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Actualizado: 17/05/2024 12:58

Reportaje

El censo de Oz

Encuesta nacional de población: Vivienda, espectro racial y situación económica destapan las contradicciones de las estadísticas.

Los números han hablado, aunque parezcan sacados del mundo de Oz. Con tres años de retraso, los resultados definitivos del Censo de Población y Viviendas de 2002 han provocado diversas reacciones: no sólo en el mundo académico cubano, sino entre la gente de a pie que no da demasiado crédito a lo que lee a toda página en la prensa oficial.

"Es como si estuvieran hablando de otro país", relata incrédula una habanera de 53 años, que vive en un apartamento del Cerro junto a sus tres hijos, su esposo, su madre y un primo. Todos en el espacio de dos habitaciones y una típica barbacoa.

Los datos sobre el estado de la vivienda en la Isla parecen haber satisfecho sólo a las autoridades. En declaraciones al diario Granma, José Luis Rodríguez, ministro de Economía y Planificación, dice que "los resultados de la investigación validan los logros de la revolución". Por su parte, la agencia oficialista Prensa Latina concluye que como "el 99,8 por ciento de las personas habita en viviendas particulares", esto significa la "ausencia de hacinamiento por el ritmo constructivo de inmuebles y la contracción de la población".

La Habana se ufana por estos días de contar con un promedio de 3,16 personas por unidades de alojamiento. Puestos a comparar, la cifra parece tendenciosa. Según el último Censo de Población de España (2001), este país —europeo y desarrollado— exhibe una media de 2,9 habitantes por vivienda. Una cifra verosímil, si además se tiene en cuenta que, según datos del Ministerio español de la Vivienda, hay tres millones de casas vacías. ¿Tan cerca está la Isla de solucionar sus problemas de vivienda?

Choque de datos oficiales

El economista Oscar Espinosa Chepe, encarcelado en 2003 por "criticar de forma no objetiva la situación económica y social" de la Isla, recuerda que un informe reciente del Instituto de la Vivienda había planteado que "más del 43%" de las casas cubanas estaba en muy malas condiciones.

"Habrá que ver cómo concuerda esto con los datos del censo. Las poquísimas cifras que conocemos, aparecidas en Granma, ofrecen datos sobre la vivienda que son contradictorios con lo que las estadísticas oficiales estaban publicando sobre la construcción de nuevos asentamientos poblacionales", agregó Espinosa Chepe a Encuentro en la Red.

El economista considera que la aseveración de que no hay hacinamiento "se contradice con lo que todos estamos mirando aquí en Cuba y con lo que muchos dirigentes han planteado, como el doctor Carlos Lage, sobre que la vivienda es uno de los problemas más graves que tiene el país".

Las cifras de la investigación, según un análisis del diario oficialista del Partido Comunista de Cuba, indican que en 2002 residían de forma permanente en el país 11.177.743 habitantes y que, en total, entre los dos últimos censos, la población creció en 1.454.138 habitantes y las unidades de alojamiento en 1.165.854, "lo que muestra una relación de 1,25 habitantes por unidades de alojamiento".

Para el economista exiliado Elías Amor Bravo, los datos del censo muestran un patrimonio de viviendas relativamente antiguo, ya que "el 20% tiene una edad anterior a 1959, y si se descuenta el número de viviendas de las que no se tiene fecha conocida, estamos ante un 33%".

Si se toman al pie de la letra los números censales, la conclusión es que la tercera parte de las viviendas fue construida antes de la revolución.

Durante su alegato judicial posterior al asalto al cuartel Moncada, conocido como La Historia me Absolverá, Fidel Castro calificó de "grave" la situación de la vivienda y criticó la existencia de 200.000 bohíos y chozas en la Cuba de 1953.

Según el nuevo censo oficial, casi cincuenta años después de la denuncia de Castro, en la Isla se contabilizan aún 127.417 casas con paredes de yagua o tabla de palma, de las cuales casi 36.000 fueron construidas en pleno 2002. La investigación gubernamental evita mencionar la palabra "bohío" y utiliza otros eufemismos, como "paredes de yagua" o "pisos de tierra".

"Llama la atención que el 98% de las viviendas de paredes de yagua o tabla de palma se han construido después de 1959, lo que confirma la escasa atención que el régimen ha dado a la vivienda, sobre todo en zonas rurales", significa Bravo.

