Mayami y Labana, yin-yang cities
¿Cuan complementarias resultan estas dos ciudades?, se pregunta Rafael Fornés, y contrasta la incontrolada expansión de Miami hasta convertirse en una ciudad suburbial, con el crecimiento interno de La Habana mediante barbacoas y la versión habanera del efficiency miamense, que florece en las azoteas
Enfatizar los polos no debe ser interpretado como una situación de conflicto. Cada parte interactúa con su opuesto y adquiere su verdadero significado como complemento del otro. Muerte y vida, luz y tinieblas, positivo y negativo, estanco y fluido, masculino y femenino (Mayami y Labana) coexisten como partes de un mismo sistema. La eliminación de uno significaría la desaparición del otro.
Cuando los ciclones transitan por Cuba, sus ráfagas transforman las aguas mansas de South Beach en un espectáculo inusitado que no desaprovechan los surfers para practicar con sus tablas. Tratamos de obtener noticias de amigos y familiares por vía teléfonica, por mensajes de textos, correos electrónicos y chat. José Antonio Évora nos invita al programa con María Elvira para analizar las consecuencias de estos ciclones. En el programa abro la caja de Pandora por donde brotan las causas de la destrucción y ponen al desnudo la cruenta realidad de nuestra actual miseria arquitectónica. Al paso de los ciclones Fay, Gustav, Hanna y Ike por las inmediaciones, oscilamos desde la familia a la política.
Año tras año, colecciono decenas de fotografías de los efectos que producen estos fenómenos atmosféricos en la región. Repaso las imágenes de Katrina y Vilma. En cambio, la destrucción que ahora observamos nos llena de aliento y esperanza. Navego entre las aguas encrespadas del Estrecho de la Florida y analizo las imágenes que encuentro en blogs, periódicos y videos para comentarlas en la introducción a mi clase, Studies of La Habana. Descubro que la espeluznante destrucción es consecuencia de casi medio siglo de inactividad constructiva y de la falta de mantenimiento y consolidación de las edificaciones. Fidel Castro, en otra alucinada “Reflexión”, culpa, como es su costumbre, al supertecnológico imperialismo yanki y denuncia una diabólica conspiración que desvía los ciclones hacia Cuba. Las ráfagas favorecen a los demócratas Barack Obama, Raúl Martínez y Joe García, de la Fundación Nacional Cubanoamericana, quienes fortalecen sus campañas aludiendo el tema humanitario y el levantamiento de las restricciones, consecuencia del obsoleto embargo. Enunciaré algunos conceptos urbanos para facilitar el entendimiento de estos sucesos.
Yin-Yang Cities es una teoría que define una serie de nociones interdependientes y complementarias que ocurren a ambos lados del Estrecho de la Florida. Es parte del proceso que designo como “Miamizar La Habana y Habanizar Miami”. ¿Ciudades hermanas? No necesariamente; ciudades complementarias, porque lo que le falta a una lo posee la otra, y viceversa.
Sprawl (Yang) es un virus letal originado en Estados Unidos con la posguerra y extendido al resto del planeta. Consiste en la expansión incontrolada de viviendas unifamiliares y edificios de baja densidad y poca altura en acumulaciones parásitas de la ciudad tradicional. Carentes de peatonalidad y servicios básicos, estos aglomerados son completamente dependientes del automóvil; el arma de destrucción masiva que ocasiona mayor deterioro a la fábrica urbana. Greater Miami ocupa un lugar destacado entre las ciudades que mejor ilustran este fenómeno. Los cubanos también nos hemos despreocupado de la arquitectura de esta ciudad. Demolemos edificios históricos, talamos árboles de los jardines para construir parqueos y driveways frente a las casas, y expandimos la trama urbana de Ranch Burguers hasta los Everglades afectando la ecología y la salud física y mental. Los desarrolladores expanden la suburbia, aumentan la polución y transforman a la población norteamericana en los obesos del animado Wall-E.
In-Prawl (Yin) es su opuesto, su envés, el reverso de la moneda. Consiste en la proliferación de un fenómeno sin precedentes en la historia del urbanismo. Se manifiesta mediante lo que popularmente denominamos “barbacoa”. La Habana es la única ciudad del mundo que ha crecido hacia dentro. Se ha inhibido, introvertido. Detrás de las coloniales y eclécticas fachadas se ocultan innumerables favelas y solares, invisibles para los ojos de los turistas y académicos que visitan la Isla. Las construcciones en las azoteas tampoco son percibidas debido a su altura y al escaso ancho de las calles, que no facilita su visibilidad. La versión cubano-miamense del inprawl es el efficiency, un artefacto exterior anexado a la vivienda original. Muchos cubanos han permutado una barbacoa en Centro Habana por un efficiency en Hialeah.
