Por eso la sangre no llega al río
Existen razones serias y problemas urgentes en la Isla. Es ahí donde verdaderamente se han fraguado (se fraguan) las vejaciones.
No se muere. Desde siempre escucho: pa' lante, pa' lo que sea, patrio muerte… Pero no se muere. Creo tengo una sobredosis de nacionalismo patriotero. De ese nacionalismo capaz de engendrar la patria en un partido. ¡50 años con un partido! ¡Viva nuestro —onli guan— Partido Comunista de Cuba, que no nos permite fundar el partido de los sin partidos! De los que no queremos estar en ninguno… de momento.
Por si fuera poco, parió el artista Kcho. No el diputado. O, ¿son el mismo? Trajo al mundo nuevos tiburoncitos de madera. Tiburoncitos que forman las siluetas del náufrago, el niño, papá, mamá… ¡qué bonito!
Pero: ¿son los tiburoncitos de Kcho los mismos que se comen a los que procuran escapar de Fidel Castro?
Los tiburoncitos de Kcho son sólo eso, tiburoncitos de madera. Inofensivos escualos que refieren a hechos concretos, pero que llegan en forma de cotillón al palacio presidencial. Por eso la sangre no llega al río. Aunque sea sangre misma lo que se pinta. No deja de ser curioso: no asustan. Ni siquiera me remiten a los comidos entre Cayo Fragoso y la Florida. Que ya sabemos, son unos cuantos. Un amigo pintor, tal vez uno de los más castigados por la policía cultural, me dijo hace unos seis años en La Habana: "Kcho es un artista folklórico. Pinta balsas, barquitos, ahogados…".
Kcho llegó con sus tiburones a Madrid: ¡qué bonitos!
Pero no se muere. ¡Mira que escuché a mi padre —que en gloria esté— decir : "pa' el año que viene"!
Se fue abuela, abuelo, tía, mamá, papá... y no se muere.
Cuando digo que necesitaremos medio siglo —como mínimo— para desentoxicar de los Castro, Guevara and company a la sociedad —el pueblo— de Cuba, no exagero.
Desde el poder dicen que la continuidad está asegurada. Yo les creo. No he visto jamás un gesto indicador de lo contrario por parte del gobierno castrista, ni he visto la más mínima voluntad de respeto a la diferencia, a la pluralidad. De hecho, cuando se menciona desde el poder a algún desterrado, se reconoce que su madre lo parió en la Isla, o sea, que fue cubano y es cubana su obra, siempre está muerto.
Sin embargo, puedes corroborar cómo se regenera la piel de los "revolucionarios", sus estrategias. Me explico: antes, los personajes incómodos al régimen (los tronados, opositores, exilados, en desacuerdo con las ideas del Fidel) eran descaradamente desaparecidos de las fotos, de los libros.
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