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Actualizado: 13/05/2024 11:29

Ferrer, Fariñas, Oposición

Recurva de Ferrer y reculón de Fariñas

Solo fuera del circo mediático se podría movilizar a la gente contra la dictadura

Tras allanarse a discutir en MegaTV con un conductor de sonido por Internet e incurrir en guirigay por MiraTV frente con la exbloguera Yadira Escobar, José Daniel Ferrer entró sin contratiempos a Cuba desde Florida y se empinó con valentía para soltar: “Hay que mover a millones de cubanos para darle la batalla a la dictadura”. Así es, tal como viene alegándose en este sitio: la acción política genuina estriba en “movilizar a millones personas”, pues luego de perder la batalla con la fuerza de las armas, el anticastrismo no tiene más remedio que jugársela ya solo con la fuerza de los números.

Los demás ademanes de la llamada oposición pacífica han sido, son y serán fútiles, tal y como demuestran la lógica y la historia del fracaso de todas y cada una de las estupideces trompeteadas como discursos de la resistencia: marchas domingueras, huelgas de hambre, recogidas de firmas, reuniones de no sé qué, informes de no sé cuántos, llamados urgentes, cursos para el futuro, mesas sobre esto o aquello y otras tantas cosas que son para morirse de risa o de pena.

Una vez fijado el qué opositor —movilizar al pueblo contra del Gobierno— hay que precisar cómo. El anticastrismo perdido intenta hacerlo tirándose por la calle del medio [de comunicación] en vez de buscar en serio cómo sacar a la gente pa´l medio de la calle a dar tánganas o, simplemente, a votar en contra del Gobierno.

La calle y los medios

Tirarse por la calle del medio es vender el gato de Fariñas reculando —al dejar su presunta “huelga de hambre y sed”— como liebre de que las medidas inocuas del Parlamento Europeo [crear dos comisiones para “analizar la violencia” contra opositores y cuentapropistas, así como nombrar asesor a Fariñas] son “una victoria [con] logros [que] significan más que las peticiones iniciales”.

Tirarse por la calle del medio es reportar, como “una de las mayores reuniones de opositores al Gobierno en los últimos tiempos”, que más de 200 militantes de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU) y Damas de Blanco acudieran al Santuario del Cobre, el 8 de septiembre de 2013, en una procesión masiva que arrastró a muchísimas más personas ajenas a la oposición. A ese tenor se podría noticiar también que miles de opositores desfilan en contra del Gobierno el 1ro de Mayo.

Tirarse por la calle del medio es calificar como “actividad gigantesca [de] poco más de un millar [de] miembros, simpatizantes y colaboradores” de UNPACU el 16 de abril de este año, nada menos que una excursión de turismo disidente al Parque Baconao. Sin embargo, el caso más ilustrativo de tirarse por la calle del medio es la fracasada campaña Todos Marchamos.

La estrategia políticamente correcta de sacar la gente pa´l medio de calle se malogró con la táctica de convocar a un pueblo forzado a marchar y marchar durante décadas y décadas, a marchar por voluntad propia para exigir la liberación de presos políticos que ese pueblo ni siquiera conoce y que aparecen en listas inclusivas de asesinos, infiltrados o desertores, merolicos de información confidencial, secuestradores de aviones o barcos… Y para colmo usar mascaritas de Obama como recurso histriónico.

De nada valdrá prolongar el fracasado espectáculo de Todos Marchamos y seguir creyendo en FANTUches como Fariñas. Solo fuera del circo mediático se podría movilizar a la gente contra la dictadura y al efecto tampoco podrán generalizarse como opción política las movilizaciones gremiales de carretilleros, bici-taxistas, cocheros u otros. No hay otra alternativa que el voto, aunque el jet-set opositor y su claque de contra-inteligencia prosigan en sonseras como cuáles son los cambios necesarios y otras narrativas del qué sin entrarle a cómo echar a andar, porque en tiempos difíciles esta es, sin duda, la prueba decisiva.

Coda

La fuerza de los números no se logrará con operaciones de contra-inteligencia como inflar el apoyo a un proyecto fenecido con diez mil firmas inútiles más que “desde hacía años [más de una década] permanecían escondidas” ni otras similares como sumar las abstenciones a los votos contra el Gobierno e inventar que este hizo desaparecer a 200.140 electores del registro oficial, sin que la invención pase de la burda palabrería a la acción consecuente de presentar un tremendo caso de fraude electoral ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

Los veteranos del anticastrismo perdedor vienen mostrando mucho más apego a la realidad que los saltimbanquis del anticastrismo perdido. Una de los ejemplos más recientes proviene del nonagenario Eugenio Rolando Martínez, alias Musculito, agente anticastrista de la CIA y plomero de Watergate, quien a la pregunta de por qué no escribía sus memorias respondió: “Porque aquí se han escrito, con el interés de que es para la historia, cientos de libros. Todos esos libros no enseñan nada más que la invencibilidad de Castro, porque nosotros no tenemos mucho más que derrotas que enseñar”.

© cubaencuentro

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