A pagar los platos rotos

El Departamento del Tesoro informó que el déficit presupuestario se incrementó a $779 mil millones en el año fiscal 2018, que recién acaba de terminar, esto representa un inusitado incremento de un 17 %. Lo que sorprende de este incremento es que ocurre mientras la economía del país está en ascenso y con un índice de desempleo tan bajo que muchos economistas hablan del pleno empleo.

¿Qué ha pasado entonces? La naturaleza del problema resulta evidente: la propuesta ideológica de que al reducir los impuestos a las corporaciones se logrará un crecimiento económico que cubrirá con creces esa reducción de los ingresos al presupuesto se ha visto (una vez más ya que no es la primera vez que los republicanos ponen en práctica esa teoría y fracasan) que no ha cumplido esas expectativas.

Los numeritos hablan por si mismo, se espera que para el año fiscal 2019 el déficit llegue a $981 mil millones, mientras tanto el dinero que “ahorraron” las corporaciones al reducir sus impuestos no se ha dirigido al desarrollo de nuevas plantas e industrias más competitivas, a generar investigaciones, a incrementar los salarios de los obreros —fueron muy publicitadas los bonos limosneros que algunas de estas empresas graciosamente entregaron a sus empleados, pero la cosa no pasó de ahí— no, el grueso de sus “ahorros” se dirigieron a stock buyback, es decir a que esas corporaciones comprasen sus propias acciones con ningún efecto económico, salvo para los accionistas y en particular los CEO de esa corporaciones.

Los $437 mil millones que se dedicaron a comprar sus propias acciones (buyback) contribuyó a que las compensaciones de los CEO creciese en un 18 % mientras que el incremento salarial de los trabajadores, como promedio, ascendiese un 0,2 %, con lo cual se abre a un más la brecha entre unos y otros. Por otra parte, estamos esperando, pacientemente, que los billones que esas corporaciones tienen en el extranjero sean repatriados.

La solución al déficit presupuestario, de acuerdo a la ideología republicana, es muy sencilla: cortar los fondos destinados al Medicare y Medicaid y reducir los pagos del Social Security a los retirados, que contribuyeron a esos fondos durante toda su vida laboral. Esa es la solución que el líder de la mayoría del Senado, Mitch McConnell, apoyado con entusiasmo por el inefable Marcos Rubio, le han encontrado al déficit presupuestario, el cual si se cumplen las amenazas de deportaciones reduciendo así el número de contribuyentes va aumentar aún más.

Conclusión: son los más humildes y necesitados son los que van a pagar, como siempre, los platos rotos.

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