Actualizado: 27/03/2024 22:30
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| Cultura

A debate

Indignación intelectual (III)

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Querido Arturo,

Supe ayer por Desiderio que habían tenido (quiénes?) una reunión con el Ministro y que estaban esperando "alguna" decisión. ¿Cuál? ¿De quién? No sé cómo han seguido moviéndose las cosas en las últimas horas, pero lo cierto es que ninguno de los participantes en dicha reunión ha dicho hasta ahora nada concreto sobre lo que allí se discutió. ¿Hubo acaso algún compromiso de mantener la discreción?

Debo confesarte que en las actuales circunstancias y dado el tono de sinceridad y "transparencia" que ha prevalecido en estos intercambios públicos cualquier manifestación de "secretismo" me parece fuera de lugar. ¿No lo crees así? Si estamos estrenando un estilo de debate virtual que tiene la gracia —y la valentía— de no ser anónimo, ¿por qué no mostrarnos todas las cartas? Ya es bastante incómodo que muchos interesados se hallen excluidos por no tener correo electrónico ni teléfono, o por no estar en nuestras listas de direcciones. Me parece que TODOS debemos tener el privilegio de compartir TODA la información. Nadie sabe qué tipo de "decisión" se está esperando, o se estuvo de acuerdo en esperar. ¿Acaso una simple disculpa del ICRT por sus meteduras de pata? ¿Alguna propuesta de sanción quizás? ¿Para quién o quiénes?

En mi opinión, nada de esto me parece realmente importante. Ya todos hemos visto esas películas. Ni las disculpas (verdaderas o falsas), ni las sanciones (donde los sancionados a menudo "caen para arriba" o incluso son premiados años después con programas en la TV) van a arreglar nada. A estas alturas la mayoría está esperando decisiones más serias, más respetuosas, y sobre todo más amplias, más abarcadores, que permitan vislumbrar soluciones a toda una gama de malestares y preocupaciones que aquí se han planteado (y a otras muchas que no se han planteado) "a propósito" del caso Pavón.

No hay que ser muy inteligente para notar que no son problemas de orden sindical o "gremial", es decir, que afecten sólo o principalmente a los trabajadores de la "cultura", sino que son problemas que interesan a todo el pueblo. ¿Acaso estamos defendiendo vanidosamente nuestra minúscula "libertad de expresión, de creación" como escritores y artistas?, ¿nuestro derecho a no ser censurados y por supuesto a no tener que autocensurarnos por miedo a ser censurados? Esto, es cierto, ha sido catastrófico para nuestra producción intelectual, literaria y artística, pero estoy convencido que a los demás sectores de nuestra población les gustaría reclamar estos mismos derechos a poder expresarse sin tener que mentir, ni susurrar, ni vivir dobles vidas, a ser socialmente, ideológicamente, políticamente sinceros, sin miedo a las censuras y reprimendas de las otras muchas instituciones con las que estamos relacionados como ciudadanos.

TEMA: La exaltación de ex comisarios políticos

De donde se desprende entonces que no es sólo un asunto de "política cultural". Al parecer seguimos entendiendo la cultura en su formato reducido, elitista, como algo referido principalmente al "arte y la literatura", o a la creación intelectual de un solo tipo, separado de todas las demás actividades intelectuales, estéticas, creativas de la vida social, económica, religiosa, etc. Que el bodeguero de la esquina, o el médico de la familia o el babalawo de la cuadra no puedan acusar los desmanes de un tal Pavón o un Serguera no los hace por eso menos víctimas de esos mismos defectos de fábrica que aquí hemos estado debatiendo.

Me gusta insistir en esta idea de hacer de este asunto un problema social y no simplemente gremial. En verdad sería muy triste que todo esto cayera dentro del ridículo buzón de quejas y sugerencias del Ministerio de Cultura, o se convirtiera en la catarsis colectiva de una minoría. Por otra parte, tengo la impresión de que este asunto está tomando demasiadas vertientes, la mayoría de ellas más o menos improductivas. Algunos han aprovechado la ocasión para ventilar en público viejos rencores, otros, para lucir sus inteligencias y elocuencias, o para mostrar sus muy atendibles cicatrices. Quizás todo eso sea normal dentro de nuestro mundillo. Pero hay que salir de este círculo vicioso y dejar de mirarnos el ombligo —que es exactamente igual al de todos— si es que queremos algo más que un nuevo remiendo.

Acabo de recibir la invitación de Desiderio para una conferencia en Criterios "El Quinquenio Gris: Revisitando el término", de Ambrosio Fornet, como parte del Ciclo "La política cultural del período revolucionario: Memoria y reflexión", donde también tú harás una comparecencia. Me parece muy bien, desde luego, pero también me preocupa que esto vaya convirtiéndose en un debate de tipo académico, "terminológico", etc.

Fuera de este mensaje de Desiderio, apenas he recibido mensajes nuevos, sólo el texto de Amir y la discusión entre Rosa Ileana y Desiderio. Y el artículo de El País, por supuesto. En fin, o no hay nada nuevo que decir o todo está dicho? Ojalá que no sea ninguna de las dos.

Orlando Hernández