Actualizado: 18/04/2024 23:36
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Crónicas

Felicidades al poeta

Manuel Díaz Martínez, quien en su patria es todavía de los otros, de los que no existen, cumple hoy 70 años.

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Un día como hoy nació el poeta cubano Manuel Díaz Martínez, hace 70 años.

En su día, tal vez el país no despierte al toque de dianas mambisas, pero de seguro los medios de prensa le dedicarán a la fecha grandes espacios, y en el parquecito "Manuel Díaz Martínez" de Santa Clara, ciudad natal del poeta, tendrán lugar sonados homenajes.

El primero de ellos, el de los alumnos de la escuela primaria "Manuel Díaz Martínez", con su banda de música, y después el de las autoridades culturales de la localidad en compañía del ministro de Educación y su eterna cola de personajes deseosos de aparecer en las fotos. En la capital, cerrando la histórica conmemoración, el ministro de Cultura ofrecerá en horas de la noche una recepción a la que asistirán el presidente de la República y el cuerpo diplomático acreditado en el país. Exposiciones y numerosas reediciones de la obra del poeta.

En su día, he dicho. Hoy, no. Hoy en su patria Manuel Díaz Martínez es todavía de los otros, de los que no existen, y cuando existen es para tirarles piedras, preferentemente bolas de fango. Sueña y vive para una Cuba libre con el entusiasmo que aprendió de José Martí, una Cuba dueña de su destino, pero tiene ideas democráticas. Imperdonablemente, padece de eso.

Claro que antes que lleguen el parquecito y las paradas escolares de la posteridad, Díaz Martínez asistirá en persona, en su patria, al homenaje que su patria le rendirá. En persona, dije. Pues como todo lo que empieza, termina —según la historia demuestra—, no es de creer que el fin de la guerra civil —fría en su mayor parte— que con ayuda extranjera en ambos bandos han venido sosteniendo los cubanos por más de medio siglo, pueda estar aún tan lejano que también en Díaz Martínez haya de cumplirse la fea costumbre universal de que al poeta se le honre después de muerto. Destino raro el de esas gentes, por cierto. Mientras están vivos los meten en la cárcel, los obligan a exiliarse o a bajar la cabeza y decir que sí aunque no les hayan preguntado. Y aun en algunos lugares, los matan.

Por lo pronto, volviendo al día de hoy, el aniversario 70 de nuestro Manolo Nacional, no pasará por debajo de la mesa. Sus amigos no lo permitirán. He oído hablar de que está en marcha un homenaje errante, como un tren que ha hecho o hará escala en Las Palmas de Gran Canaria —la ciudad donde reside el poeta hace catorce años de glorias y tristezas—, Madrid, Logroño, Cádiz, Barcelona, París, Londres, Roma, Estocolmo, Miami, Nueva York, California, Canadá, Colombia, Ciudad México, Argentina y hasta en el mismísimo Polo Norte, me han dicho, lo que a nadie debiera extrañar, aunque asusta.

Felicidades, poeta. Felicidades.