Actualizado: 18/04/2024 23:36
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Los cubanoamericanos y la identidad compleja

Conferencia del autor en Princeton University ante un centenar de jóvenes de la organización Raíces de Esperanza.

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Pero como, además, residió en España, donde estudió la segunda enseñanza, y su madre es ciudadana española nacida en Cuba, posee un tercer pasaporte, el español, y derecho a un cuarto, el cubano, al que tal vez acceda si Cuba algún día es un país libre. Si le preguntáramos a Paola, como a Derso Uzala, de dónde es usted, tendría que responder que es una mujer américo-mexicana-española-cubana, complejidad que la hace, como a todos ustedes, una persona más interesante por la enorme cantidad de matices que le aporta su complicada biografía.

¿Provoca la identidad compleja algún problema de lealtades? Por supuesto que no. La lealtad que mantienen las personas civilizadas y demócratas en el mundo contemporáneo no es a las naciones sino a los principios y a las formas de vida. Los cubanos exiliados y los opositores dentro de la Isla no son enemigos de Cuba, sino amigos de la libertad: por eso nos oponemos al gobierno de Castro.

Es una perniciosa imbecilidad repetir la frase "mi patria con razón o sin ella", como nos proponen los nacionalistas irreflexivos. Si mi patria cae en manos de una pandilla totalitaria, lo patriótico es enfrentarse a esa pandilla. No hay ninguna contradicción entre amar a Estados Unidos, a Cuba y a cualquier otro sitio, porque, en realidad, esa frase es una licencia poética: lo que uno ama, repito, es cierta forma de vida y los principios que rigen esa manera de convivir.

Si un día los enemigos de la libertad se apoderaran del gobierno norteamericano, lo decente y lo patriótico sería oponerse a ellos fieramente.

Cuando Cuba sea libre

Creo que ya es el momento de examinar el caso concreto de ustedes y Cuba. Al fin y al cabo, eso es lo que nos ha traído a Princeton en esta primavera de 2006. Todos ustedes, más de un centenar de jóvenes cubanoamericanos, se han reunido en una notable organización llamada Raíces de Esperanza. Los une el ancestro común y las ganas de ser útil a una sociedad a la que sólo conocen por referencia.

A mí me parece que hacen muy bien en congregarse. Contribuir a la libertad de los cubanos es una causa noble. Denunciar los atropellos que sufren es una tarea decente y digna. Todo ser humano debe dedicar cierto esfuerzo a la filantropía, y esa palabra, como todos sabemos, quiere decir amor al prójimo. Prójimo, a su vez, proviene de próximo, del que está cerca, ¿y quién está más cerca de ustedes que los miembros de la tribu de donde provienen sus padres y abuelos?

Juntarse para hacer el bien es una de las más nobles tareas a las que pueden y deben dedicarse las personas. El altruismo, además, provoca unas gratas recompensas emocionales. Servir a los que sufren genera una dulce satisfacción interior, acaso, como señalé, debido a la secreta actividad de los neurotransmisores.

Por supuesto, cuando Cuba sea libre el aporte que ustedes pueden hacer será de otra naturaleza. La formación norteamericana les ha enseñado algunas lecciones fundamentales que seguramente han asumido sin siquiera advertirlo: el valor de la tolerancia, la importancia de saber forjar consensos, las virtudes de la flexibilidad, el carácter indispensable del fair-play, el rol de las instituciones y la necesidad de someterse todos a the rule of law. Esa es parte de la carga positiva que les ha traído a ustedes la cultura norteamericana.