Disidencias y disyuntivas

La opción Montealegre-Lewites

El monopolio que ha creado el dúo Alemán-Ortega se encuentra en grave peligro de desaparecer. Es precisamente por ello que los ciudadanos, las fuerzas antipacto y los protagonistas internacionales deben hacer lo posible por mantenerse en alerta ante la amenaza de que se cometan fraudes en la competición por la presidencia, sin bajar la guardia ni por un momento.

Además, Montealegre y Lewites están en desventaja por sus pobres aparatos electorales. Pero a pesar de eso, si las elecciones son verdaderamente justas y libres y a estos dos contendientes les es permitido competir como al resto de los candidatos, es muy probable que uno de ellos resulte el nuevo presidente de Nicaragua.

Montealegre y Lewites han prometido trabajar juntos para enterrar "el pacto" y restaurar los chequeos y balances institucionales independientes.

Una carrera con cuatro contrincantes que no ha tenido precedentes en el país —dos de ellos disidentes, otro apoyado por Alemán y el restante es el mismo Ortega—, representa los intereses del electorado. ¿Quién saldrá beneficiado y quién será el perdedor?

Todo apunta a que ambas posibilidades las asuma Ortega, pues el voto antisandinista se dividirá por primera vez desde 1990. Además, las encuestas señalan que el ya en tres ocasiones perdedor por el Frente Sandinista tampoco podrá ganar esta vez, teniendo a Lewites como contrincante. ¿Se tenderá alguna trampa que impida a uno o a ambos candidatos disidentes registrarse para la presidencia?

Si la carrera entre estos cuatro contendientes se da, otras interrogantes y preocupaciones ocuparán un primer plano de la opinión pública: ¿Podrán las maquinarias electorales de los sandinistas y de los liberales ser utilizadas para suprimir votos por selectividad? ¿Serán capaces los disidentes de organizar campañas verdaderamente efectivas a través de todo el país? ¿Cuán efectivamente trabajará el CSE en unas elecciones con una competitividad tan alta y tan reñidas?

Ciertas esperanzas

Imaginemos que todo termine en un final feliz, con la victoria para Montealegre o Lewites. El verdadero reto para el ganador será establecer un interés común entre todos los partidos y poder juntos empujar a Nicaragua hacia un futuro mejor.

Bolaños le deja a su sucesor una sólida macroeconomía que no será fácil de desestabilizar. Aun así, la mayoría de la población, que vive en la pobreza, debe ser tenida en cuenta e incorporada como prioridad en las decisiones que se tomen a partir de ahora.

El compromiso social es la verdadera esencia de la política. Alemán y Ortega abrazaron un compromiso sólo con el interés de mantenerse en el poder; Montealegre y Lewites deben abrazar un verdadero compromiso social si es que quieren construir una Nicaragua mejor. Para ello deberían comenzar justo donde Violeta Chamorro abandonó su compromiso, al dejar el poder en 1996. Puede que no sea la más ideal de las situaciones, pero al menos ofrece ciertas esperanzas.
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Intención de voto: Eduardo Montealegre (22%), Herty Lewites (18%), Daniel Ortega (16%) y José Rizo (13%). Según la última encuesta de Cid-Gallup (abril de 2006).

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