Actualizado: 18/04/2024 23:36
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Bolivia

El complot

Ante el bajo nivel de los conflictos con Chile, Morales busca en las transnacionales un nuevo enemigo.

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La receta es bien conocida: para enardecer las tropas y disminuir las desavenencias internas, nada mejor que un enemigo declarado; real o imaginario, poco importa. El gobierno de Carlos Mesa Gisbert sacó a relucir al cínico y perverso agresor chileno, que al privar a Bolivia de una salida marítima, le impediría crecer para siempre.

Su sucesor, Eduardo Rodríguez Veltzé, se dedicó con entusiasmo a limar asperezas con el país vecino, pues sabía que la otra parte estaba interesada. Tanto es así que el presidente chileno Ricardo Lagos viajó a La Paz para asistir a la "consagración" de Evo Morales y se ha anunciado que este último irá a Santiago de Chile con motivo de la investidura de Michelle Bachelet.

Sin embargo, durante su campaña, Morales clamó convencido que no vendería gas "a esos traidores", a menos que le restituyeran a Bolivia el acceso al Océano Pacífico. Veremos qué resulta de esto en los meses futuros.

Como quiera, el manido pretexto chileno ya no es válido. Por lo que fue necesario entonces buscar otro rápidamente. Se sabe que el neoliberalismo, las multinacionales, los yanquis o los gringos, en resumen, Estados Unidos, sirvieron ampliamente de "mal ejemplo" durante la campaña electoral.

En este sentido, Morales dio un nuevo paso, bajo la tutela del gran hermano venezolano Hugo Chávez, o al menos luego de sus "revelaciones": el pasado 6 de febrero, el flamante presidente acusó a algunas transnacionales de conspirar contra su gobierno.

Al parecer, Morales habría ordenado una investigación a los servicios de inteligencia del Ejército y de la Policía, y podría tener fotos. Petrobras puede permanecer tranquila, no aparece en la lista. Pero, ¿cuáles están entonces? Rápidamente la oposición, la prensa y, por supuesto, las empresas petroleras pidieron nombres, pruebas, mientras que el nuevo ministro de Hidrocarburos se sorprendía de la buena voluntad de las últimas para negociar nuevos contratos.

Obsesiones

Todavía nada se sabe del complot. En la prensa boliviana, algunas fuentes afirman que se trata de un montaje de los servicios secretos cubanos y venezolanos. Se conoce que estas revelaciones se dieron a conocer a miembros de organizaciones campesinas, a los que es conveniente saturar con buenas palabras —a falta de otra cosa— y preparar para una eventual movilización que ayude al gobierno a realizar su política.

Por el momento, se trata principalmente del proyecto de convocatoria a la Asamblea Constituyente, un programa que olvida la promesa de campaña de reservar algunos escaños para las etnias y pueblos indígenas. Durante ese mismo encuentro, el vicepresidente repitió la canción: "van a presionar petroleras, gringos, oligarcas… que quieren hacer daño al gobierno del hermano Evo Morales". ¿Cómo no apoyar a un hermano?

Ramón Loayza, jefe de la Confederación Campesina, favorable a Evo Morales, proclamó de inmediato sus tropas en "estado de emergencia".

Como ha recordado oportunamente un artículo publicado en el boletín electrónico Econoticias Bolivia, desde 2003 Evo Morales se ha declarado víctima de complots por lo menos en ocho ocasiones. Según él, habrían tratado de asesinarlo cuatro veces.

Es posible que, en el fondo, esas declaraciones no tengan como objetivo unir a sus partidarios o que no sean señales anunciadoras de un gobierno autoritario, como opinan algunos analistas. ¿Será simplemente que Bolivia eligió un obsesivo de los complots, tan temeroso, que apenas electo anunció que no quería vivir solo en la residencia presidencial y propuso compartirla con la guardia de seguridad y el vicepresidente?