Actualizado: 02/05/2024 23:14
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Represión

Se acorta el plazo para las excarcelaciones

La Iglesia se ha mostrado hermética ante las perspectivas

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Dentro de pocos días se despejará el dilema: ¿Dejarán o no las autoridades cubanas en libertad a media docena de disidentes presos que se negaron a viajar a España en el marco de un acuerdo entre el Gobierno y la Iglesia católica?.

Hasta ahora, 39 personas optaron por acogerse al convenio anunciado en julio tras una reunión del presidente Raúl Castro con el cardenal Jaime Ortega, y en la cual estuvo presente el entonces canciller español Miguel Ángel Moratinos.

Sin embargo, 13 de una lista inicial de 52 disidentes cuyas acciones habían sido pacíficas rechazaron abandonar la Isla y no está claro cuál será la actitud del Gobierno ante ese desafío.

“Nosotros queremos permanecer en nuestra patria. Él quiere continuar con su actividad” política, dijo a la AP Bertha Soler, esposa de Ángel Moya, quien fue condenado a 20 años de cárcel.

El plazo que la Iglesia católica dio al inicio de las liberaciones en julio fue que éstas serían progresivas en hasta cuatro meses, término que se cumplirá el 7 de noviembre.

Soler es parte de las Damas de Blanco, una organización formada por esposas del llamado Grupo de los 75, disidentes arrestados y sometidos a juicio acusados por los fiscales de recibir dinero y orientación de Estados Unidos y grupos de interés anticastristas para destruir a la revolución. Una veintena de ellos fueron excarcelados por motivos de salud a lo largo de estos siete años, y varios incluso dejaron la Isla.

El Gobierno insistió en que esas personas violaron las leyes y por ello fueron juzgados.

“Él plantea que no se quiere ir del país por lo menos en lo inmediato”, manifestó por su parte Laura Pollán, esposa de Héctor Maseda, condenado a 20 años de prisión y otra de las Damas de Blanco, al indicar que su demanda es un “indulto” para los presos y otros cuatro del Grupo de los 75 que fueron excarcelados con anterioridad y decidieron permanecer en la Isla.

A lo largo de los cuatro meses desde que comenzaron las liberaciones en julio, es la Iglesia católica, y en particular Ortega, quien se encarga de anunciar los nombres de los liberados.

Según los que llegaron a España, el propio Cardenal los llamó por teléfono y les ofreció la salida. En las últimas semanas incluso se acogieron a las gestiones de la institución religiosa ocho presos —ya viajaron a Madrid— que no estaban en el listado original de 52, pues su accionar fue violento y tenían causas de terrorismo o piratería.

La Iglesia se mostró hermética ante las perspectivas, pero miembros de la institución religiosa dijeron de manera informal que esperan que el Gobierno cumpla con liberar a los 13 que no quieren irse.

“Nos estamos acercando a un duelo entre gladiadores. Será interesante ver quién pestañea primero”, dijo a la AP Ann Louise Bardach, una experta en asuntos cubanos de la Universidad de California en Santa Bárbara, Estados Unidos, y autora de un libro sobre la Isla.

“Y los Castro, en particular Fidel, nunca pestañean”, agregó la mujer, e indicó que ahora sin embargo la difícil situación económica de la Isla puede ser un factor.

Recordó que en el pasado, el Gobierno ya acudió a la táctica de hacer salir del país a sus detractores para bajar algún tipo de tensión.

A finales de los 70 centenares presos salieron de las cárceles y del país tras el diálogo entre el entonces presidente Fidel Castro y líderes de la comunidad cubana en el extranjero. A mediados de los 80 el reverendo Jesse Jackson consiguió la excarcelación de una veintena de personas —entre reos políticos y comunes—, la mayoría de las cuales salieron de Cuba.

Pero ésta sería la mayor excarcelación luego de la visita del Papa Juan Pablo II en 1998, cuando dejaron las prisiones casi 300 personas, delincuentes comunes y disidentes.

“Es impensable que no los liberen. Se ganarían el rechazo internacional”, comentó el disidente Elizardo Sánchez de la Comisión de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional, para quien, además, el Gobierno tiene todas las de ganar si los excarcela.


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