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Silva, Brasil, Rousseff

Marina Silva acorrala a Rousseff en el primer debate televisivo

Durante el debate entre los candidatos a presidir Brasil, sale a relucir el tema de Cuba

Sorpresa en la campaña electoral para las presidenciales brasileñas con la candidata por el Partido Socialista de Brasil, la ecologista Marina Silva, enfrentada a la presidenta Dilma Rousseff, que se mantuvo a la defensiva durante el primer debate televisado entre los siete candidatos, donde el tema de Cuba salió a relucir.

Animada por dos sondeos consecutivos que, contra todo pronóstico, le dan la victoria en caso de una segunda vuelta, esta mujer de 56 años, también cristiana evangélica hostil al aborto, apareció muy cómoda durante las tres horas de debate.

Pasando por encima de los enfrentamientos, prometió una “nueva política” que concilie la estabilidad económica y la justicia social, atacando a los dos partidos que han gobernado en Brasil durante 20 años, el Partido de los Trabajadores de Rousseff (PT) y el Partido Social Demócrata brasileño (PSDB) del candidato Aecio Neves.

El primer debate televisado de la campaña tuvo lugar 40 días antes de la primera vuelta el 5 de octubre y tan solo unas horas después de la publicación de la segunda encuesta en varios días que señalan a Silva como favorita. Esta vez, con una ventaja de nueve puntos sobre su principal rival, un 45 % frente a 36 % en intención de voto.

Antigua senadora y ministra de Medio Ambiente en el equipo de gobierno de Inácio Lula da Silva, fue designada candidata a la presidencia de Brasil por el Partido Socialista (PSB) en sustitución de Eduardo Campos, fallecido el pasado 13 de agosto tras sufrir un accidente de avión.

Su fuerte ascenso en las encuestas es, sin embargo, la mitad de la sorpresa. Una vez en la oposición, todo recordaba a las elecciones de 2010, en las que Rousseff ganó y Silva quedó en tercera posición con el 20 % de los votos como líder entonces de un pequeño partido ecologista.

Solo Silva, junto a Lula, conserva su popularidad intacta después de la revueltas sociales de los brasileños en junio de 2013. Entonces, ella no dudó en atacar a la presidenta, considerada como una “gerente” con carente visión estratégica, y a Neves, relegado al tercer lugar en las encuestas.

Durante el debate, acusó a Rousseff de minimizar el alcance de las deficiencias en sanidad, educación y transportes públicos —protestas clave de los manifestantes de junio de 2013— y la culpó de cometer “errores evidentes” en términos económicos que han contribuido al aumento de la inflación y a una fuerte desaceleración del crecimiento, después del boom económico de los años de Lula.

Apoyado por la comunidad empresarial, Neves atacó también la gestión económica de Dilma Rousseff, ya que los mercados anticipan un crecimiento de apenas un 0,7 % en 2014.

La actual presidenta y candidata del PT defendió con fuerza y cifras, su balance económico y social. Hizo hincapié en que el desempleo nunca había estado tan bajo en Brasil (en torno al 5 %) y en que la progresiva explotación de las enormes reservas de petróleo en sus aguas profundas ofrecerán nuevas perspectivas de desarrollo del gigante emergente de América Latina.

En particular, defendió las medidas adoptadas en respuesta a las manifestaciones de 2013 como la contratación de 13.000 médicos cubanos y la adopción de una ley que otorgue íntegramente el canon de las explotaciones petrolíferas a sanidad y educación.

Incapaz de defender un balance económico positivo, aseguró que en su primer mandato había “sentado las bases para un nuevo ciclo de crecimiento económico”.

La relación que mantiene el gobierno brasileño con Cuba, de la mano de la gestión de Rousseff, fue uno de los puntos calientes del debate, según Infobae.

La mandataria defendió el apoyo financiero que su país le dio al puerto de Mariel, a 40 kilómetros de La Habana, a la vez que destacó otros proyectos a los que otorgó crédito en América Latina.

“Brasil tiene condiciones para hacer una política de apoyo a América Latina, que beneficia al país y a sus empresas”, se justificó Rousseff. “Considero que las relaciones internacionales pasan por una política en la que Brasil asume la responsabilidad de ser la mayor potencia regional de América Latina”, agregó.

La presidenta argumentó que la financiación ofrecida por Brasil a esos proyectos está condicionada a la participación de empresas brasileñas en las obras y al abastecimiento de los materiales, por lo que, en su opinión, genera renta y empleo. Sobre el puerto de Mariel, afirmó que “son positivas las relaciones con Cuba”. Rousseff respondió de esta manera a la pregunta que le había hecho el candidato socialcristiano y pastor evangélico Everaldo Pereira.

De acuerdo con Pereira, el accionar de Rousseff “favorece a la dictadura cubana”. De los $957 millones previstos para la Terminal de Contenedores de ese lugar, Brasil aportó $682 millones, provenientes del estatal Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES). Las obras comenzaron en 2011.

El resto de los participantes evitó mostrar su postura al respecto, si bien es sabido que Neves mantiene una postura crítica.

“No nos vamos a someter a Cuba”, sentenció semanas atrás con respecto al polémico programa Más Médicos.

Por su parte, en repetidas ocasiones Silva ha expresado su desacuerdo con los nexos demasiado estrechos entre Brasil y Cuba, y también, aunque en un grado menor, con Venezuela.

Ha dicho que Brasil debe defender la democracia y los derechos humanos de una forma más activa en la región, desempeñar un papel mediador en los conflictos y manifestarse públicamente en favor de elecciones libres en la Isla, la liberación de los presos políticos y el fin de la represión.

“Marina fue buena en el debate. Sorprendió. Mostró una seguridad que no tenía antes, maduró. Pero aún hay incongruencias en sus propuestas que Dilma y Aecio van a aprovechar para derrumbarla”, estimó el analista político André César, de la consultora Prospectiva.

Rousseff evitó confrontar directamente a Silva y disparó datos concretos sobre los logros de su gobierno tras las masivas manifestaciones de 2013, como el programa “Más Médicos” que amplió la cobertura médica a 50 millones de personas, o una nueva ley que destinará un 75 % de las regalías del petróleo a la educación y un 25 % a la salud, según ámbito.com.

“Hicimos mucho pero tenemos que hacer más”, dijo Rousseff a la TV Bandeirantes justo antes de empezar el debate, en el cual mostró la carta de la experiencia.

Ambas rivales vestían de blanco, Rousseff más clásica con un collar de perlas, Marina Silva más étnica y moderna, con un collar de grandes piedras negras y lentes de armazón roja.

© cubaencuentro

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