Ir al menú | Ir al contenido



A debate

Tras la carga de los emails

Miami opina: Tres visiones en torno a la actualidad cultural en la Isla luego del debate sobre el pavonato.

Todo comenzó con la aparición, en la televisión oficialista, de tres funcionarios involucrados en la política represiva del llamado Quinquenio Gris, o Década Negra: Luis Pavón, Armando Quesada y Jorge Sergera. Un trío de pésima reputación entre la intelectualidad cubana más memoriosa, que reaccionó lanzándose a la yugular de la censura en la vertiginosa intimidad de sus correos electrónicos.

Pero lo que en principio constituyó un intercambio de emails moderadamente crítico, focalizado en la Isla, pronto desembocó en un debate de proporciones oceánicas, sumergiendo hasta el fondo a un considerable número de intelectuales exiliados.

Entretanto, el Secretariado de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) informaba en un comunicado publicado en Granma que el Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT) había admitido su "error" a propósito de los programas televisivos, aunque recalcaba el presupuesto: "La política cultural de la revolución es irreversible".

Insólita disculpa, pero hasta cierto punto previsible, como ya había pronosticado más de uno en el fragor del intercambio electrónico.

El último acto significativo de esta especie de "desmitificación" en ciernes, como la ha llamado el escritor Carlos Alberto Montaner, tuvo lugar hace pocos días en la Feria del Libro de La Habana. En presencia del gobernante en funciones, Raúl Castro, el poeta César López mencionó los nombres de Guillermo Cabrera Infante, Heberto Padilla, Reynaldo Arenas, Severo Sarduy, Gastón Baquero y Jesús Díaz "como parte de la cultura cubana de hoy y de siempre".

Al finalizar su alocución, López fue felicitado por el propio Raúl Castro. También la televisión cubana transmitió el discurso del Premio Nacional de Literatura 1999, incluida su mención de los autores "malditos". ¿Se trataba del pistoletazo de arrancada de una verdadera apertura cultural en la Isla o, sencillamente, el general intentaba desmarcarse de un "error" perpetrado por sus subalternos, coincidentemente en plena era "raulista"?

O más groseramente: ¿Estamos en presencia de un nuevo acto de malabarismo político-cultural, por el estilo de a los que ya nos tiene acostumbrados la oficialidad cubana?

La visión constructiva

Con el agua de la impredecible realidad cubana al cuello, la reacción de la intelectualidad en Miami, y su periferia, oscila entre lo constructivo y lo escéptico. Aunque la mayoría de los entrevistados para Encuentro en la Red se resiste a considerar falsas expectativas, el episodio iniciado con "la carga de los emails", como ya lo llaman algunos en la capital del exilio, no deja de resultar esperanzador, o cuando menos sugestivo.

Para Carlos Alberto Montaner, la polémica generada por los emails de marras no es despreciable. "No es el inicio de la transición, pero es el punto de partida de la desmitificación. Hace muchos años habríamos utilizado el término deshielo para describir lo que está sucediendo en Cuba en el terreno cultural", declaró a Encuentro en la Red el autor de Viaje al corazón de Cuba.

"Pero para mí no tiene sentido detenernos a identificar inconsistencias. El totalitarismo es una máquina dedicada a provocar inconsistencias: se piensa de una manera y se actúa de otra muy diferente. Es bueno que quien ayer calló hoy se atreva a hablar. No tiene sentido criticar a quien hoy alza la voz para protestar sólo porque ayer formó parte de los represores", agregó.

Por su parte, y a pesar de que, según sus palabras, "muchos intelectuales en la Isla no comprenden la vinculación esencial entre la propiedad privada de los medios de producción y la libertad política", el periodista y politólogo Adolfo Rivero Caro tomó distancia de quienes en Miami han criticado con alguna dureza el debate en torno al Quinquenio Gris, tildándolo de eufemístico, inconsistente e incluso irreal.

"Es natural que muchos talentos, que estaban siendo apoyados y cultivados por el Estado cubano, se marchitaran y desaparecieran al encontrarse ubicados bruscamente en el ambiente más ferozmente competitivo del planeta (…) Los intelectuales y artistas de la Isla comprenden perfectamente esta realidad y la mayoría prefiere luchar como una personalidad dentro de Cuba a exiliarse en Estados Unidos, y desaparecer de la vida pública al poco tiempo", escribió el periodista en su página de internet.

"Es por eso que tenemos que simpatizar y apoyar su lucha, aunque, desde nuestro punto de vista, resulte un poco absurda. Es como si una máquina del tiempo nos permitiera participar en discusiones morales del siglo XIX. No hay nada que discutir. Tenemos que luchar a favor de Oscar Wilde".

