Antes de caer enferma la semana pasada, la líder de las Damas de Blanco, Laura Pollán, respondió a mis preguntas y prometió no cesar en su lucha pacífica para lograr cambios democráticos en Cuba.

“Mientras quede un preso político, habrá Damas de Blanco luchando por su libertad”.

Pollán agregó que su campaña para llevar cambios democráticos a Cuba tiene un precio, pero ella aseguró no rendirse.

“Nos han dado golpes, nos han pateado. Pero vamos a continuar. Sabemos que vamos por el camino correcto. Muy pronto Cuba será libre. El pueblo está despertando”.

Pollán dijo que su grupo es conocido incluso en los rincones de la Sierra Maestra, desde donde Fidel Castro dirigió la insurrección que lo llevó al poder.

La luchadora por los derechos humanos reconoció que el número de miembros de las Damas de Blanco era reducido. Como Damas de Blanco solo permanecen en Cuba 15 miembros. Sin embargo, Pollán dijo que docenas se han unido en un grupo de apoyo conocido precisamente como Damas de Apoyo.

“Tenemos mujeres, algunas Damas y otras de Apoyo, en toda Cuba”, señaló.

Los medios de prensa estatales cubanos llaman a Pollán una “mercenaria” que recibe apoyo de las organizaciones financiadas por el gobierno de Estados Unidos.

Pollán dijo que su grupo solo le está pidiendo al Gobierno cubano que respete los derechos humanos básicos. Agregó que el gobierno socialista ha respondido diciendo que los disidentes son “mercenarios”.

“Queremos una Cuba libre y soberana. En Cuba, toda persona que piense distinto y sea capaz de expresarlo, que tenga ese valor, pierde su apellido, para ser ‘Juan Mercenario’”.

Explicó por qué las Damas de Blanco no desaparecieron luego que el último de los prisioneros del Grupo de los 75 fue liberado.

“Más adelante nos fuimos dando cuenta que ellos no eran los únicos presos políticos. Que habían muchos más”.

Pollán también se refirió a la tendencia de algunos activistas por la democracia en Cuba a buscar los cambios desde el exterior, en lugar de permanecer en la Isla y luchar.

“Nuestra misión es aquí. No en el exilio. Desde el exilio se puede luchar, pero no es lo mismo”.

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