Actualizado: 25/04/2024 19:17
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La Habana

Hay un runrún…

¿Desaparecerán las shopping? ¿Circulará una sola moneda?

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No es que el régimen de Cuba cometa demasiados errores. Lo que pasa es que ha cometido demasiadas veces el mismo error. Eso propicia que la gente lo vea venir, aun mucho antes de que el error sea confirmado oficialmente. Y es lo que da lugar a que siempre tengamos un runrún entre manos.

El último que corre es un runrún que se las trae, a tono con el cataplásmico presente y el abracadabrante futuro que se nos pinta a diario en los discursos.

Alguien dijo que dicen que dijeron que dirán muy pronto que todo está alistándose en la Isla para restablecer las infraestructuras comerciales de los primeros ochenta, aunque, claro, con novedades que imponen las nuevas circunstancias.

En concreto, el runrún asegura que se proyecta la inminente desaparición de las shopping, o mejor, que éstas volverán a ser el engendro que eran en sus inicios, las llamadas "Diplotiendas", en las que sólo podían (¿y podrán?) comprar con dólares los diplomáticos y extranjeros de paso o residentes en el país.

Al mismo tiempo, en el ámbito nacional comenzaría a circular una sola moneda: el peso convertible, devenido maravilla con más valor que el dólar y equiparable al euro por efecto de una cañona que sin duda no encuentra precedentes en la historia, dado su carácter alquímico, ilusionista, alucinante.

Siempre según este rumor que se rumora, el peso convertible, o chavito, será así el único autorizado por la ley para circular como moneda de uso entre los cubanos de adentro, que, entre otras linduras, asistiríamos a la desaparición de la libreta de racionamiento y al acceso libre a tiendas, mercados y bodegas surtidos diligentemente con productos de China y Venezuela.

Igualados en la pobreza

Las cafeterías, restaurantes, vendutas, talleres y otros pocos negocios particulares que hasta ahora lograron soportar en pie la ventolera, quedarían cerrados finalmente, ya que su existencia —se afirma que afirman los de arriba— no ha servido más que para provocar diferencias de rango económico entre los pobres del país.

Esa misma acusación parece gravitar sobre las remesas que envían familiares desde el exterior y los empleos que disfruta alguna gente en empresas extranjeras o mixtas radicadas aquí, razón por la cual, cuenta el runrún, también tales "privilegios" podrían ser si no eliminados totalmente, por lo menos desestimulados y/o reducidos al mínimo de sus posibilidades perturbadoras.

En esencia, y descrita muy a grandes rasgos, es esta la más morrocotuda entre las bolas que ruedan ahora mismo en la Isla. Desde luego que como bola, al fin y al cabo, resulta imposible determinar su naturaleza, así como el grado de verdad en que se afinca. Son cosas que solamente Dios y el diablo saben.

Sin embargo, es bien cierto que en la mayoría de los casos el runrún suele responder entre nosotros a una lógica y a un determinado código, cuando no está basado en datos fidedignos que se filtran de alguna manera, o que tal vez incluso son echados al ruedo por las propias instancias oficiales como estrategia de manipulación, como adelanto o como simple sondeo de opinión.

A nadie debe sorprender entonces que la nueva bola venga fundamentada total o parcialmente por un proyecto real. De hecho, el régimen no oculta que uno de sus delirios preponderantes de las últimas décadas ha sido la restauración de la uniformidad en los niveles de solvencia económica para los cubanos de a pie. El plan es mantenernos igualados en la mayor pobreza, porque sólo la miseria nos hace dependientes de su voluntad totalitaria.

Por lo demás, y ya que soñar cuesta bien poco, mucho menos renunciaría el régimen a soñar con paraísos perdidos (para él). Aunque en buena ley, mientras que el régimen la ocupe, esta tierra nunca pase de ser el paraíso de los runrunes.