Haroldo Dilla sobre la reunión del gobierno con algunos emigrados: «La misma retórica, los mismos temores y la misma inercia»

Cuba: la sociedad insular, la emigración y la necesidad de una buena política

"La aparición de una Declaración de Concordia promovida por varias decenas de emigrados cubanos obliga a meditar acerca de las posibilidades de relaciones provechosas que pudiera tener la emigración cubana con la sociedad insular. La tendencia actual en las relaciones entre las comunidades emigradas y sus matrices nacionales respectivas es al acercamiento. Cada vez las leyes nacionales promueven más los derechos de los migrantes —como es por ejemplo el derecho al voto— y se adoptan políticas para atraer remesas en mejores condiciones. En épocas de arribo de migrantes se liberaliza la entrada de mercancías por los aeropuertos. Y para un mejor toque de gracia, se colocan grupos musicales típicos que dan la bienvenida a los visitantes con las mejores sonrisas".

"En Cuba todavía este proceso no ha comenzado. Probablemente es una secuela de la historia de esa migración y sus relaciones con el gobierno cubano. Al principio se trató de una migración muy politizada y que mostró una fuerte militancia política (…) En lo adelante fue creciendo una emigración de personas insatisfechas pero con motivaciones políticas muy diversas, y en ocasiones sin ellas. Pero el propio gobierno cubano se encargó de politizarla, anatematizando a los que emigraban, retirándoles todos sus derechos ciudadanos e impidiéndoles el regreso libre. Todos —exiliados políticos, migrantes económicos, familiares en busca del reencuentro o simples viajeros curiosos— se convirtieron en desterrados, que solo podían regresar al país con un permiso del gobierno, por pocos días y obligados a usar pasaporte cubano y pagar los servicios consulares más caros del mundo. Un juego tan enrevesado como lucrativo para las siempre exhaustas arcas de tesoro nacional".

"En los últimos tiempos ha crecido la presión dentro de Cuba por conseguir una normalización de esta situación, y en principio por permitir a los cubanos a viajar libremente fuera del país, para lo cual deben realizar hoy un engorroso trámite y un abultado pago, al mejor estilo franquista. Y en consecuencia todos los interesados han comenzado a moverse. La primera movida la hizo el gobierno cubano al convocar a una apresurada reunión de algunas asociaciones de emigrados políticamente afines pero muy poco representativas (…) En ella los participantes se pronunciaron contra el bloqueo americano, por la libertad de cinco cubanos prisioneros en Estados Unidos por espiar contra las organizaciones derechistas radicales del exilio y por el aflojamiento de algunos pagos excesivos, en todo lo cual no hay razón para estar en contra. Solo que nada de ello es la esencia de la relación que debe sostener la comunidad insular con su emigración".

"Es, por decirlo de alguna manera, más de lo mismo: los mismos discursos, la misma retórica, los mismos temores y la misma inercia. Y por eso la misma mala política que impide a la sociedad cubana obtener lo mejor de su emigración y minimizar los posibles efectos negativos. Sobre todo cuando una parte muy importante de la población cubana, como en otros muchos países, vive de las remesas de los emigrados; y cuando esa migración ya ha dejado de ser hostil en el sentido de los 60s y busca sencillamente un espacio razonable y justo bajo el sol…".

Haroldo Dilla Alfonso, Siete Días, República Dominicana
7 de abril de 2008

La Habana trató de espiar en 1999 a líderes cubanoamericanos

"Diplomáticos cubanos en Washington solicitaron en 1999 los servicios de un prominente periodista y editor literario para espiar a ciudadanos estadounidenses y personalidades de la comunidad exiliada, entre ellos los congresistas Ileana Ros-Lehtinen, Lincoln Diaz-Balart y Robert Menéndez. Según el testimonio de Robert Eringer, representantes de la Sección de Intereses de Cuba trataron de utilizarlo para que obtuviera información financiera de los tres legisladores cubanoamericanos y penetrara la Fundación Nacional Cubanoamericana (FNCA) a cambio de facilitarle exclusivos contactos y oportunidades de negocios dentro de la isla".

"El único problema era que Eringer trabajaba entonces como agente encubierto del FBI. Las revelaciones sobre la conexión cubana de Eringer aparecen en su libro Ruse: Undercover with FBI Counterintelligence (Artimaña: Encubierto en la Contrainteligencia del FBI), que aparecerá en las librerías estadounidenses a mediados de este mes. 'Por supuesto, en el FBI se volvieron locos con el caso', relató Eringer, de 54 años, quien reside actualmente en Santa Bárbara, California. 'Un oficial de la inteligencia cubana pidiéndome a mí, un ciudadano estadounidense, que lo ayudara a espiar a ciudadanos de Estados Unidos en el propio territorio estadounidense era algo totalmente incompatible con su estatus diplomático'".

"Además de los congresistas cubanoamericanos, la inteligencia cubana estaba interesada en los pasos de directivos de la FNCA como Jorge Más Santos, Joe García, Dannys Hays, Feliciano Foyo, Alberto Hernández Sarduy, José Pepe Hernández, Ninoska Pérez Castellón, Kirk Menéndez y Abel Hernández, este último residente en New Jersey (…) El principal contacto en Washington: Luis Mariano Fernández, segundo secretario y portavoz de la misión cubana…".

El Nuevo Herald (Miami), EE UU
7 de abril de 2008

Excelentísimo dictador

"Cinco días después de que Fidel Castro afirmase en una de sus reflexiones que en Cuba no se tortura a los presos políticos, una de las Damas de Blanco, Laura Pollán, decidió entregar en persona en el Consejo de Estado el libro que su esposo, Héctor Maseda, ha escrito sobre su paso por cuatro cárceles de la isla desde que fue detenido en la Primavera Negra de 2003. El periodista independiente del Grupo de Trabajo Decoro refuta en el libro al convaleciente dictador acerca de las condiciones de presidio en la isla. Pero el ejemplar que la dama de blanco dejó el pasado 27 de marzo en la sede del máximo órgano ejecutivo en la Plaza de la Revolución tenía una particularidad: la dedicatoria a Fidel Castro del puño y letra de Héctor Maseda".

"Aunque este preso político, de 65 años, la escribió en septiembre, las líneas trazadas sobre un pedazo de papel que los disidentes se las ingeniaron para sacar de prisión y que Pollán pegó en la carátula interna del libro, no pueden ser de mayor actualidad. «Permítame obsequiarle un ejemplar de mi nuevo libro testimonio titulado «Enterrados vivos», tomo I. Espero que su lectura lo convenza de la realidad que existe en las ergástulas cubanas y nunca más afirme —al menos en público, como lo ha hecho— que en ellas las autoridades carcelarias cubanas no emplean métodos crueles, inhumanos y degradantes contra la población penal para someterla»".

"…Laura Pollán no se quedó atrás en la valentía de su esposo. Vestida de blanco, el «uniforme» de este grupo de mujeres familiares de presos políticos, se presentó en la Oficina de Atención a la Población del Consejo de Estado con el libro dedicado. La funcionaria tomó el ejemplar y quiso saber quién era Héctor Maseda. «Cuando le respondí que es un preso político, se puso nerviosa, no quiso darme el formulario de entrega, entonces yo escribí el acuse de recibo en un papel cualquiera y le pedí que le pusiera el cuño del Consejo de Estado», explicó Pollán durante una conversación telefónica con ABC…".

ABC, España
7 de abril de 2008

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