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Multimedia, Piñera, Literatura

Cultura en soporte digital

En este artículo, su autor reseña la edición de dos discos compactos multimedia, dedicados a Virgilio Piñera y la revista de avance

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La irrupción de las nuevas tecnologías en el campo editorial tiene su expresión más visible en el e-book, el libro electrónico. Encomiado por unos lectores e ignorado por otros, no es, sin embargo, el único ejemplo de esta revolución que se está produciendo en un mundo como el del libro, que durante siglos se había mantenido sin cambios de consideración.

Viene esto a propósito de la reciente salida en Cuba de dos excelentes multimedias. Ambas pertenecen a las Ediciones Cubarte, sello editorial del Centro de Informática en la Cultura especializado en la publicación de libros electrónicos y discos compactos multimedia destinados a promocionar la cultura cubana en su diversidad y a través de sus principales exponentes. Cubarte, según se puede leer en la página web, “permite al Ministerio de Cultura contar con una editorial electrónica que hace interactuar lo mejor de las nuevas tecnologías de la informática con el acervo cultural de nuestra Nación”.

Las ediciones de Cubarte se agrupan en dos colecciones: Catálogo, producidas por encargo de artistas e instituciones culturales, y Cúspides, monográficos sobre destacadas personalidades de nuestra cultura. Esta última, cuenta con multimedias dedicadas a figuras como Tomás Gutiérrez Alea, José María Heredia, Gertrudis Gómez de Avellaneda, Wifredo Lam, Alicia Alonso, así como a la Orquesta Aragón y la revista Orígenes (esta último, incluye la colección completa de esa publicación, así como los libros publicados bajo su nombre).

Ya adelanté que el propósito de estas líneas es reseñar la salida de dos multimedias. Una de ellas es Todos los Piñera, preparada con motivo del centenario del nacimiento del narrador, poeta y dramaturgo Virgilio Piñera. La dirección general fue encomendada a Norge Espinosa Mendoza, quien además intervino en la investigación, la escritura del guión y los textos, las entrevistas, la digitalización de las imágenes. En esa laboriosa faena contó con la colaboración de David Leyva, Silvia Yáñez y Efraín Sánchez.

El abundante material ha sido convenientemente distribuido en varios bloques temáticos, cada uno de los cuales lleva un texto introductorio. En Piñera en Revolución, se documenta la labor periodística que el escritor realizó en el periódico Revolución y en su suplemento cultural Lunes de Revolución. Para ilustrarla, se incluye una selección de trabajos suyos aparecidos allí.

La vida entera se inicia con una abarcadora cronología de su trayectoria vital y literaria. Esta última está representada con textos correspondientes a los distintos géneros que Piñera frecuentó: poesía, cuento, novela, crítica y ensayo (el teatro, como ya se verá, tiene un bloque aparte). Asimismo se detallan sus traducciones y hay una sección reservada a su correspondencia. Allí se pueden leer cartas dirigidas a Emilio Ballagas, Jorge Mañach, Gastón Baquero, José Lezama Lima, Witold Gombrowicz, Julia Rodríguez Tomeu, Juana Ibáñez Gómez y su hermana Luisa. La más curiosa de todas esas misivas es la que Piñera envió, en marzo de 1959, al Innombrable. Le escribió a propósito de una mesa redonda que se iba a celebrar en CMQ, acerca de la Posición del escritor en Cuba. Al final de la misma, se lee: “Créame, amigo Fidel: podemos ser útiles”.

En La caja de zapatos, se han recopilado fragmentos de las filmaciones hechas a varios montajes basados en textos de Piñera, y que se estrenaron en Cuba en la década de los 90. Se pueden ver allí escenas de los espectáculos teatrales La boda, La niñita querida y María Antonieta o la maldita circunstancia del agua por todas partes, y de las coreografías El No y El pez de la torre nada en el asfalto. También puede escucharse al propio Piñera leyendo una de sus poemas, el titulado “Carga”.

El último bloque es Piñera teatral y está dedicado a una faceta en la cual el autor de La carne de René sobresalió de manera descollante. Hay secciones dedicadas a sus obras Clamor en el penal, Electra Garrigó, Aire frío, Jesús, Los siervos, Dos viejos pánicos y El trac. De cada una se reproduce el texto y de algunas de ellas se han incorporado materiales que los responsables de la multimedia pudieron encontrar, como como programa de mano, bocetos de la puesta en escena, testimonios y críticas.

Pienso que de esa sucinta descripción, el lector podrá deducir que Todos los Piñera representa un valioso y atractivo aporte a la difusión y al mejor conocimiento de la figura y la obra de Virgilio Piñera. Proporciona una imagen, armada a través de múltiples visiones, de quien, como se expresa en las palabras del estuche del disco completo, fue “siempre rebelde, siempre inesperado, siempre sorprendente (…) Piñera es ese intelectual imprescindible que ha vencido los recelos y el silencio que en su vida enfrentó, para ser reconocido en estos días como una personalidad sin la cual la literatura cubana no sería la misma”.

