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Actualizado: 17/05/2024 12:58

Cine

Los motivos del lobo

'La vida de los otros', una historia sobre los entresijos policiales comunistas en la RDA, se presenta en La Habana.


Ahora que el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana acaba de estrenar La vida de los otros, uno estaría dispuesto a creer en el capitán de la Stasi Gerd Wiesler, maestro de espías, una de cuyas misiones consistió en vigilar a la pareja compuesta por el dramaturgo Georg Dreyman y la actriz Christa-Maria Sieland. ¿Qué puede haber de inverosímil en la bondad de Wiesler desde que las autoridades cubanas, formadas en la escuela de la Stasi, se han arriesgado a dar el visto bueno a la exhibición de esta película?

El mayor evento cinematográfico en la Isla incluye en su programación una historia sobre los entresijos policiales comunistas, y despierta entonces menos suspicacia la metamorfosis de un espía de Alemania Oriental que la permisividad mostrada por sus homólogos de Cuba. Uno deja de preguntarse qué empujó a Gerd Wiesler a socorrer a un par de enemigos del socialismo para ponerse a averiguar cómo es posible que los encargados de la censura cubana hayan hecho pasar una fábula así hacia las salas cinematográficas.

La hipótesis de una fuga, que calcula escapes aún en los más estrictos sistemas de vigilancia, pesa poco en este caso. Pues cada año las gafas de la censura examinan minuciosamente el listado de películas. La hipótesis contraria, donde los capitanes cubanos preparan sus propias transformaciones en carteros (cerrado el capítulo comunista, Wiesler trabaja repartiendo cartas), resulta prematura o novelesca.

Mejor creer que el filme ha sido autorizado por pura indiferencia, debido a que dos o tres proyecciones no acarrearían consecuencia alguna. Wiesler habrá perdonado la vida a la pareja de enemigos que espiaba, su espíritu pudo cambiar profundamente, pero tal metamorfosis no resultará ejemplar desde la pantalla.

Hasta podría alegarse que lo sucedido en la República Democrática Alemana queda muy lejos de cuanto ocurre en la República de Cuba. ¿Acaso, luego de desaparecido el bloque socialista, el discurso oficial cubano no se extraña de esa historia en común, y olvida la que fuera alianza inquebrantable, familiaridad entre hermanos de doctrina? Cualquier lectura que relacione a la Stasi con la Seguridad del Estado parecerá forzada entonces.

Agréguese a lo anterior que el filme se ocupa de un conflicto netamente alemán. No hay más que atender a las declaraciones hechas por el realizador Florian Henckel von Donnersmarck: en el origen de su filme está la negativa de Vladimir I. Lenin a escuchar la Apassionata de Beethoven. Lenin confesó a Gorki que el influjo de esa música le habría impedido aplastar las cabezas necesarias para que la revolución triunfara.

Dilema que, aunque pronunciado entre rusos, entra de lleno en el meollo alemán, abona el escándalo ante la paradoja de que alguien pudiera deleitarse con la música más espiritual para, a continuación, ordenar el envío de trenes llenos hacia los crematorios. (Esta misma relación entre música y barbarie fue formulada en clave humorística por Woody Allen, a quien oír a Wagner le despertaba los deseos de invadir Polonia).

Un Lenin pasado por arte

Florian Henckel von Donnersmarck obliga a Lenin a escuchar la Apassionata. Tal como el cine alemán bajó hace poco al búnker del Führer, el joven director penetra en la sala de escuchas de un connotado oficial de la Stasi, filtra hacia sus audífonos una sonata catártica y un catártico poema de Brecht y, después de sonata y de poema, el capitán Weisler no puede cortar cabeza ya, es un Lenin pasado por arte.

Una de las mayores fallas del guión de La vida de los otros reside en ese personaje, a quien se hace difícil adjudicarle un motivo convincente. En verdad, ¿qué lo empuja de espía a cartero? Según el director y guionista, un poema, una sonata. En su reseña del filme, Slavov Žižek ha apostado exageradamente por el trasfondo homosexual, por la atracción del capitán hacia el dramaturgo a quien vigila. En cualquier caso, para ser un guión construido a la americana y para tener tan clara la premisa de su historia, Florian Henckel von Donnersmarck traza muy mal al protagonista.

