecen ni Poveda ni Fornaris. Tiene una alegría matinal, el nacer de todos los días en nuestros campos”.

Un rescate valioso

En La noche y Cuba, Víctor Rodríguez Núñez recogió una muestra de su abundante producción poética. Creador ampliamente reconocido y publicado en varios países, en la contraportada de La noche y Cuba se reproducen opiniones, entre otros, del argentino Jorge Boccanera, quien expresa: “A cuarenta años de su primer libro… el cubano Víctor Rodríguez Núñez continúa forjando una obra singular e insoslayable en el mapa de la poesía latinoamericana actual, merced a una voz repujada por diferentes búsquedas expresivas”.

Para cuando se inaugure la Feria, debe haber salido de la imprenta Teatro, de Yunior García Aguilera. Recoge cinco piezas que forman parte de una decalogía aún por completar: Semen, Jacuzzi, Sangre, Asco y Pasaporte. Autor de un lenguaje escénico propio, García Aguilera ha creado una escritura compleja, esclarecedora y polémica, sin dogmatismos estéticos y dotada de una especial sensibilidad para indagar en los problemas más acuciantes de Cuba.

Un rescate valioso es el de El 6 de enero de 1871, que desde que apareció en 1893 nunca más se había publicado. En ese desgarrador testimonio, Melchor Loret de Mora narra uno de los hechos más crueles cometidos en las últimas décadas del siglo XIX. Una noche, dos soldados españoles invadieron el humilde bohío de la familia Loret de Mora, perdido en las sabanas camagüeyanas. Robaron todo lo que encontraron de valor, después mataron a machetazos a dos mujeres y tres niños y antes de irse prendieron fuego a la casa, con los cadáveres dentro. Melchor, que entonces tenía seis años, logró escapar y fue testigo de la abominable masacre. Es lo que años más tarde contó en el libro que ahora reedita Verbum.

En el género ensayístico, la lista es numerosa y cubre temas muy diversos. En la Feria, Verbum presentará obras de Ernesto Sierra (Leopoldo Marechal y José Lezama Lima: Luces y sombras de la ciudad letrada), Carlos González Palacios (Revolución y seudo-revolución en Cuba [1948]), Yoandy Cabrera (Mito y política en Cuba), Yam-Nick Menéndez (La ficción y lo policial en las Cuatro Estaciones de Leonardo Padura), Luis Álvarez (El cronista teatral Alejo Carpentier), Reiner Pérez-Hernández (Del reverso al vacío. Los trabajos de la memoria “negra”) y Alejandro Martínez (La vuelta al lenguaje en el vanguardismo español). A esos títulos se suma El saber generoso e iluminador, una antología de artículos y ensayos de Enrique José Varona.

Un título que, a no dudarlo, ha de despertar gran interés es Caribe: desde y contra. Se trata de la obra póstuma de Edmundo Desnoes, quien la empezó a escribir en 1979. En el texto de la contraportada es descrita como un “ensayo de claro aliento antiimperialista, que recorre las heridas de la región desde el desembarco colombino hasta el turbio presente, y donde el objeto de estudio viene tan definido y homologado por sus circunstancias históricas o geográficas como por las tentaciones depredadoras del vecino del Norte”.

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