Actualizado: 17/04/2024 23:20
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Venezuela, Maduro, Guaidó

Entre Gedeón y Guaidó

La copia venezolana de las operaciones infiltradas y desbaratadas, de larga tradición en Cuba

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Tal como sucede con los combatientes verticales del anticastrismo tardío por Internet cuando se critican las estupideces de ciertos opositores, sectores duros del exilio venezolano se explayan hoy contra la periodista Patricia Poleo, militante antichavista y antimadurista, por haber abordado el fiasco de la Operación Gedeón con entrevista a Jordan Goudreau, veterano de Afganistán e Iraq y Director Ejecutivo de la corporación Silvercorp USA, domiciliada en 4150 Dow Road, Suite 104, Melbourne (FL).

Por estos mismos días del año pasado, el presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó, lanzó al desastre la Operación Libertad, a pesar de que el Secretario de Estado de USA, Mike Pompeo, pregonaba el completo respaldo de la Casa Blanca y largaba por tuit: “Democracy cannot be defeated”. Ahora Pompeo se ha visto forzado a puntualizar que Washington nada tuvo que ver con Gedeón, pues “if we were involved it would have gone differently”. Así resulta que a Maduro el Burro se enfrenta Guaidó, quien ha chocado tres veces con la misma piedra.

Falso bautismo

La operación de la semana pasada contra Maduro el Burro se bautizó Gedeón porque este quinto juez del pueblo judío derrotó a fuerzas enemigas superiores con unos pocos hombres y mucha pericia. Sólo que el nombre hace la cosa si la cosa hace al nombre. El 3-4 de mayo, un comando paramilitar —con desertores del ejército y la policía de Venezuela más dos ex militares de USA: Luke Alexander Denman y Airan Berry — fueron capturados en las zonas costeras de La Guaira y Chuao. Dizque otros ocho resultaron muertos.

Guaidó se apeó con esta monserga: “Maduro, tú eres el responsable, sabían de esa operación, los infiltraron y los esperaron para masacrarlos”. La historia de la guerra desde antes de los tiempos bíblicos de Gedeón acredita que así debe procederse: enterarse de las operaciones del enemigo, infiltrarlo y liquidarlo. El responsable es Guaidó, pero no tanto por dejar que esto ocurriera, sino más bien por dejar embarcados a sus partidarios, como aclaró Goudreau a Poleo.

Golpe de Estado por contrato

Goudreau salió al ruedo mediático para revelar que la Operación Gedeón obedecía a un contrato de “servicios generales” por $212,9 millones. Una versión resumida de ocho páginas circula ya por Internet.

Por Silvercorp USA Inc firmó el propio Goudreau y de la otra parte, Guaidó con sus asesores Sergio Vergara y Juan José Rendón. Goudreau justifica haber puesto en la picota pública a Guaidó porque Silvercorp cumplió con “todo lo que el contrato estipula”, mientras que la contraparte incumplió con la garantía mínima fijada en $1,5 millones y pagó apenas $50 mil.

¿Denegación plausible?

Rendón declaró a CNN que firmó un “acuerdo exploratorio” con Silvercorp, pero que nunca se completó y la Operación Gedeón se llevó a cabo sin el apoyo del llamado líder opositor. Por supuesto que Guaidó está negándolo todo, pero la prueba en contrario incluye, además del contrato firmado, una conversación telefónica grabada al respecto y el testimonio de Goudreau, quien agregó:

“Ellos [Guaidó et al] nos hicieron daño más que ayudarnos [y] sabían que había [60] hombres en la frontera [con Colombia] pensando en la liberación, [pero el] gobierno de oposición está ganando millones de dólares [y] cuando la gente está ganando dinero, están cómodos. No creo que haya un incentivo real para liberar”.

Y para remachar, Goudreau precisa: “He sido un combatiente por la libertad toda mi vida. Luché en Iraq, en Afganistán. Soy un soldado condecorado, he sido herido de bala, pero nunca en mi vida he visto una puñalada en la espalda y el nivel de completo desprecio por los hombres en el terreno”.

Piedra sobre piedra

Antes de la Operación Libertad, Guaidó embarcó en febrero de 2019 a decenas de militares venezolanos que habían desertado a Colombia inspirados por la llamada oposición democrática. No fueron agentes del G-2 cubano, sino los servicios de inteligencia de Colombia, quienes pusieron sobre el tapete cómo el equipo de Guaidó trompeteó la ayuda humanitaria a través de la frontera, pero acabó robándose cientos de miles de dólares recolectados y dejando abandonados a los desertores en hoteles sin pagar.

Coda

Esta película de operaciones infiltradas y desbaratadas se rodó ya en los cines de la Isla de Cuba pintoresca, pero nunca hubo un protagonista que dejara la pista de un contrato para acción comando firmado de su puño y letra. Tal como Ramiro Valdés en aquellas películas cubiches, Diosdado Cabello afirma hoy: “Sabíamos todo”, pero añade el toque venezolano de que “tuvimos que pagar” algunas de las reuniones de los complotados.


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