Actualizado: 25/04/2024 19:17
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Venezuela

El Dios turbio de Hugo Chávez

Las difíciles relaciones entre Caracas y la Iglesia Católica.

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'O conmigo o con el diablo'

Como parte de un retrato bien dibujado del ex golpista, la Conferencia suscribía que un proyecto político siempre es perfectible e incompleto y que proponerlo como "el que Dios bendice", no se puede hacer, y mucho menos —y aquí exponía otra línea estratégica de Castro— decretar que quien no esté con él, está con el diablo. Ya para entonces, la Tercera Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, en Puebla de los Ángeles, había advertido que las ideologías llevan en sí mismas la tendencia a absolutizar los intereses que defienden, la visión que proponen y la estrategia que promueven, convirtiéndolas en verdaderas religiones laicas.

Si usualmente serena, la Iglesia venezolana ha colocado en su sitio a un mandatario que ha emitido descalificaciones genéricas y juicios negativos contra la institución, como ningún otro jefe de Estado en la vida republicana del país, continuaba el documento. Pero como todo lo que emprende Chávez quiere situarlo como plan anticipado por un Bolívar en su mandato redivivo, citaba la Iglesia palabras de El Libertador: "Protegeré a la religión hasta que me muera".

Decíamos anteriormente que las respuestas a las ofensas de Chávez eran usualmente serenas, y así quedaban dichas las excepciones. El cardenal Rosalio José Castillo, ya mencionado, le replica al mandatario en sus mismos términos y decibeles, como resulta rarísimo que haga la Iglesia cubana, por cierto, respecto a Castro. Por semejante pasividad, la historia, desde luego, también pasará su cuenta.

Quizá valga la pena indagar hasta dónde nuestra Iglesia carga responsabilidad por la carestía moral, por la crisis de valores que acusa, como masa, el pueblo cubano. Y no debiéramos soslayar que la indocilidad católica se sostiene en la nación sudamericana a pesar de las significativas subvenciones estatales que recibe, y sobre las cuales penden lógicas amenazas.

Enfrascados en un reciente cruce de acusaciones, el cardenal le espetó a Chávez calificativos como "déspota paranoico", a quien "más que una bendición le haría un exorcismo". En declaraciones para el diario colombiano El Tiempo, sumaba que Chávez es un castrista que se cree Bolívar, que apoya la guerrilla en Colombia, que busca implantar en Venezuela un Estado comunista y una sucursal de Cuba, que no parece jefe de Estado sino de un partido, que viola los derechos humanos, que encarcela por causas políticas y ha cometido abusos, afirmó.

Desde luego que ésta no es la primera vez, sino la más reciente en que el cardenal zurra al presidente de Venezuela. En junio del año pasado calificó de gravísima la situación económica y social del país y exhortó a construir una nación de verdadera libertad y democracia bajo la guía de la Santa María.


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