Actualizado: 28/03/2024 20:07
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Etiopía

A la espera del genocida

El ex dictador Mengistu Haile Mariam, uno de los hombres de Moscú y La Habana en África, ha sido condenado a cadena perpetua.

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El ex dictador etíope Mengistu Haile Mariam ha sido sentenciado por un tribunal etíope a cadena perpetua por genocidio, debido a las atrocidades cometidas durante su régimen militar-marxista (1977-1991), conocido como el "Terror Rojo".

Mengistu fue un destacado aliado y amigo de Fidel Castro, y en gran medida se mantuvo en el poder gracias al apoyo de millares de soldados cubanos. El régimen de La Habana fue cómplice directo de ese genocidio, por lo que no resulta raro que la prensa oficial cubana haya ignorado estos acontecimientos.

El veredicto llega después de que Mengistu y otros 11 encausados, miembros del organismo ejecutivo de la dictadura conocido como Dergue, fueran hallados culpables de genocidio, homicidio, encarcelamiento ilegal y confiscación de propiedad privada por el Tribunal Federal Superior de Etiopía el pasado 12 de diciembre.

Un juicio largo

El proceso judicial ha durado doce años. Se inició el 13 de diciembre de 1994. En este período las vistas fueron aplazadas en numerosas ocasiones, a petición tanto de la defensa como de la fiscalía. Haile Mariam ha sido juzgado en ausencia (se encuentra exiliado en Zimbabwe, protegido por otro dictador, Robert Mugabe) junto a 73 inculpados, de los cuales 14 han muerto desde que comenzó el juicio y sólo 34 estuvieron presentes en la sala.

El periodista Alcibíades Hidalgo, ex jefe de despacho de Raúl Castro y corresponsal de la agencia oficialista Prensa Latina en Addis Abeba, la capital de Etiopía, dijo a Encuentro en la Red:

"A diferencia de José Eduardo Dos Santos, convertido en virtual presidente vitalicio de Angola y en el hombre más rico del país, el otro más importante aliado de Fidel Castro en África, Mengistu Haile Mariam, huyó al exilio en Zimbabwe, y allí se encuentra desde 1991, después de prolongar lo más posible la presencia en Etiopía de una pequeña fuerza militar cubana, remanente del ejército de tanques y artilleros, comandado por el general Arnaldo Ochoa, que lo apoyaron decisivamente frente a las fuerzas invasoras somalíes, en la segunda guerra africana de gran envergadura con participación cubana".

Según el ex diplomático, en Etiopía, "más claramente aun que en el caso angoleño, los ejércitos de la Isla acudieron en estrecha coordinación con la Unión Soviética, que proveyó el armamento necesario para ambas aventuras".

No obstante, agrega Hildalgo, para desmayo de sus cercanos consejeros cubanos, Mengistu aplastó con igual saña que a otros enemigos internos de muy diversa índole, a los intelectuales y grupos de izquierda que le proporcionaron una plataforma ideológica inicial para su insurrección militar.

"En Etiopía fue también más evidente que en Angola el frugal conocimiento de la realidad africana, que no impidió a Fidel Castro enviar decenas de miles de hombres a un destino lejano e incierto y, sobre todo, absolutamente ajeno a los intereses de Cuba como nación", reconoció el experto.

El Terror Rojo

Nada mejor para conocer la calaña del otrora aliado de Fidel Castro que repasar algunos aspectos del período del Terror Rojo, que permitió a Mengistu consolidar su poder.

Como casi cualquier país africano de la época, Etiopía poseía una escasa pero muy politizada minoría intelectual. Antiguos estudiantes de las universidades europeas, que habían degustado en primera persona las bondades de Mayo del 68 en París, retornaban a su patria con la idea fija de convertir las recién independizadas naciones africanas en modelos a imitar, en probetas del nuevo socialismo tercermundista que hacía las delicias de los dirigentes del Kremlin.


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