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Una cartera para mis suspiros

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Corazón chiquito

La Habana, 9 de junio de 1946. Querido Eli: Aquí está tu Yitina otra vez cansada por los exámenes y, como siempre, contigo. Ayer recibí tu cartica en la que me decías que sabías de mí, ¡qué bueno! (yo creía que nunca llegarían). Ya a estas horas habrás recibido todas, así es que, aunque tengo poco tiempo, corro a escribirte para que no dejes de saber de este ''corazón chiquito'', como me dices. (…) Luego (Agustín Pi) nos contó de una conversación que tuvo con Gastón, durante un almuerzo con él. Está G. peor de lo que nosotros nos imaginábamos. Adora al padre Spirali, dice que la labor que está realizando en Cuba es ejemplar, que todos los curas cubanos y gallegos que hay aquí deberían seguirle, la iglesia tiene que mezclarse con el pueblo, las iglesias tienen que ser claras, ventiladas, bonitas, nada de iglesias oscuras. Cuando Agustín le dijo que ésa era una influencia fatal, que nada de eso correspondía a nuestra tradición, etc., le contestó que él había recorrido ese camino y que sabía todo lo que él iba a decir, pero que todo eso era irracional. Cuando le habló de su poesía, de la poesía también respondió con el mismo tono. Todas esas cosas en su época romántica habían tenido su lugar, pero que había que vivir, y eso no daba para eso. ¿Qué te parece, Cucuso? Primero me dio tristeza, pero ahora tengo una de esas rabietas que sabes le dan a tu Currita, que me hacen pensar que cuando me enfrente con él me voy a mostrar indiferente. Pero no hay que hacerse ilusiones, vence la tristeza porque Gastón todavía no me es indiferente. Después, por la noche, vino Feíto (le di tu carta) a invitar —prepárate para la noticia— a Fina, Cintio y a Octavio a comer con… Lezama. Imagínate el cuadro y dime si no es escalofriante, tu Kiko está que tiembla como una hoja. Tú y yo nos salvamos de esa acometida pero, cuando estés de vuelta, te aseguro, o ya será una oveja mansa que venga a casa a comer torrejas, o nos ''endilgarán'' otra comida. Menos mal que para entonces ya tus nervios serán de acero pero ¿y tu Currita? (…) ¿Y tú, novio? Tantos cuentos, tantos chismes y ningún ''te quiero''. Pues no ha de faltar te quiero, Cucuso mío, te quiero mucho. (…) Cuídate mucho y piensa y quiere a tu corazón chiquito. (…) Ahora me voy a dormir, que es tarde, no sin antes hacerle una listica de lo que quiero:

1. Que reciban un beso mío.

2. Que me extrañen bastante.
3. Un par de besitos de allá.
4. Un juego de abrazos.
5. Una cartera para mis suspiros.

Un par de besitos para allá

Perdónenme este texto tan personal. Bella Esther García-Marruz, Currita, está apagándose en La Habana.


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