Actualizado: 28/03/2024 20:07
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Bolivia-Perú

Los traspiés del invitado

Con un comportamiento plagado de indelicadezas, Evo Morales justificó ante Chávez su reciente visita al vecino Perú.

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Quizá un tanto desconsolado, el presidente boliviano Evo Morales le dijo a su homólogo peruano Alan García que era la primera vez que se le invitaba —de manera individual, se supone— a un país vecino.

Pero parece que invitar a Morales trae riesgos, si nos guiamos por ciertos avatares en las pocas horas que, recientemente, estuvo en Lima.

La diplomacia de que hizo gala el jefe de Estado peruano sirvió de poco frente a un mandatario que no parece aquilatar la distancia entre la dignidad que hoy representa y el dirigente cocalero que fue; es decir, el del grito y el mitin, la consigna y la bronca.

Entre funcionarios del gobierno y la prensa limeña levantó críticas el cuestionamiento del líder boliviano a la política económica de García y la defensa del tratado comercial ALBA, auspiciado por alguien que, como Hugo Chávez, no es precisamente grato al régimen aprista peruano. El jefe de Palacio Pizarro firmó el TLC con Estados Unidos.

Sin duda, en Perú, aunque se esfuercen, no logran olvidar el desenfrenado apoyo de Chávez al candidato presidencial Ollanta Humala y sus descalificaciones contra Alan García.

Con respecto a las declaraciones señaladas, el primer ministro Jorge del Castillo dijo a la prensa que "el señor Morales ha perdido un poco la cortesía", pues "cuando uno es huésped de un país, debe actuar a la altura de las circunstancias".

Sin intentar una comparación del desempeño económico entre ambas naciones, no hay donde perderse en cuanto al 7,2% de perspectiva de crecimiento económico que ostenta Perú para este año y el 7,8 que alcanzó en 2006.

Todavía a propósito de las críticas del aliado de Caracas, el TLC con Estados Unidos emerge de las encuestas como uno de los aciertos de García. Los problemas cardinales a resolver en los cuatro años que restan al mandatario aprista giran sobre el alivio del 50% de pobreza que todavía hiere hondamente la nación.

Otro desaguisado y otras críticas

Si los deslices ya delineados tuvieron lugar durante una reunión con sindicalistas peruanos, no fue sólo allí donde el amigo de Fidel Castro confundió el mitin con la actitud de un huésped que, según sus propias palabras, era invitado por primera vez a un país vecino.

De acuerdo con la prensa acreditada, se notó incómodo a García cuando el presidente de la nación altiplánica intentó una sospecha de broma. El momento no pudo ser menos adecuado: era un acto donde se le entregaban las llaves de la ciudad de Lima. Al tomar la palabra, dijo Morales que en su visita a la capital peruana en 1989, durante el primer período de Alan García, éste "era más flaco y más antiimperialista". El anfitrión prefirió no responder, en el momento.

Pocas horas después, en tono de quien está de vuelta de muchos roces y contrapuntos, García se pronunció sobre los gobiernos que limitan las libertades básicas, y subrayó que el "antiimperialismo no significa tirar piedras o provocar confrontaciones, ni presentar proyectos para sólo nacionalizar y después caer en la miseria".

Durante un homenaje que el Congreso ofreció por el aniversario 28 del fallecimiento del fundador del APRA y mentor de Alan García, Raúl Haya de la Torre, el mandatario peruano apuntó justo —a Venezuela y Cuba— cuando se preguntó quién tiene razón: "¿Los que creen construir desde el Caribe el socialismo universal liberador, o el pensamiento de Haya de la Torre?". Con sinceridad absoluta, García sostuvo que estos modelos "no durarán mucho tiempo".

Por su parte, el canciller José García Belaúnde lamentó que el presidente de Bolivia se inmiscuya en asuntos internos de Perú, y aseguró que "tiene una apreciación incorrecta del modelo económico peruano", pues "el gobierno aprista tiene una clara responsabilidad social y de lucha contra la pobreza".

Sin embargo, de acuerdo con Belaúnde, las declaraciones del presidente no "van a alterar la política exterior" del Palacio Pizarro, ni serán obstáculo para el apoyo de Perú a una salida al mar para Bolivia.

Analistas esperaban una actitud más conciliadora por parte de Morales. Tal pareciera que el otrora dirigente cocalero justificaba ante Chávez, a través de un comportamiento plagado de inconveniencias, la visita a Perú. No por gusto el ex diputado boliviano Luis Eduardo Siles afirmó hace algún tiempo la "indisimulada sumisión a Chávez" del actual gobierno de La Paz. Ni siquiera tuvo en cuenta la mano que le tendió García con respecto a la salida al mar, donde Perú también posee intereses, pero infinitamente menos cruciales que su vecino.

Este es un tema complejo, que con Lima activamente involucrada podría extenderse nadie sabe hasta cuándo. Es público que Chile, con el poder de entregar salida al mar y negociar el estatus de la norteña región de Arica, por donde iría un presunto corredor, sólo dialogará con La Paz.

Por lo pronto, lo que hay sobre el tapete es un Evo Morales que prefirió enturbiar con críticas ideológicas la alianza que le propuso y los homenajes que personalmente le obsequió Alan García.

La actitud del ex sindicalista pasó por encima de su propia exhortación al empresariado peruano para que invierta en Bolivia. Y tal exhortación no estuvo escasa de fundamento.

Por el incremento de puestos de trabajo y el movimiento económico y social que favorece la inversión, ayudaría a calmar a sectores que con frecuencia mayor de la deseada se echan a las calles de las urbes bolivianas.

También hacia el plano interno, las indelicadezas diplomáticas se producen mientras la crisis en torno a la Asamblea Constituyente muestra su incapacidad para generar la Carta Magna que desde hace un año esperan Evo Morales y sus aliados.