El economista afirma que frente a este dato, "contrasta la calidad de las construcciones antes de la revolución. Hasta 1959, el 83% de las viviendas construidas se hacían con paredes de hormigón y mampostería. En cambio, a partir de esta fecha, este mismo porcentaje sólo es del 61%". Concluye que el parque habitacional de la Isla está "envejecido, es de mala calidad y no reúne condiciones adecuadas para satisfacer la demanda de 11 millones de personas".

¿Un país de blancos?

Por su trascendencia política y social, el irresuelto problema racial cubano y su tratamiento en el censo, ha sido objeto de inquietud por parte de investigadores y expertos en el tema. Una vez más, las cifras y la realidad callejera transitan por sendas paralelas, sin tocarse en algún punto medianamente sensato. ¿Quién desmiente a quién?

La investigación del gobierno afirma que de los 11.177.743 de residentes, 7.271.926 (65%) son blancos, 1.126.894, negros (10%), y 2.778.923 (24,9%), mulatos y mestizos.

El sociólogo Miguel A. García Puñales, director del Centro de Información y Documentación de Estudios Cubanos (CENINFEC), con sede en Madrid, introduce, además del elemento de la "manipulación estadística", una "falta de calidad espectacular", al examinar el mismo tema.

"Hemos alertado con anterioridad que absolutamente ningún censo en Cuba ha podido tomar con certeza el dato referente a la raza, toda vez que los encuestadores nunca han sido entrenados para ello", señala García Puñales.

El director de CENINFEC explica que, en un país donde se cuentan alrededor de "20 fenotipos raciales diferenciados", sería necesaria la "intervención de encuestadores especializados en antropología física" para poder tomar un dato aproximadamente exacto.

"Nótese que en los datos del presente censo sólo se conciben la raza blanca, la negra y sus mezclas. Se ignora el componente asiático y por supuesto el amerindio", expresa el sociólogo, y agrega que el último componente "jamás ha sido tenido en cuenta en censos cubanos, a pesar de la relativamente importante incorporación de etnias yucatecas durante el siglo XIX, principalmente en las provincias orientales".

La versión de la economista y líder disidente Martha Beatriz Roque Cabello coincide básicamente con las anteriores, pero aporta un detalle nuevo: "Nos asombró mucho que los gráficos sólo muestren un 10% de población negra. Nosotros deducimos que el otro por ciento está preso, y no fue incluido en el censo. Otra cosa es imposible. Ciertamente la población penal, en su mayoría, es negra. Y te lo puedo asegurar yo, que he estado presa en dos ocasiones".

Apología del pleno empleo

De acuerdo con los datos oficiales de la encuesta, Cuba tiene una tasa de desempleo del 3,0%, situación puesta en duda por economistas independientes en más de una ocasión.

Consultado sobre el tema, Carmelo Mesa-Lago, profesor de la Universidad de Pittsburg, nos remite a su artículo "Problemas sociales y económicos en Cuba durante la crisis y la recuperación" ( Revista de la CEPAL, No. 86 agosto 2005), donde considera que la tasa de desempleo cubana fue de un 21% entre 1998 y 2000.

Mesa-Lago recuerda que el ex presidente de la Junta Central de Planificación de Cuba, Manuel García Díaz (hoy catedrático en la Universidad de Granada), maneja en su más reciente libro una cifra de entre el 16% y el 28% en el período 1994-2000.

El economista Tomás Muñoz va, incluso, más allá. Plantea un "desempleo real de 2,2 millones de personas (33% de paro)", tomando en consideración la diferencia entre Población en Edad Laboral (PEL) y Población Económicamente Activa (PEA); aunque matiza que, para ser justos, es mejor analizar la PEL desde los 21 años, y no desde los 16. Con este nuevo enfoque, Muñoz fija en un 29% el desempleo en Cuba.

El tercer Censo de Población y Viviendas de la era Castro, luego de haberse "cocinado" durante tres años, es todavía hoy un misterio. A la espera de que se publique íntegramente, los investigadores consultados han debido hacer peripecias informáticas para acceder al sitio web de la Oficina Nacional de Estadísticas.

El diario oficial anunció que toda la información estaría disponible on line, aunque 48 horas después fueron bloqueados los accesos. ¿Por qué? ¿Porque son datos manipulados? ¿Porque son auténticos pero esconden algunas situaciones desagradables?, o ¿porque de ellos se pueden extraer tantas conclusiones como realidades posibles?

El cubano de a pie, lejos de toda ilusión computacional, y ajeno al imprescindible contraste de números y criterios, ha tenido que conformarse con la predecible opinión de Granma: "el censo valida los logros de la revolución". ¿Habrá que leerla entre líneas o tomársela al pie de la letra?

© cubaencuentro

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