En esta cuerda, Carlos Alberto Montaner se muestra convencido de que el futuro cubano debe ser inclusivo, todavía más, si cabe, desde el ámbito cultural. "A Woody Allen le gusta decir que cuida mucho el futuro porque es el sitio en el que tendrá que vivir, y tiene razón", consideró el escritor.

"El pasado ya lo hemos echado a perder: tres generaciones de cubanos han vivido y sufrido la atroz experiencia de una dictadura comunista muy parecida a las que padecieron los centroeuropeos. Ahora tenemos que prepararnos para construir un futuro en el que quepan todos".

"Me pareció que el discurso de César López fue en esa dirección. Mencionar a varios escritores cubanos que murieron en el destierro, ofendidos y humillados, es un buen comienzo. En la república que viene tienen que caber todos", concluyó el presidente de la Unión Liberal Cubana.

Por otro lado, el crítico y poeta Joaquín Badajoz consideró que la política en Cuba, "como casi todos los temas de nuestras vidas de animales insulares, tiene un contenido altamente emocional. Eso, por supuesto, se manifiesta también en la literatura y el arte, y en los juicios y debates intelectuales. La razón creo que está en que hemos vivido dentro de estructuras elásticas, que responden a regulaciones bastantes subjetivas, personalistas y arbitrarias".
"En eso radica la adaptabilidad del cubano, la doble moral, su capacidad para entrar y salir de la ilegalidad, para durar, como diría el maestro Fernando Ortiz, en una parodia cotidiana de otra tragedia mayor: la necesidad de resistir. Por eso, la intelectualidad cubana, por temporadas, se nos revela como una fuerza contestataria, revolucionaria o subversiva".

"Las dictaduras siempre van a tener sus intelectuales incómodos", enfatizó Badajoz. "En este sentido, la revolución, como un ente supranatural, revela su permanencia, mide su intemporalidad, sobreviviendo a sus enemigos. Hablar de los muertos molestos es declarar de alguna forma su victoria".
"Pero también tengo la esperanza de que el nuevo gobierno cubano pueda ser menos arrogante y personalista, más preocupado por la administración del país que por la reproducción irracional de valores de dudosa utilidad política: uno de ellos es la censura", terminó el escritor. "Ningún país avanza sin el respeto a la libertad de expresión, a los derechos elementales del ser humano y a los valores de la familia. Y eso Raúl Castro lo sabe bien".

La visión teórica

Recientemente, en nota publicada en este periódico, el historiador Haroldo Dilla afirmaba, a propósito de la aparición televisiva de Pavón y sus colegas, que "la regurgitación de la bilis del Quinquenio Gris fue un balón de ensayo orquestado por el tristemente célebre Departamento Ideológico, cuyo jefe —un caso prototípico para Lombroso— sabe muy poco de cultura pero mucho de medidas activas de inteligencia".

¿Un balón de ensayo? Tal vez. ¿Pero con qué objetivo? Dilla sostiene que frente a la evidencia de que se avecina una época de ajustes —con la desaparición del máximo líder, el desmantelamiento parcial o total del embargo exterior y una eventual reforma económica como telones de fondo—, la oficialidad cubana quiere visualizar el futuro con la bola de cristal de la provocación a los intelectuales.

En cualquier caso, ¿estamos viviendo los primeros días de un proceso recelosamente aperturista, que montaría en la buhardilla cultural su laboratorio? ¿O La Habana tantea el terreno de la sucesión con el objetivo de no meter la pata de la supervivencia política?

"Intuyo que todo lo que ocurre en Cuba en este momento tiene que ver con varios fundamentos", declaró el poeta José Kozer a Encuentro en la Red. "El primero, que la dictadura va a entrar en su etapa de dictablanda".

"El segundo, que justo a causa de ese cambio, por un rato, a modo de disimulo, se recrudecerán los puntos de vista ideológicos (esa falsedad). Luego se permitirá aflojar el nudo y se pasará, esperemos que sin mucha pena y sin ninguna gloria, a la dictablanda".

"Y de ahí a la apertura, que se desea democrática de veras", continuó Kozer. "O sea, con diálogo continuo, pero con diálogo que no canse ni se robe todo el espacio (la vida no es política: con un diez por ciento de espacio que se le dé a la política, basta y sobra)".

"Una vez más, lo que se dirime en el caso concreto de Cuba y su futuro político, al menos el más inmediato, se habrá de dirimir, de primera y pata, por la vía de la cultura, que en verdad es tan fuerte y real en nuestro país, dentro, fuera, y más allá", consideró el autor de Una huella destartalada.

