Actualizado: 23/04/2024 20:43
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La decencia tiene dos nombres

Alberto Mora Becerra y Alberto J. Mora: Una pregunta para los torturadores en Washington y La Habana.

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El empleo de tratamientos crueles durante los interrogatorios en Guantánamo ha disminuido. En parte, gracias a los esfuerzos de un hijo de inmigrantes. Pero aunque el secretario de Defensa, Donald H. Rumsfeld, revocó en enero de 2003 la política que permitía los abusos en Guantánamo, aún queda mucho por hacer.

Una de las diferencias más notables entre Washington y La Habana es que en el país norteño gran parte de las injusticias no pueden mantenerse en la sombra. El hasta hace poco secreto y ahora famoso memorando de 22 páginas de Mora, ha sido publicado. Su labor reconocida, gracias a un reportaje de la revista The New Yorker, realizado por Jane Mayer —cuya información ha sido ampliamente utilizada para la realización de este artículo.

Antes, incluso, de la aparición del reportaje de The New Yorker del 27 de febrero de este año —y de las recientes audiencias en el Capitolio—, se sabía de la preocupación y el rechazo del principal abogado civil de la Marina hacia las prácticas de interrogatorio con los detenidos sospechosos de terroristas.

Un artículo de Newsweek, del 21 de junio de 2004, y otro del servicio informativo de Facts on File World News Digest, del 17 de junio de 2004, mencionaban su labor. La prensa norteamericana no ha dejado de destacar los abusos cometidos contra los supuestos terroristas y otros ciudadanos, pese a la maldad y las consecuencias de los ataques del 11 de septiembre.

Mora considera que la respuesta legal del gobierno de Bush, luego del 11 septiembre, fue inadecuada desde el comienzo, lo que dio lugar a una serie de errores que han resultado casi imposibles de corregir. "El debate aquí es no sólo cómo proteger la nación. Es cómo proteger nuestros valores", señala en el reportaje de The New Yorker. Esta protección de los valores norteamericanos —un país donde la Constitución le reconoce al individuo el derecho de no ser sometido a un acto de crueldad— no debe limitarse a los residentes nacionales. De lo contrario, EE UU deja de ser ejemplo para el mundo.

Cuestión de coherencia

Para los exiliados cubanos y los opositores al régimen de La Habana, la defensa del ciudadano y la oposición a cualquier forma de tortura, resulta fundamental. "¿Qué significan la 'privación de los estímulos luminosos y auditivos'? ¿Puede ser encerrado un detenido en una celda completamente oscura? ¿Por cuánto tiempo? ¿Un mes? ¿Mucho más? ¿Hasta que quede ciego?", escribió Mora que le había preguntado a Haynes, uno de los protegidos del entonces asesor y ahora jefe de despacho del vicepresidente Cheney, David Addington.

Se sabe que La Habana ha sometido a los disidentes y opositores a tratamientos similares. ¿Con qué moral puede Washington condenar en otros países lo que autorizó se le hiciera a sus supuestos enemigos?