Termómetro electoral
El bipartidismo a la manera de Putin estrangula a la oposición y enrarece aún más el sistema político ruso.
Los resultados de las recientes elecciones regionales en Rusia, consideradas un balón de ensayo antes de los próximos comicios parlamentarios de diciembre y las presidenciales de 2008, dejaron claro —aseguran los analistas— que el presidente Vladimir Putin no abandonará su cargo sin dejar bien asegurado a su sucesor, el cual no ha sido designado aún.
La novedad en estas elecciones, celebradas el pasado 11 de marzo, fue que por primera vez, desde la caída del comunismo, dos partidos leales al Kremlin —pero con diferente discurso político (Rusia Unificada y Una Rusia Justa)— ganaron la mayoría de los asientos en las 14 regiones donde se disputaba la legislatura local y prácticamente barrieron a la oposición.
Con esta jugada, el analista checo Stanislav Masak, del Centro de Estudios de Rusia en Praga, aseguró a Encuentro en la Red que el presidente Vladimir Putin "pretende matar dos pájaros de un tiro: acallar las voces que le acusan de utilizar métodos antidemocráticos y asegurar la continuidad de su política más allá de la primavera de 2008", cuando deje el cargo, ya que la Constitución rusa le prohíbe elegirse presidente en más de dos legislaturas.
Bipartidismo a la rusa
En el escenario político ruso, hasta ahora el Kremlin estaba representado por un gran partido de gobierno, Rusia Unificada, que venía dominando la escena electoral del país pero había sufrido en prestigio ante los socios occidentales, quienes le criticaban por utilizar "los mecanismos totalitarios del pasado soviético".
Fue entonces que un decreto presidencial reciente modificó la Ley Electoral y elevó de 5 a 7% los votos que un partido requiere para tener representación parlamentaria (de facto, excluye a los pequeños partidos de la Duma), eliminó el mínimo de asistencia a las urnas para que la elección sea válida y prohibió a los electores votar por los candidatos independientes que van "contra todos".
En este contexto, apareció Una Rusia Justa, otro partido pro Kremlin que se declara "socialista", ataca a Rusia Unificada por monopolizar el poder "y representa los intereses de los elementos más corruptos del régimen". Su presidente, Sergei Mironov, asegura que su partido "está demostrando que en Rusia existe una competencia real entre partidos opositores".
Gregory Yaklinsky, líder de Yabloko, partido que quedó fuera del parlamento en las pasadas elecciones, pero que fue muy influyente en el pasado, consideró esas declaraciones de Una Rusia Justa como "cínicas" y "un intento del Kremlin de crear la apariencia de una vida política que en realidad no existe".
El proceso electoral reciente también fue criticado por el diario Novye Izvestia, que denunció a Rusia Unificada por acaparar los llamados "recursos administrativos" y por haber sido primera en 8 de las 14 listas electorales regionales, sin que hubiera ganado el lugar mediante sorteo, como está estipulado en la Ley Electoral.
En resumen, en las presentes elecciones sólo cuatro partidos lograron entrar en los parlamentos regionales: Rusia Unificada, Una Rusia Justa, el Partido Comunista (KPRF) y el Partido Liberal Democrático de Rusia (LDPR). "Estos resultados no sorprendieron a nadie y dan la medida de cómo serán las cosas en Rusia de ahora en adelante", comentó Mazak.
De estos cuatro partidos, Rusia Unificada ganó la mayoría absoluta en más del 50% de los parlamentos regionales y en las demás hará coalición con Una Rusia Justa, por lo que tendrán entre los dos partidos una mayoría simple.
Rabia en la oposición
Los principales partidos de oposición lograron unos resultados pésimos, que achacan a que fueron silenciados durante la campaña electoral y que la prensa, dominada por el Kremlin, no les prestó atención. Además, muchos de sus candidatos fueron eliminados de las listas por "cuestiones técnicas".
Por ejemplo, en la importante ciudad de San Petersburgo la comisión electoral eliminó al partido opositor Yabloko, ya que declaró inválido el 10,5% de las firmas que se requerían para garantizar la postulación de candidatos.
El líder del Partido Comunista Ruso, Gennady Zyuganov, declaró a la prensa: "Nunca he visto unas elecciones más sucias" y amenazó con realizar "su propio conteo de votos" en las próximas elecciones generales legislativas, que se celebrarán el 2 de diciembre de este año.
Pero varios analistas afirmaron a Encuentro en la Red que va a ser difícil que Zyuganov pueda cambiar algo, ya que con la economía viento en popa, la cobertura generosa de la prensa, a favor del Kremlin, y la popularidad de Putin, la gente no les hará caso.
Sin embargo, esa no es la opinión de Garry Kasparov, ex campeón ruso de ajedrez, quien ahora encabeza un movimiento opositor denominado Otra Rusia, y asegura: "La Rusia de hoy se parece al sistema corporativo de la Italia de Mussolini, puro feudalismo con un emperador en el centro y elementos del sistema soviético".
Kasparov pronostica que con los precios del petróleo bajando, Putin no podrá mantenerse. En su opinión, "Rusia está madura para que la gente se eche a la calle, no después de las elecciones presidenciales, como ocurrió en Ucrania o en Georgia, sino antes, y poner fin al régimen de Putin".
El diario Vedomisti comentó por su parte que el Kremlin sólo desea que Una Rusia Justa haga el juego bipartidista, pero sin coger fuerza, ya que sus consignas populistas estimularían la crítica opositora. Y agrega que Moscú prefiere incluso que en algunas regiones el segundo lugar haya sido alcanzado por los comunistas, después del partido Rusia Unificada.
Mazak, por su parte, estima que quizás lo más singular de las últimas elecciones regionales legislativas hay sido "la marginalidad en que quedaron los dos principales partidos liberales postsoviéticos, Yabloko y la Unión de Fuerzas de Derechas (SPS). El primero, desaparecido del mapa, y el segundo, con alguna representación, no sin antes haber tenido que hacer algunas concesiones al Kremlin".
Algunos expertos, como Petrov Dortoyevsky, del Centro de Estudios Políticos de Moscú, llegan más lejos y aseguran: "En la mayoría de los países los partidos forman el gobierno, pero en Rusia es al revés, es el gobierno quien forma a los partidos políticos que dominan la Duma (Parlamento)".
Es decir —precisa—, "aparecen (los partidos) en la víspera de las elecciones, juegan un papel importante y luego a nadie les importa".
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