Actualizado: 27/03/2024 22:30
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EEUU, Siria, Rusia

El pasajero y los niños gaseados de Idlib

¿Dónde están las pruebas de que el ataque salió de la base sirio-rusa de Al Shayrat?

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Con el vientre al aire y sus gafas a contratiempo con la cara, iba siendo arrastrado el pasajero a toda leche a lo largo y ancho del pasillo en el avión. Gritaba y gritaba. Gemía, mientras le buscaban otro lugar donde asentar el trasero fuera de la nave porque el suyo —quiero decir el asiento, no el pompis— le pertenecía ya a otra persona. Y qué decir de todo esto. Qué más elucubrar. Que es un horror, ya lo sabemos, pero nunca tanto como los niños kurdos de Halabja, de los que nadie se enteró cuando en el 1988 un aliado nuestro por entonces los gaseaba, Sadam Husein, y lo hizo hasta con el gas facilitado por el inefable Donald Rumsfeld[1] cuando ayudaba a George H Bush, entonces presidente y padre del luego presidente George W Bush, que nos metió en la guerra de Iraq que ya dura muchos años porque Husein tenía incontables armas de destrucción masiva que había que encontrar.

Por eso, lo que hay que decir es que el doctor que arrastraban por el piso en el avión, porque era médico, ha tenido una suerte sin igual. Porque además de que ha podido enseñarle literalmente a todo el mundo la barriga ––algo que escapa a las posibilidades del común de los mortales ya fueran multimillonarios o grandes estadistas–– es que sin dudas va a endilgarle una tremenda demanda judicial a la United Airlines.

Demanda que tal vez le alcance al doctor David Dao para comprarse su propio avión con pasillo incluido y así pasearse por todos los cielos del mundo sentándose en el asiento que más le dé la gana. Es posible incluso que la demanda no llegue hasta la corte y se arreglen entre ellos, pero en realidad y en toda justicia debía llegar, porque así dispondríamos aquí en el público de otro exquisito reality show, como lo es el de la hiperbólica compasión en la prensa y en los lagrimales de Donald Trump, por los niños sirios gaseados en Idlib.

Cincuenta y nueve cohetes Tomahawk perfectamente dirigidos para hacer reventar unos aviones y sus reservas de combustible tal como nos lo cuenta la prensa. ¡Qué alegría, que alegría! hemos mandado la correspondiente advertencia militar al execrable dictador Asad. “¡Que se vaya que se vaya! ¡Guerra, Guerra, Guerra!” gritan todos los McCain del mundo tal como gritaron Hillary y Obama en todas sus primaveras árabes para eliminar a todos los execrables dictadores del mundo y traernos a continuación el dulce caos.

Y el dictador Asad, qué miserable, y los rusos qué miserables también. Pero la miseria de Asad y de los rusos solamente es superada por su incontenible estupidez. “Estulticia” es la palabra para describir una insuperable estupidez.

En los momentos en que la guerra de Siria había pasado a un segundo plano, que los rusos y Asad habían ganado contra ISIS la batalla de Alepo y que sobre todo en la prensa americana ––que es la representación simbólica y sacramental de todo este gran país–– no se hablaba del tema, a los estrategas sirio-soviéticos no se les ocurre otra cosa que bombardear con gas sarín a unos niños para complicarse las cosas… Qué oportuna estupidez. Y cabe preguntarse si nos quedaremos tan lelos y paralelos como con las armas de destrucción masivas de Sadam. ¿Dónde están las pruebas de que el ataque salió de la base sirio-rusa de Al Shayrat?

El lanzamiento de los 59 Tomahawk en defensa de los niños gaseados de Idlib constituye una justa acción moral por parte del presidente Donald Trump al tiempo que le brinda la oportunidad de aliviar las investigaciones en su contra por sus vínculos con Rusia. Pero sobre todo reinserta a Estados Unidos en el teatro geopolítico más candente en este siglo, que puede convertirse fácilmente —si no somos capaces de ser saludablemente racionales y escépticos— en el teatro inicial de la Tercera Guerra Mundial. Sería importante que, si fuéramos a ella, lo hiciéramos con el convencimiento de que era inevitable y de que la liebre era liebre y no un gato. Aunque tal vez no importe, porque no regresaremos.


[1] http://foreignpolicy.com/2013/08/26/exclusive-cia-files-prove-america-helped-saddam-as-he-gassed-iran/
http://www.informationclearinghouse.info/article1148.htm


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