La hegemonía de los Kirchner, amenazada por las elecciones legislativas

Un renacimiento de fuerzas liberales amenaza en las próximas elecciones legislativas la hegemonía política que ejercen en Argentina la presidenta Cristina Kirchner y su influyente marido, el ex mandatario Néstor Kirchner, señalaron analistas y consultores, informó la AFP

Los Kirchner, un matrimonio de peronistas antiliberales que comparte el manejo del gobierno y de su partido con mano de hierro, vivirán el domingo 28 de junio un "Día D", al poner en juego en los comicios el control que mantienen desde hace seis años en la Cámara de Diputados y en la de Senadores.

"El oficialismo perderá entre tres y cuatro bancas en el Senado, quedando al borde de perder la mayoría, y en Diputados tendrá aproximadamente 16 bancas menos, perdiendo la mayoría", dijo el politólogo Rosendo Fraga, presidente de la consultora Nueva Mayoría, a la AFP.

La mayor batalla electoral será librada en el distrito que concentra casi 40% del padrón, la provincia de Buenos Aires (centro-este), donde Kirchner, jefe del Partido Justicialista (PJ), se presenta como candidato a diputado, aliado con la gobernación peronista y decenas de alcaldes.

"Esta no es una elección más. Es la vuelta al pasado o es la consolidación de un proyecto nacional y popular", dijo esta semana en un acto proselitista el temperamental esposo de la presidenta, inclinada por las estatizaciones de empresas y la industrialización.

El mayor rival de Kirchner será el magnate empresario Francisco de Narváez, que encarna el resurgimiento dentro del PJ de las ideas neoliberales del anciano ex presidente Carlos Menem (1989-1999), en alianza con Mauricio Macri, alcalde derechista de Buenos Aires y presidenciable para 2011.

"Si Kirchner gana en la provincia, arremeterá contra la propiedad privada, va a avanzar sobre los bancos y sus depósitos, porque necesita plata, y también contra los medios de comunicación", atacó De Narváez, candidato a diputado bonaerense.

Macri, de su lado, no dejó lugar a dudas sobre su orientación política al afirmar por TV que "privatizaría (las reestatizadas) Aerolíneas Argentinas y AySA (aguas y cloacas) y privatizaría de nuevo la jubilación".

Pero la oposición forma un mosaico heterogéneo, atomizada entre líderes peronistas provinciales desencantados de los Kirchner; socialdemócratas de la tradicional Unión Cívica Radical (UCR) en coalición con la ex presidenciable liberal cristiana Elisa Carrió, socialistas y las minoritarias izquierdas.

"Si bien está claro que luego de dos años de desgaste del Poder Ejecutivo el oficialismo pierde algunas bancas en el Congreso, lo cierto es que la oposición sigue fragmentada" y sobre todo no tiene un líder a nivel nacional, comentó la socióloga Doris Capurro, de la consultora Ibarómetro, a la AFP.

El kirchnerismo y sus aliados cosecharían en todo el país el 35% de los votos, delante de la coalición Carrió-UCR con 25% y la alianza De Narváez-Macri con 15%, según la consultora privada Equis.

"En octubre de 2007 (presidenciales ganadas por Cristina Kirchner), el oficialismo obtuvo el 43% para diputados y ahora tendrá entre 10 y 13 puntos menos", pronosticó Fraga.

En aquel entonces, todavía la economía crecía al 9% anual en promedio, lo que permitió bajar el desempleo del 23% a 8% desde el colapso económico de 2001, pero aún hay 14 de los 40 millones de argentinos sumergidos en la pobreza.

"Hay una volatilidad en las preferencias, dada por la baja lealtad hacia las identificaciones políticas partidarias", añadió Capurro.

Tan disminuida está dicha empatía que la gente elige divertirse por TV con las caricaturas de los imitadores que ridiculizan a los políticos, mientras admite en las encuestas no entender qué propone cada partido.

La votación de medio término, considerada dramáticamente por los Kirchner como un plebiscito a su modelo antineoliberal con apoyo de la central obrera mayoritaria CGT, renovará la mitad de los Diputados y un tercio de los escaños del Senado.

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