Actualizado: 28/03/2024 20:04
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Angola

Victoria cantada

Rodeado de una estela de corrupción y nepotismo, el partido gubernamental MPLA se impone en las primeras elecciones legislativas en 16 años.

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No hubo sorpresas. Estaba cantado. El partido gubernamental Movimiento Popular para la Liberación de Angola (MPLA) arrasó prácticamente en las elecciones legislativas el pasado 5 de septiembre, que en la región de Luanda se extendieron al sábado 6, por atraso en la entrega de las listas electorales a centenares de colegios.

Según datos oficiales, el MPLA obtuvo más del 80% de los sufragios y fue el partido político más votado en las 18 provincias del país.

Un total de 2.254 centros de votación debían abrir el viernes en Luanda, de los cuales funcionaron 1.934, aunque también con problemas, como errores en las listas de votantes y la falta de papeletas, urnas y otros materiales electorales.

La Misión de Observación Electoral de la Unión Europea (EUEOM), que cuenta con 118 observadores de países miembros de la UE, como así también uno de Noruega y otro de Suiza, identificó como el mayor problema la falta de las listas de votantes en muchos de los colegios afectados.

La Comisión Electoral admitió de inmediato sus errores y desorganización, y ordenó que 320 colegios reabrieran el sábado para dar oportunidad de votar a quienes no habían podido hacerlo durante la primera jornada.

Reacciones

Una misión de observación de la Comunidad para el Desarrollo de África Meridional (SADC), grupo económico regional de 15 países del que Angola es miembro, refirió el mismo sábado que las elecciones habían sido "creíbles, libres y transparentes".

Los observadores de la UE demoraron en dar su veredicto y cuando la italiana Luisa Margantini, presidenta de la EUEOM, enfrentó a los periodistas en una conferencia de prensa, midió cada una de sus palabras.

Según Margantini, las elecciones fueron "transparentes" y representan "un avance para la paz y el país, a pesar de todas las limitaciones de la organización". Evitó en todo momento utilizar las palabras "libres" y "justas", pero destacó que no hubo "intimidación". La conclusión de la funcionaria europea fue que "el pueblo votó masivamente por el MPLA".

La Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (UNITA), principal fuerza de la oposición, y varias otras organizaciones políticas menores, han tildado de "ilegítimas" las elecciones, las primeras que se celebran en el país en 16 años, debido a la desorganización el primer día de la votación y el favoritismo de los medios de comunicación estatales hacia el MPLA durante la campaña.

La oposición ha denunciado asimismo al MPLA por utilizar fondos del erario público para su campaña y por intimidar a sus seguidores, una aseveración que ha sido respaldada por la organización humanitaria Human Rights Watch.

Incluso, la UNITA presentó formalmente un pedido de "impugnación" de las elecciones, que fue rechazado por la Comisión Nacional Electoral.

Poco después de conocido este rechazo, el líder de la UNITA, Isaías Smakuva, aceptó los resultados.

Las elecciones se celebraron para elegir a 220 diputados de la Asamblea Nacional, en la que el MPLA ocupaba hasta ahora 129 escaños y el resto estaba repartido entre la UNITA y otros partidos menores.

El primer Parlamento de Angola fue inaugurado en 1992, tras las elecciones generales celebradas en septiembre de ese año, en un intervalo de la guerra civil que comenzó poco después de su independencia de Portugal, pero la UNITA rechazó como fraudulentos los resultados y reanudó el conflicto, que terminó en 2002 tras la muerte en combate de su líder, Jonas Savimbi.

Campaña electoral y corrupción

La campaña electoral se realizó sin incidentes, pese a la vieja pugna entre el MPLA y la UNITA, en un largo período de guerra fraticida.

No existen indicios de que la UNITA se prepare para rechazar de plano los resultados y de nuevo tomar las armas, porque el panorama regional e internacional le resultaría totalmente adverso. Ni África del Sur ni Estados Unidos les apoyarían en esa locura. De seguro, Samakuva tomó en cuenta esta situación cuando aceptó los resultados electorales.