La vida de los otros incurre en el ministro villano que arrincona a una actriz hasta que ella traiciona al dramaturgo a quien ama. (¿No se reduce esta trama, con empresario teatral en lugar de ministro, a alguna de las películas de Sarita Montiel?). Con razón Žižek se queja de que todo provenga de la corrupción de un jefe, cuando lo terrible de cualquier régimen totalitario puede encontrarse en el trabajo de sus burócratas honestos y de sus policías estrictos. El mal (como entendió Hannah Arendt al cubrir el juicio de Adolf Eichmann) aparece más problemáticamente en el funcionario a cabalidad, en el esbirro vanguardia laboral.

Me temo que ese ministro desbocado pudo prestar a los censores un incentivo para la exhibición del filme. Al fin y al cabo, en éste se habla menos del sistema que de una tergiversación del sistema. Y ninguna tragedia habría ocurrido de no haberse cruzado la líbido ministerial en el camino de una actriz. Lo terrible, visto así, no reside en cómo funcionan las cosas en la República Democrática Alemana, sino en cómo funcionan desde el momento en que un pez gordo se toma atribuciones indebidas.

Nada habrá complacido más en La Habana que esta revisitación del mito del burócrata culpable. ¿No acudieron a él recientemente artistas, escritores y funcionarios para explicar, mediante dos o tres antiguos comisarios culturales, los desmanes de los años setenta? ¿Y no acaba de implantarse en Cuba un nuevo código ético para dirigentes y se insiste en la recuperación de la disciplina laboral, como si tales puntualidades fueran a enderezar la crisis?

Interrumpo aquí esta excursión por la lógica de la censura. Las Christa-Maria Sieland y los Georg Dreyman habaneros seguramente no desconocerán los tejemanejes de la policía secreta en torno suyo, así que escasa sublevación podrá traerles La vida de los otros. En cuanto a algún potencial Wiesler, de poco servirá que lo anime sonata, poema, la visión de este filme o simple indignación. Pues existió en la Stasi (y ha de existir en su equivalente cubano) cierta instancia que el filme pasa por alto y que atestiguan libros como El expediente, de Timothy Garton Ash, o documentales como La descomposición del alma, de Nina Toussaint y Massimo Iannetta: también los vigilantes reciben vigilancia.

© cubaencuentro

10 Comentarios


10 by anonimo (Usuario no autenticado) 09/12/2008 18:20

Que estas personas mienten, cuando se refieren a que no quieren, que los hombres de dinero y con negocios, vengan a decirles como vivir sus, vidas, este si es el problema en los países pobres. Cuando los hombres de negocios, van a supervisar las cuentas de el negocio, casi siempre se encuentran con opocisiones de los obreros, estos se empiezan a quejar y a decir que no quieren que nadie les siga nada, que quieren ser libres, casi siempre a los dueños de los negocios no les interesa la vida personal de los obreros. Los obreros casi siempre inventan una pelea con los dueños, para poder robarles dinero y respeto, los obreros les inventan mentiras a los dueños, hablan mal de ellos, y hasta los insultan, los obreros empiezan a sentirse muy poderosos y a decir que tienen el régimen comunista. Muchos dueños de negocios se han dado cuenta que el verdadero problema es que los obreros, no son tan gente como dicen ser, para obtener el trabajo, se hacen decir ser muy hombres de trabajo, pero muchos dueños de negocios saben que muchos obreros se unen en matrimonio, nada mas para estafar a los negocios y fabricas, se unen en asociación delictiva, muchos obreros son gente gay con esposas, y se dedican a hablar mal de los dueños de los negocios, y a tratar de empezar a formar un régimen comunista de falsedad, se hablan con los bancos y empiezan robar a los negocios, este régimen sigue proliferando en el país de México, terminamos por entender que le verdadero problema es que los trabajadores no son tan gente como dicen, en la fabrica de bimbo de México, este régimen existe, los obreros peleando y robando.-

