Irán acusó el miércoles a Estados Unidos de una intromisión "intolerable" en sus asuntos internos, en lo que representa la primera afirmación de que Washington ha alentado la amarga disputa por el resultado de las elecciones presidenciales de la semana pasada, informó la AP

En tanto, manifestantes opositores salieron en gran número a las calles de Teherán a marchar una vez más como protesta a un supuesto fraude en los comicios.

El gobierno iraní convocó al embajador suizo, que representa los intereses de Estados Unidos en Irán, para quejarse por la presunta interferencia estadounidense, informó el canal estatal Press TV.

Un vocero del Departamento de Estado dijo que Estados Unidos se reservaba su juicio sobre la elección y no estaba interfiriendo en los asuntos internos iraníes.

El presidente Barack Obama hasta ahora ha reaccionado con cautela ante las acusaciones de los opositores de que el presidente Mahmud Ahmadinejad se robó la elección y dijo que comparte la "profunda preocupación" del mundo sobre la situación. Pero no es "productivo, dada la historia de las relaciones entre Estados Unidos e Irán, que parezca que nos estamos entrometiendo", añadió.

Los dos países rompieron relaciones tras la Revolución Islámica de 1979 y es común en Irán que los políticos de línea dura acusen a la oposición de aliarse con Estados Unidos para derrocar al régimen.

Irán también citó el martes a los embajadores de República Checa, Francia, Alemania y Gran Bretaña, según la televisión estatal.

Mientras tanto, continuaba la represión de los disidentes y surgieron denuncias de arrestos de figuras opositoras.

De acuerdo con la AFP, un profesor universitario y periodistas partidarios del candidato reformista derrotado en las elecciones, Mir Hossein Mousavi, fueron detenidos este miércoles por la mañana en sus domicilios.

El docente universitario Isa Saharkhiz dijo a la agencia que su colega Hamid Reza Jalaipur, profesor de sociología de la Universidad de Teherán y miembro de la campaña electoral de Musavi, había sido arrestado en su casa.

Un número importante de responsables y de periodistas reformistas fueron arrestados, y algunos de ellos fueron luego puestos en libertad.

El martes, el ministro de Información, Gholam Hosein Mohseni Ejeie, anunció que 26 acusados de organizar los disturbios habían sido arrestados.

Los simpatizantes de Mousavi —quien dice haber ganado la elección del 12 de junio y quiere que se vuelva a realizar— no se amedrentaron. Miles de personas volvieron a marchar en Teherán en apoyo del líder, en una manifestación que se extendió por muchas cuadras y varios carriles de la calle, según pudo verse en videos de asistentes y de la televisión estatal.

Los manifestantes, algunos vestidos con el verde de la campaña de Mousavi, formaban con sus dedos la señal de la victoria o llevaban carteles.

Varios miembros de la selección iraní de fútbol usaron brazaletes verdes el miércoles en el partido que jugaron en Corea del Sur por las eliminatorias mundialistas, que fue televisado en Irán.

El sitio web de Mousavi dijo que siete futbolistas tenían los brazaletes en el primer tiempo, pero casi todos fueron obligados a quitárselos antes del segundo.

Las autoridades iraníes intentan controlar la información sobre la disidencia y han bloqueado sitios de internet, interferido señales satelitales y prohibido a los periodistas extranjeros que salgan de sus oficinas a cubrir las marchas.

Los blogs y redes sociales como Facebook y Twitter se han vuelto vitales para los iraníes que quieren informar al mundo de los sucesos.

Videos y fotos publicadas en internet muestran escenas de violencia sobre las que los medios oficiales no han informado.

Mousavi y el ex presidente reformista Mohammad Khatami se quejaron en una carta al Consejo de Seguridad del Estado de que paramilitares vestidos de civil atacaron con violencia a manifestantes opositores.

La máxima autoridad electoral del país anunció el martes que está preparada para dirigir un limitado recuento de votos en las urnas donde se reportaron irregularidades.

El anuncio no convenció a Mousavi, quién describió los comicios como una "increíble farsa" y pidió nuevas elecciones.

Ahmadinejad restó importancia a los disturbios, y los consideró poco más que "las pasiones que siguen a un partido de fútbol". Tras una reunión de gabinete el miércoles dijo en la televisión estatal que la gente había votado a favor de sus "políticas de justicia".

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