Buque insignia del vanguardismo en Cuba

El otro disco compacto multimedia al cual me voy a referir es revista de avance, e igualmente se trata de un esfuerzo de inestimables méritos. Como su título indica, tiene como núcleo central la famosa publicación que fue el buque insignia del vanguardismo en Cuba. En este caso, los créditos (y las felicitaciones) del trabajo los comparten solo dos personas: Ana Suárez Díaz (investigación) y Llamely González Quesada (diseño y programación).

En el breve texto de la contraportada del estuche, se apunta: “Este novedoso proyecto, inimaginable para los editores «avancistas» que la concibieron”. En efecto, por la mente de aquellos insignes escritores que, entre 1927 y 1930, sacaron adelante la revista, nunca pudo pasar la idea de que tantas páginas pudiesen ser compendiadas en… un disco tan pequeño. Y me apresuro a aclarar que la multimedia de marras no se limita a recoger la reproducción facsimilar de los 50 números que se publicaron. Paso, pues, de inmediato a hablar sobre el contenido de la misma.

El abundante material reunido se agrupó en seis secciones: La revista de los cinco, Números, Ediciones, Exposición de Arte Nuevo y Otros documentos. En la primera se puede encontrar información sobre quienes tuvieron a su cargo la edición: Juan Marinello, Jorge Mañach, Francisco Ichaso, Alejo Carpentier, José Zacarías Tallet y Félix Lizaso (los dos últimos se incorporaron después; de ahí lo de la revista de los cinco). Las directrices se exponen en la encuesta ¿Qué debe ser el arte americano?, que contestaron, entre otros, Enrique José Varona, Jaime Torres Bodet, Rufino Blanco Fombona, Eduardo Abela, Alfonso Hernández Catá, Carlos Montenegro. De particular importancia son dos textos hasta hoy inéditos, que fueron localizados en la Biblioteca Pública de Nueva York: el Manifiesto Avancista y una carta de 1928 que Mañach envió al crítico, traductor y profesor norteamericano Isaac Goldberg.

En Proyectos colaterales, se da cuenta de las ediciones que aparecieron bajo el sello de la revista de avance (en realidad, su título era el del nombre de cada año). En ese primer bloque hay asimismo una sección titulada Testimonios de los actores, conformada por entrevistas, cartas, conferencias y prólogos firmados por Tallet, Lizaso, Carpentier, Casanovas, Marinello y Mañach. La revista de los cinco se completa con El final de la revista y una bibliografía sobre la publicación.

En Números, el lector tiene acceso a la colección completa de la revista. Hay que resaltar la buena calidad de las reproducciones facsimilares, algo esencial para poder consultarlas. De igual modo, en Ediciones se pueden hallar íntegros todos los libros que vieron la luz bajo el sello de la publicación. Recordemos que en esa lista figuran obras de Mañach (Indagación del choteo), Regino E. Boti (Tres temas sobre la nueva poesía), Marinello (Juventud y vejez), Montenegro (El renuevo y otros cuentos), Rafael Suárez Solís (Molde imagen) y Sergio Carbó (Un viaje a la Rusia Roja). Si se suman esos catorce títulos a los cincuenta números de la revista, en el disco compacto se dispone de una pequeña biblioteca de materiales que hoy resultan prácticamente inaccesibles.

Finalmente, en Otros documentos hay cartas privadas firmadas por Boti, Rafael Esténger, Carlos Loveira, Agustín Acosta, Manuel Navarro Luna, Agustín Acosta y Hernández Catá, donde aparecen referencias a la revista. También forman parte de este bloque apartados con información e ilustraciones sobre Fondos y patrocinios, Servicios y sectores profesionales, Productos y negocios nacionales y Difusión de actividades de la revista. Este cronista no duda en afirmar que, en suma, la multimedia proporciona un completo compendio de materiales que permiten al lector valorar en su justa medida aquella emblemática publicación.

Creo innecesario insistir en la importancia y la enorme utilidad de estos dos trabajos. Eso les garantiza potencialmente una amplia venta, particularmente en el mundo académico y las bibliotecas de muchos países. Todo es cuestión de que cuenten con una buena tirada y tengan una adecuada distribución. Pero respecto a esto último, no falto a la verdad si digo que es un aspecto que sigue fallando debido a la ineficiencia, un mal endémico y, al parecer, incurable de las instituciones oficiales cubanas. ¿Sufrirán Todos los Piñera y revista de avance la triste e inmerecida condena de que solo saquen provecho de ellos unos pocos lectores?