La barbacoa ha desempeñado un escaso papel en nuestra historia urbana, pero con la Revolución asume un indiscutible protagonismo. Nos atrevemos a afirmar que es la verdadera expresión de la arquitectura revolucionaria. Se manifiesta en los tinglados mickey mouse en las azoteas y barrios marginales, en las cuarterías y solares que aparecen en los documentales Cuba 111, Suite Habana y el Nuevo arte de hacer ruinas. La arquitectura nómada de los palestinos y el vernáculo comunista son la elocuente manifestación arquitectónica del Período Especial y, a causa de su temporalidad, se produce la destrucción que vemos en las imágenes al paso de los huracanes. Llaman la atención las fotografías de habitantes recogiendo ladrillos de los derrumbes ciclónicos: un reciclaje inmediato.
La tesis de Antonio José Ponte en Nuevo arte de hacer ruinas, el documental de Florian Borchmeyer, posee un tono pesimista, apocalíptico. La nuestra es más optimista, porque valoriza las olvidadas ruinas y advierte que sólo a través de ellas se salvará la ciudad. Giorgio Grassi entiende cada ruina como una invitación al Arte de Construir. Las nuevas obras podrán florecer sobre y dentro de nuestras ruinas, como en el caso de la intervención del Teatro de Marcelo, por Baldassare Peruzzi. Michelangelo construye la iglesia de Santa Maria degli Angeli dentro de las termas de Diocleciano, aprovechando la antigua basílica, el caldarium y el tepidarium. Palladio elogia la virtud de los antiguos. Gracias a ellos, el arquitecto se aprovecha del inmenso valor de las ruinas. Ellas existen, e intervenirlas constituye el gran placer que las convierte en la esencia de su nuevo proyecto. Piranesi documenta las intervenciones medievales en el templo de Hércules Víctor en el Forum Boario. Los muros que le faltan al Coliseo se utilizaron para la construcción de viviendas. Algo parecido ocurrió en La Habana cuando se demolieron las murallas y se emplearon sus piedras en la edificación de los palacios habaneros del XIX.
En Florencia, el Palazzo Vecchio conecta la Galería Uffizi con el corredor Vasariano, cruzando el Arno a través del Ponte Vecchio, en una ruta de escape de los Médicis hasta el Palacio Pitti. La singularidad del viejo puente radica en las adiciones y barbacoas de comerciantes, joyeros y mercaderes.
Breve historia personal de barbacoas, azoteas y casas balsas
La barbacoa es una invención antiquísima. El calificativo taíno es tan milenario como el círculo tequesta de Miami. En la colonia, se le conoce como entresuelo o mezzanine, y vale destacar que este último término es de origen italiano. La barbacoa es la versión americana de las tarbenæ de Ostia Antica, el puerto de Roma imperial. Otras tipologías, como las domus y villas romanas, aparecen a lo largo de la Calzada del Cerro y continúan por Monte hasta la puerta de la muralla. En la Esquina de Tejas, Infanta se convierte en Diez de Octubre. Las columnatas obligatorias en las calzadas son producto de las Ordenanzas de 1861 que dictan el trazado de la ciudad extramuros e inmortalizan la repetición de la célebre Stoa de Attalos. Es la ciudad de las columnas de Alejo Carpentier.
De niño, viví en una azotea de la calle Trocadero, muy cerca de la casa de José Lezama Lima. Cuarenta años más tarde, esa azotea inspira a mi tía María Irene Fornés para la escenografía de Letters from Cuba, su última obra teatral. Al nacer mi hija Ana, construí en mi apartamento de Cojímar, con la ayuda de vecinos y familiares, una barbacoa de hormigón armado de ocho centímetros de espesor en un alarde estructural. La empotré en los muros de citarón excavando una hilada de ladrillos en su perímetro. Al cabo de veinticinco años, se encuentra en perfecto estado. En Roma, mi colega Rick López vivía en el palacio del Banco di Santo Spiritu, en un edificio de 1520, obra de Antonio Sangallo, el Joven. Su apartamento tenía una excelente barbacoa. En mi apartamento romano, al doblar del Panteón, desde la ventana de mi barbacoa disfrutaba del altar y los querubines de la iglesia de La Maddalena. Descubrí que Roma, la ciudad de los monumentos, estaba atestada de barbacoas que funcionan perfectamente. O sea, que el problema fundamental no es la barbacoa, sino, al contrario, su mal uso y abuso.
Conservo el Libro de las Casas, de The Little River Redwood Company of Cuba, con sede en la Calzada de Concha # 34. El catálogo de ventas garantiza que respeta las especificaciones que permiten construir viviendas prefabricadas de madera en los términos municipales de La Habana, Marianao, Regla, Guanabacoa, Santiago de las Vegas, Hoyo Colorado y San José de las Lajas. Establece que, fuera de los términos municipales ya mencionados, correrán por cuenta del comprador los gastos de transporte desde la estación de ferrocarril de La Habana hasta su lugar de destino. Muestra variados “estilos españoles y californienses” y los diferentes modelos son bautizados con nombres como Baire, Yara, Baracoa, Cacahual, Caney, Palma Soriano, Martí, Maceo, Yumurí, Sagua y los norteamericanos Hollywood, Pomona, Pasadena, San Bernardino y Monterrey. Los modelos podían ordenarse por cable o telégrafo. La versión contemporánea de estas viviendas prefabricadas es el famoso Katrina Cottage, célula habitacional mínima derivada del desastre de Nueva Orleáns. “Casas balsas”[1] es un proyecto basado en la transportación en contenedores de viviendas prefabricadas de emergencia para Cuba.
