Frutas prohibidas
En Cuba, los derechos, la dignidad, la igualdad, la inclusión, la no discriminación… siguen estando vedados para las personas LGBT
Aunque todos los derechos humanos son universales, complementarios, indivisibles e interdependientes, y aunque la orientación sexual y la identidad de género son esenciales para la dignidad y la humanidad de todas las personas, y no deben ser motivo de discriminación, en Cuba, los derechos, la dignidad, la igualdad, la inclusión, la no discriminación siguen siendo frutas prohibidas para los homosexuales y en general las personas LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y transgéneros).
Es cierto que en el mundo se han producido muchísimos avances en cuanto a garantizar que las personas de todas las orientaciones sexuales e identidades de género puedan vivir con la misma dignidad y el mismo respeto al que tienen derecho todas las personas. Es cierto que existen en la actualidad muchos países que tienen leyes y constituciones que garantizan los derechos de igualdad y no discriminación sin distinción de sexo, orientación sexual o identidad de género. Pero también lo es que los homosexuales cubanos tienen que seguir demostrando su humanidad y reclamando sus derechos en un país donde se supone rige el sencillo principio de “todos los derechos humanos para todos los seres humanos”.
En septiembre de 2007, surgió el Movimiento Cubano para Promover Respeto a la Diversidad Sexual, un proyecto que tenía entre sus principales objetivos “inculcar en las subjetividades individuales, la convicción de que la homosexualidad es una orientación sexual como otras, que no admite marginación”.
En aquella ocasión, aunque se le hizo saber a la señora Mariela Castro Espín, directora del Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX), de la disposición para colaborar con ese centro en esta lucha por lograr que los de marcada postura heterosexista aprendan a distinguir las gradaciones de gris, en cuestiones que en la actualidad se les presentan en blanco y negro, sólo se obtuvo la callada por respuesta.
También han hecho caso omiso a las solicitudes y propuestas el gobierno y las entidades estatales a las que nos dirigimos para legalizar nuestro movimiento y establecer demandas como: “el reconocimiento jurídico de las parejas del mismo sexo y de los derechos civiles, hereditarios y patrimoniales que se derivan de este”. Lo único que se ha recibido de ellos han sido injerencias en las vidas privadas de las personas LGBT y más violaciones de sus derechos más elementales.
El 17 de Mayo de 2009, Día Mundial Contra La Homofobia, los promotores de este proyecto se reunieron en la Plaza de Armas, en la Habana Vieja, para repartir, en conmemoración de esa fecha, libros, boletines, volantes, revistas, banderas del orgullo gay y otros materiales sobre diversidad sexual, y desde ahí, iniciar una marcha pacífica por toda la calle Obispo.
La primera medida que tomaron los agentes de la Seguridad del Estado y la policía, fue evitar, mediante “advertencias” arbitrarias, que las personas convocadas llegaran al lugar. A quienes lograron llegar a la Plaza de Armas les “sugirieron” que se fueran de allí (la Plaza de armas es un lugar frecuentado principalmente por extranjeros). Al convencerse de que estaban dispuestos, no sólo a quedarse, sino también a repartir los materiales que tenían, les “prohibieron terminantemente” que iniciaran la marcha que tenían concebida.
De igual forma, la primera marcha del orgullo gay celebrada en Cuba, el pasado 28 de junio, se vio amenazada por la presencia policial y de los grupos de respuesta rápida. A pesar de ello, decenas de personas protagonizaron el primer evento no oficial tendiente a visualizar a la comunidad LGBT de la Isla y a dejar patente la determinación de las lesbianas, gays, bisexuales y transgéneros de Cuba de exigir el respeto de sus derechos.
Me pregunto por qué el gobierno cubano nos sigue viendo y tratando como una “amenaza a la seguridad nacional”. Nuestra meta, ya lo hemos dicho, es lograr que la sociedad acepte a los que paseen una orientación sexual diferente, en lugar de temerlos y aplastarlos.
Es cuestión de percibir la diversidad como una forma válida de participación. Y aunque estamos cansados, cansadísimos, de ser segregados y humillados, no nos interesa hacer absolutamente nada que sea anticonstitucional. Por el contrario, no vamos a dejar de trabajar con inflexible y firme determinación para obtener derechos, dignidad, igualdad, inclusión y justicia para las personas LGBT, pero siempre manteniendo nuestro quehacer dentro de los límites legales.
Si los promotores de un proyecto tan alentador (convertido ahora en el Observatorio Cubano de los Derechos LGBT) estamos equivocados, entonces la Declaración Universal de Derechos Humanos está en un error. Si estamos equivocados, entonces la Constitución de la República de Cuba, al hablar de igualdad y democracia, está equivocada… Si estamos equivocados, entonces la justicia en este país es una mentira.
Leannes Imbert Acosta es directora del Observatorio Cubano de los Derechos LGBT (OBCUD LGBT)
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