El presidente José Eduardo dos Santos participó activamente en la campaña electoral y se le puede adjudicar el premio por el mejor chiste del año: proseguir su "guerra contra la corrupción".

Lo cierto es que el 6 de abril del pasado año, el juez francés Philippe Courroye, encargado de las investigaciones sobre el escándalo "Angolagate", envió de nuevo a juicio a 42 personas. Los documentos del sumario revelarían que, en el ámbito del tráfico ilícito que violó el embargo de armamentos impuesto a Angola por parte de Naciones Unidas en los años noventa, el presidente Dos Santos habría recibido 37 millones de dólares en una cuenta bancaria particular en Luxemburgo.

En estos momentos, es la hija del presidente, Isabel, de 34 años, quien controla gran parte del negocio de los diamantes, acciones en diferentes bancos y otras importantes empresas. Corrupción y nepotismo son las características del actual gobierno angoleño.

Responsabilidad de La Habana

José Eduardo dos Santos asumió el mando en Angola en 1979, poco después de la muerte de Agostino Neto. Su permanencia en el poder, por lo menos durante los primeros 20 años, se debió en gran parte al apoyo militar de los cubanos.

Preguntado por CUBAENCUENTRO.com sobre si el nombramiento de Dos Santos había sido bien recibido entonces por el alto mando, el general Rafael del Pino, que participó en aquella contienda, respondió lacónicamente: "Que yo recuerde, sí fue bien acogido".

Por su parte, la primera reacción de Mario Riva, quien fuera teniente coronel de la Fuerza Aérea Cubana y participante en dos misiones internacionalistas en Angola, fue muy espontánea: "Nosotros estábamos jugándonos la vida, mientras el presidente viajaba con frecuencia a París y otras ciudades europeas".

El testimonio de Riva es importante para comprender el aporte decisivo del régimen en el apuntalamiento del gobierno de Luanda: "Terminada la 'Operación Carlota', y una vez firmados los acuerdos de paz en Ruacaná (30 de marzo de 1976), las tropas cubanas debían haberse retirado del territorio angoleño, partiendo de la base que la intervención cubana en el conflicto angoleño era una consecuencia directa de las agresiones externas por parte de fuerzas mercenarias y de África del Sur".

No fue así debido a varios factores. El más determinante fue la extrema debilidad del MPLA en su enfrentamiento interno con la UNITA.

La primera vez que el gobierno de Fidel Castro decidió inmiscuirse, de forma contundente, en los problemas internos de Angola, fue en la primavera del año 1978, con el llamado "Ejercicio Táctico en Campaña", dirigido por el general Tomás Menéndez Tomasevich.

Esta operación en la provincia de Cuando Cubango fue el preludio de la "Operación Olivo", de mayor envergadura y duración (a nivel nacional), luego de la muerte, en 1979, del presidente Neto y tras la llegada al poder de José Eduardo dos Santos.

Al frente de la "Operación Olivo" estuvieron los llamados "caza bandidos" del Escambray, como el general Lorenzo (Pineo) Castro (ya fallecido).

Las acciones bélicas de las tropas cubanas contra la UNITA (Unión Nacional para la Independencia Total de Angola) permitieron el afianzamiento en el poder del sucesor de Neto, a la vez que posibilitaron a los asesores soviéticos preparar unidades militares regulares de las tres armas en las incipientes Fuerzas Armadas para la Liberación de Angola (FAPLA), "el brazo armado del MPLA".

Cuando en Luanda el presidente Dos Santos se prepara para celebrar su victoria electoral, es necesario recordar que en Angola perdieron la vida más de 2.000 de cubanos —según datos oficiales—, para dejar afincado uno de los gobiernos más corruptos del continente africano.


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