Actualizado: 01/05/2024 21:49
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Ecuador

El Congreso reanuda actividades protegido por policías

Veintiún diputados suplentes ocuparon parcialmente los escaños de legisladores destituidos, quienes les acusaron de 'traición'.

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Veintiún diputados suplentes ecuatorianos asumieron el martes sus cargos y se sumaron a una minoría afín al gobierno, para permitir, luego de casi dos semanas, que funcionara nuevamente el Congreso, informó la AP.

La sesión se efectuó con el resguardo de unos mil policías que desde la noche del lunes tenían orden de proteger el recinto parlamentario, impedir el ingreso de los 57 diputados destituidos por el Tribunal Supremo Electoral (TSE) y facilitar el acceso de los suplentes.

Entre tanto, decenas de manifestantes se reunieron en las afueras del Congreso para rechazar la posible presencia de los destituidos y apoyar una Asamblea Constituyente de plenos poderes, promovida por el gobierno y que deberá ser aprobada o rechazada en una consulta popular el 15 de abril.

Los congresistas destituidos consideran inconstitucional esa consulta y denuncian que los suplentes posesionados fueron "comprados" por el gobierno.

El presidente Rafael Correa asumió el poder el 15 de enero sin tener ningún diputado ya que su partido decidió no postular candidatos en las elecciones del año pasado.

Luego de la sesión en que asumieron los 21 suplentes que hicieron posible un quórum de 55 de 100 diputados, el ministro de Gobierno, Gustavo Larrea, declaró la satisfacción del Ejecutivo "por la normalización de la institucionalidad del Congreso".

Los diputados destituidos rechazaron el reinicio de las sesiones. Pascual Del Cioppo afirmó que se conformó "una mayoría antidemocrática" y que el gobierno del presidente Rafael Correa se "ha hecho una mayoría rompiendo la Constitución".

Agregó que el trasfondo de la destitución de los 57 diputados es la decisión de Correa de "eliminar con pretextos la oposición".

Alfonso Harb, otro destituido, acusó a los suplentes de "traición" a sus partidos políticos y denunció que el gobierno "compró cerca de 21 conciencias".

Los suplentes que asumieron los puestos pertenecen a los mismos partidos que los destituidos. Son tres legisladores del partido Social Cristiano, nueve de Sociedad Patriótica y nueve del partido Renovador Institucional Acción Nacional.

Los legisladores suplentes son elegidos por voto popular, y por ley tienen la misión de sustituir temporal o definitivamente a sus colegas titulares.

Tanto el gobierno como el Congreso negaron este miércoles que el nuevo bloque de diputados tenga afinidad con el presidente Correa.

Uno de los pocos nuevos diputados que han accedido a conceder entrevistas, Iván Ortiz, aseguró al canal 4 de televisión que actúan "de forma autónoma, con criterio personal", desligándose de la disciplina de su partido, el opositor Renovador Institucional Acción Nacional, que amenazó con expulsarlo.

Ortiz descartó que los 21 nuevos parlamentarios conformen un grupo afín a Correa.

"Fiscalizaremos al gobierno cuando el caso amerite, pero en este momento estamos en el Congreso porque ahí hay que arreglar las cosas casa adentro", dijo.

"No hemos propuesto crear ningún bloque de gobierno, no tenemos diputados en el Congreso" unicameral, dijo el ministro de Gobierno, Larrea, y acusó a la oposición legislativa, de haber actuado "con torpeza y (...) antidemocráticamente".

La crisis en el Congreso boliviano comenzó cuando el Tribunal Supremo Electoral (TSE) convocó a una consulta popular para el 15 de abril para aprobar la instalación de una Asamblea Constituyente de plenos poderes, atendiendo un llamado del gobierno.

La convocatoria fue rechazada por 57 legisladores de oposición, que de inmediato intentaron "sustituir" al presidente del TSE, mientras que ese organismo reaccionó destituyendo congresistas opuestos al referendo.