9 by pedro el de Matanzas (Usuario no autenticado) 11/12/2007 10:20

Ya tambien el escritor chileno Javier Campos habia escrito en marzo del 2007 un buen articulo que se reprodujo tambien en Cuaderno de Cuba, aqui los dos links donde esta ese articulo LA VIDA DE LOS OTROS EN CUBA http://cuadernomayor.blogsp...vida-de-los-otros-en-cuba.html http://www.elmostrador.cl/m...icia_new.asp?id_noticia=211553

8 by enlaesquinaroja (Usuario no autenticado) 11/12/2007 10:00

Nikita, no creo que el bloguero adolescente aprecie tu comentario. Tampoco el anticamarada Nestor.

7 by PARA ENLAESQUINAROJA (Usuario no autenticado) 11/12/2007 0:00

De Nikita ...tienes razon,deben ser los nuevos terroristas informaticos entrenados en la escuela esa de informatica que hay en la Habana que los estan poniendo a cumplir esas honrosas misiones...a mi me hicieron lo mismo,me trataron de enviar un virus cuando dije en el chat de yahoo que Hugo Chavez era un cinico demagogo ,pero el antivirus de Bell se lo bloqueo...en el fondo lo que dan es lastima que no saben ni lo que esta pasando alrededor suyo,les va a ocurrir como en esa escena de los empleados abrecartas que se enteran que se cayo el comunismo y no saben ni como van a reaccionar...por eso ya ebvie a Cuba varias copias de la pelicula,para que la gente les saque mas y mas copias y llegue a mas personas...asi que si puedes has tu lo mismo.

6 by Rolando Sanchez Mejia (Usuario no autenticado) 11/12/2007 0:00

Buen análisis para una pelicula naif. Y buena advertencia para cuando estemos en el post-no-se-sabe-qué, no se hagan productos mediocres y falsificadores de la realidad como la mencionada pelicula, que a primera vista parecen impactante, incluso vindicativos de moral "humana" en los resquicios del fango. Pero no hay que dejarse llevar por los "sentimintos", por el "pathos" de ¡al fin la verdad! Hará falta un cine duro, despiadado, es decir, poco cubano, que intenta meter en mismo saco la persecusión de homosexuales en un bidón o dos de fresa y chocolate. ¿Podrá el cine cubano salvarse de lo naif? Dura tarea.

5 by eva (Usuario no autenticado) 10/12/2007 23:40

muy buen comentario. debo decir que una amiga mia acaba de venir de la habana y vio la pelicula en una sala normal donde quien saco el ticket pudo verla . nada de acceso restringido o nada parecido, como vemos asi estan las cosas.

4 by enlaesquinaroja (Usuario no autenticado) 10/12/2007 18:00

Fijense si esto de la influencia de la Stasi en Cuba es serio que el otro dia yo le hice un comentario a un bloguero cubano (en fin, creo que lo es) y el tipo se molesto tanto que recurrio a la amenaza segurosa. Al parecer, el hombre (en fin, creo que lo es) rastreo el servidor para ver que mi mensaje (que venia con seudonimo) venia de Canada y asi, como que entre lineas, dejarme saber que "podia llegar a mi", que en realidad yo no era un anonimo para el; que el, bloguero en jefe, me podia encontrar. Nunca habia visto una cosa asi en la blogosfera. He aqui la referencia: http://penultimosdias.com/2007/12/05/dos-recomendaciones/

3 by Chipojo (Usuario no autenticado) 10/12/2007 18:00

Yeah, right! Cuando la pongan en la TV me avisan...

2 by Nikita mariquita (Usuario no autenticado) 10/12/2007 15:00

Invito a todos a ver esta pelicula,es excelente....me imagino que el gobierno cubano decidio exhibirla en la Habana para decir que hay plena libertad,pero ya sabemos bajo que condiciones la pondran:solo para invitados bien seleccionados,en una sala pequena quizas y luego por arte de magia la copia se deterioro o no se sabe a donde fue a parar....

1 by Para el autor (Usuario no autenticado) 10/12/2007 15:00

Magnífico análisis.

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