Actualizado: 15/04/2024 23:17
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Más acá del balserismo

Petróleo en el Estrecho de la Florida: nuevo frente de conflictos.

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Al amparo del Tratado sobre la Zona Económica Exclusiva (1977), Washington y La Habana dividieron las aguas del Estrecho de la Florida y aseguraron sus derechos respectivos a explotar el subsuelo marino. A la tentación de hacerlo sucumbió ya la parte cubana, que viene llenando sus lagunas tecnológicas y financieras para tal cometido mediante concesiones a diversas empresas extranjeras.

Sherrit y Repsol-YPF fueron las compañías pioneras, pero ahora se suman otras de China e India para acentuar, en medio del alza de los precios del combustible, los reclamos de políticos y empresarios estadounidenses contra las prohibiciones legales que, desde principios de los años ochenta, impiden perforar en la mayor parte de la plataforma continental exterior de la Unión Americana.

Desde 2000, los precios de la gasolina y el gas natural se han incrementado en Estados Unidos hasta el 126 y el 152%, respectivamente, con efectos colaterales sobre el mercado laboral: más de tres millones de empleos perdidos por cierre y reubicaciones de plantas industriales.

Charles Drevna, vicepresidente ejecutivo de la Asociación Nacional de Refinerías y Petroquímicas (EE UU), considera que la colaboración de La Habana con Pekín y Nueva Delhi en prospección de hidrocarburos es el colmo de las ironías: "Los estadounidenses optamos por cortar el acceso a nuestros propios recursos y asumimos ahora el papel de espectadores ante la irrupción de competidores chinos e indios con intención de sacarle beneficios a nuestro traspatio".

Gran reserva

La zona económica del norte de Cuba debe acumular casi cinco mil millones de barriles de petróleo e ingentes reservas de gas natural. Las reservas en toda la plataforma continental estadounidense se estiman suficientes para cubrir las necesidades de petróleo y gas natural de la Unión Americana por 16 y 25 años, respectivamente.

En diciembre pasado, la Casa Blanca renovó el tratado antedicho por dos años más y mencionó la creciente demanda de China entre las causas determinantes de la subida de precios de la gasolina.

La versión última de la Estrategia Nacional de Seguridad (marzo de 2006) advirtió ya que los chinos actuaban "como si pudieran movilizar de algún modo reservas de energía alrededor del mundo". Para Drevna y otros cabilderos en contra de la prohibición de perforar en las aguas costeras, revocarla sería un paso decisivo hacia la reducción de precios del combustible y hacia la independencia energética.

Este cabildeo encara la oposición ecologista, que se empina sobre los riesgos de contaminación ambiental por explotación del subsuelo marino y considera aquellas reservas como irrelevantes para abatir los precios de la gasolina frente a la fuerza decisiva del mercado mundial.

Entretanto, Cuba ha seccionado su zona económica en 59 áreas de concesión. Para febrero de este año, 16 estaban en manos de o en trámite de negociación con empresas de Canadá, España, China e India.

El fundador y presidente de la llamada Asociación Cubano-Americana de Comercio, Kirby Jones, propició que funcionarios cubanos invitaran en Ciudad México a compañías petroleras estadounidenses para darles a conocer "qué estaba pasando en Cuba" y pujaran por las áreas de concesión restantes.

Sin embargo, la prospección en aguas cubanas transgrediría el embargo de Estados Unidos contra la Isla. Y no es plausible que el Congreso acordara otras exenciones más allá de la venta al contado de alimentos y medicinas.

Por el contrario, el senador Bill Nelson (demócrata por Florida) se apresta ya a bloquear otra renovación del tratado de 1977 y excluir del mercado estadounidense a las compañías que perforen en la parte "cubana" del Estrecho de la Florida.