Mayami y Labana: ciudades análogas
Es bien difícil hablar cotidianamente de Miami sin mencionar a La Habana, o hablar de La Habana sin mencionar a Miami.
Aquí se duplican los nombres de los restaurantes de La Habana precastrista. La Carreta, el Puerto de Sagua, el Castillo de Farnés, la Esquina de Tejas o El Big Five, que es la fusión de los cinco clubes sociales habaneros más importantes. Las funerarias Caballero, Woodland y Rivero. Existen tiendas como La Época, en el Downtown, o librerías como La Moderna Poesía, en la Calle Ocho. Están El Mago de la Frita, y Rey Pizza, “con la verdadera pizza cubana”, invoca la nostalgia de un sabor de la Isla posCastro. O la Escuela Cubana de Ballet Clásico de Miami, de Pedro Pablo Peña.
En los 50 aparecen en Cuba nombres americanizados de importantes arquitectos, como Max Borges, Jr., Frank Martínez o Henry Gutiérrez, a quienes he conocido en Miami. En los planos de la época aparecen términos como hall sustituyendo a zaguán; asimismo, pantry, lobby y carport. Las viejas grabaciones de Tres Patines son el programa de radio con más audiencia en Miami. El exilio histórico se resiste a la nueva división político-administrativa, y utiliza aún las seis provincias en vez de las catorce actuales. Existen organizaciones y eventos con epítetos patrióticos, como Vigilia Mambisa, los Municipios en el Exilio, Sentir Cubano y Cuba Nostalgia. Se reiteran los nombres originales de Habana Hilton en lugar de Habana Libre, Plaza Cívica por Plaza de la Revolución, y se llama Radiocentro al cine Yara.
Herzog & de Meuron, los arquitectos del estadio olímpico en Beijing, son los encargados del nuevo Miami Art Museum —que ocupa, equívocamente, el Bicentennial Park— y del escultórico parqueo 1111, al final de Lincoln Mall. Arquitectónica Internacional, la más prominente firma local, construye muchísimo en China comunista. Rafael Moneo se encarga finalmente de las ruinas del hotel Packard, mientras Teresa María Luis y Oscar García[2] se mudan a Miami. Carlos Garaicoa comenta la ausencia de ética del star system arquitectónico[3]: la sociedad china logra robarle el alma al pensamiento occidental. Considero que la interacción no es criticable, por el contrario, es un reflejo de la globalización actual. Ya no estamos en tiempos de la Guerra Fría. Después de la muerte de Mao y de otros líderes comunistas, se han propiciado sustanciales cambios económicos. ¿Por qué, entonces, no podemos construir en La Habana? ¿Acaso no es equivalente a construir en China? Después de Dubai, Miami, la segunda ciudad de los cubanos, es la de mayor crecimiento del planeta, y Shanghai le sigue los pasos. Las monjas Hijas de la Caridad de San Paul logran trascender las diferencias políticas y envían ayuda humanitaria a Cuba. Verdaderamente, como todos los cubanos somos hijos de la Caridad del Cobre, los Arquitectos de la Caridad debemos irnos preparando para la nueva misión internacionalista en La Habana.
Scarpacci, Joseph L.; Segre, Roberto, y Coyula, Mario (Introducción de Andrés Duany); Havana: two faces of the Antillean Metropolis (edición revisada); The University of North Carolina Press, Chapel Hill and London, 2002, 437 pp. ISBN 0-8078-2700-2.
Dos terceras partes de estas páginas se ocupan de La Habana posterior a 1959, lo cual podría juzgarse un contrasentido, dado lo poco construido desde entonces; pero en ello reside el mayor interés de este excelente estudio, imprescindible por sus estadísticas y referencias bibliográficas, así como por su recuperación de épocas y ambientes. (Es notable, por ejemplo, la descripción de El Carmelo de Calzada que abre el cuarto capítulo).
Las páginas finales versan sobre los riesgos y oportunidades de La Habana futura, y están llenas de interrogantes, atisbos y advertencias. "¿Es posible reconciliar los sueños de tantos a 90 millas, con los que se sueñan en la ciudad [La Habana] cada noche?", preguntan los autores del que pudiera considerarse como el más importante volumen sobre la ciudad publicado en los últimos años.
Antonio José Ponte
[1] Este proyecto mío se refiere a las balsas de Guantánamo hechas con pedazos de viviendas, pero, sobre todo, a las casas prefabricadas que se importaban a todo el Caribe por barco y tren. Las he encontrado en los bateyes de centrales cubanos, y también en Honduras y Miami. Algunas casas wood frame de Key West fueron transportadas enteras desde Bahamas.
[2] Arquitectos cubanos muy talentosos cuyo proyecto para el hotel Packard fue publicado en The New York Times.
[3] http://www.cubaencuentro.com/es/entrevistas/destacado-portada/hemos-sobrepasado-la-revolucion-tradicional-101823
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