La visión escéptica

Por otro lado, el reciente discurso del ministro de Informática y Comunicaciones, Ramiro Valdés, en el que una vez más achacó al embargo estadounidense que los cubanos carezcan de acceso fluido a internet, pareciera dar la razón a los más escépticos. Un pasito pa'lante, un pasito pa'tras: de vuelta al punto de partida.

"El hecho de que César López mencionara a aquellos proscritos difuntos nada me dice", aseguró a Encuentro en la Red el crítico y poeta Pablo de Cuba. "Existe un discurso oficial que justifica (se traga) tales atrocidades contra la libertad de elección: que si la culpa fue de ciertos elementos y no del sistema en sí, e insultos por el estilo para pueblos bailadores".

"¿Por qué no se publican Los años de Orígenes, de Lorenzo García Vega, La mala memoria, de Heberto Padilla ( Fuera del juego resulta fácilmente justificable por el discurso de aire oficialista del que hablaba), o la pésimamente hermosa autobiografía de Arenas?", se preguntó De Cuba.

"Una cosa es mencionar públicamente a Cabrera Infante, Reynaldo Arenas o Jesús Díaz, y otra bien distinta que se publique la zona de su obra crítica con el sistema", consideró, asimismo, el poeta Joaquín Gálvez, coincidiendo con Pablo de Cuba en la necesidad de observar con lupa el episodio.

"

Creo que todo forma parte de un juego político, hay demasiadas incoherencias", adicionó Gálvez, quien se apoyó en el discurso de Ramiro Valdés, o en la ofensiva del gobierno cubano contra las antenas "ilegales", para sostener que una apertura cultural está muy lejos de producirse en la Isla. "Lo importante no son las referencias o alusiones culturales, sino que el pueblo cubano puede adquirir en las librerías Mea Cuba o Antes que anochezca".

Según el escritor y periodista Armando de Armas, lo "interesante" en el discurso de César López es que todos los creadores mencionados, críticos del sistema imperante en Cuba, han fallecido. "Volvemos sobre el vicio necrológico de la política cultural del régimen", deploró De Armas.

"Los muertos ya no son enemigos. Lo mismo sucedió con Lezama, con Piñera. ¿Por qué no se menciona a los vivos? No digo que César López haya actuado de mala fe, no se trata de eso, pero evidentemente él sabe que está dentro del juego".

"Los intelectuales en Cuba, o al menos una buena parte de ellos, están defendiendo sus pequeños privilegios y espacios de libertad. Pero ojo: únicamente los suyos. Está bien, aunque tampoco hay que concederle mucha importancia. Ojalá mañana viéramos a los travestis salir a la calle a defender sus derechos, o a las jineteras", declaró el escritor a Encuentro en la Red.

"Como reza la expresión popular, se juega con la cadena, pero no con el mono", expresó el crítico y narrador Luis de la Paz a este periódico. "Nada tendrá sentido hasta que desaparezca la UNEAC como ente catalizador de la intelectualidad, y el Instituto del Libro deje de estar en manos del Ministerio de Cultura".

"Los que hoy levantan sus voces en la Isla, estuvieron callados mientras se lo ordenaron, y volverán a callarse si se les ordena de nuevo. Y a los que no sigan las directrices, como Antonio José Ponte, los desactivarán de la UNEAC y los forzarán a tomar el camino del exilio, como ha ocurrido hasta ahora".

"No olvidemos que mientras frente al Foso de los Laureles se habla de libros y escritores, en las calles de La Habana se recrudece la persecución y el acoso contra aquellos que han cometido el terrible delito de tener una antena parabólica", concluyó De la Paz.

© cubaencuentro

En esta sección

¿Caso cerrado?

Josefina de Diego , Ciudad de La Habana | 22/02/2007


Acerca de la 'Declaración del Secretariado de la UNEAC'

Félix Sánchez , Ciego de Ávila | 14/02/2007


El extraño retraso de la muerte de Jesús Díaz

Augusto Magi , Sydney | 14/02/2007


El establo de caballos finos

Haroldo Dilla Alfonso , Santo Domingo | 12/02/2007


Una pesadilla sin perdón ni olvido

Reynaldo González , Ciudad de La Habana | 07/02/2007


¿El que calla otorga?: Lecciones del pospavonato

Dean Luis Reyes , Ciudad de La Habana | 07/02/2007


La anhelante y laboriosa irreflexión

Alessandra Molina , Roma | 05/02/2007


Desde Alemania

Florian Borchmeyer | 05/02/2007


Apunte al margen

Manuel Zayas , Madrid | 05/02/2007



Subir