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Wes Anderson, Cine, Arte 7

Demasiado prefabricado, demasiado coreografiado, demasiadas referencias, poco argumento y poco peso

En esta película la línea argumental se diluye entre tanta pretensión y el filme carece de ritmo narrativo

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Wes Anderson es un gusto adquirido, aunque, en mi caso, es todo lo contrario. Tres de sus primeros filmes: Rushmore (1998), The Royal Tenenbaums (2001) y The Life Aquatic with Steve Zissou (2004), me parecieron obras interesantes, con filo, rompedoras de convenciones, frescas y originales. Anderson parecía un realizador a punto de estallar por todo lo alto. Pero entonces vino The Darjeeling Limited (2007), Fantastic Mr. Fox (2009) y Moonrise Kingdom (2012) y me pareció que se había vuelto repetitivo, disfrutando de su propia ingeniosidad y ya los chistes, por esperados, resultaban forzados. Tanto me desagradó la tendencia (y sé que voy a ofender a los fanáticos de Anderson, que son muchos), que dejé de ver sus películas.

Rompí con ese hábito que me impuse y decidí ir a ver su filme más reciente, Asteroid City, ya que a pesar de haber sido recibida con frialdad por la crítica en Cannes (aunque el público lo ovacionó), la crítica americana ha sido por lo general muy positiva, sobre todo Manohla Dargis en The New York Times.

El filme se supone que sea una obra de teatro. Comienza con una secuencia en un supuesto estudio de televisión, filmada en blanco y negro, en donde se explica la obra que vamos a ver y se introduce al gran dramaturgo Conrad Earp, autor de la misma. Luego se nos introduce a la obra, que está entonces hecha como una película.

Asteroid City es un pueblo en medio del desierto, de 87 habitantes, que solamente tiene un motel barato, una gasolinera, una carretera sin terminar y una cafetería. Su fama viene de que hace 5.000 años cayó un meteorito en el área y esa es su mayor atracción turística.

La trama se sitúa en 1955 y al pueblo acuden unos jóvenes innovadores científicos acompañados por sus padres. Recibirán varios premios por sus inventos y uno de ellos ganará un cheque de cinco mil dólares.

Entre los que llegan se encuentra Augie, un fotógrafo de guerra recién enviudado, quien viene con sus tres hijas pequeñas y Woodrow, su hijo adolescente, uno de los competidores. Está Midge Campbell, una famosa actriz, quien viene con su hija Dinah, otra competidora y otro grupo de personajes. Hay romances inevitables y predecibles entre Augie y Midge y entre Woodrow y Dinah. También se suma Stanley Zak, suegro de Augie, que viene a hacerse cargo de los nietos. Zak es un millonario prepotente que no se lleva bien con Augie.

Entre todo esto, y no he contado ni la mitad, se hacen elipsis a escenas que explican el origen de la obra y la relación del actor que encarna a Augie con Conrad Earp. Son distanciamientos destinados a darle un peso existencial a la obra.

No se le puede negar inventiva y originalidad a Anderson, autor del guion, que ha sabido llenar de tramas y subtramas un filme que solamente dura una hora y cuarenta y cinco minutos, relativamente corto para los estándares de hoy, pero que precisamente por todos esos enredos, parece que dura tres horas. Lo cierto es que la línea argumental se diluye entre tanta pretensión y el filme carece de ritmo narrativo. Por lo prefabricadas que están las situaciones, es fácil predecir lo que va a suceder. También tiene secuencias de ironía sutil, pero todo aparece como una colección de viñetas inconexas.

Anderson también coreografía en exceso las escenas. Los actores todos van a actuar con el mismo estilo, con una impavidez que quiere recordar el estilo de Buster Keaton, pero que aquí parece forzada y amarra a actores y personajes. También utiliza, con exceso, el recurso de secuencias paralelas o de prolongados campo-contracampo.

Las referencias ahogan un poco, aunque no son importantes para el desarrollo argumental, sino solamente para disfrute de entendidos. Midge Campbell está peinada como Kim Novak en Vertigo, un tren que pasa por el desierto nos refiere a Bad Day at Black Rock, y todo el filme está fotografiado como los filmes americanos de la década de 1950, en donde los colores eran brillantes y los personajes, aunque estén en medio del desierto, no sudan. De vez en cuando se ve un hongo nuclear no muy distante, son pruebas nucleares que a los habitantes del pueblo le importan bien poco.

Todo esto lo aprovecha Anderson para criticar, no muy sutilmente, la mentalidad americana de la época, cuando poco después de la Guerra Mundial Estados Unidos brillaba en todo su esplendor y se convertía en la potencia todopoderosa. Aunque esas críticas, hechas tantas décadas después, me suenan falsas, sobre todo considerando las que en su momento hicieron directores como Nicholas Ray y Samuel Fuller. Me parece infantilismo intelectual.

En Hollywood, la cima “artística” de un director llega cuando las superestrellas del cine deciden actuar para él o ella, cobrando salario mínimo. Para el realizador significa prestigio y reconocimiento, mientras que las superestrellas quieren demostrar que no son solamente animales de taquilla, sino que también hacen contribuciones serias al cine como arte. La mayor parte de las veces son roles que puede hacer cualquier actor de carácter, pero el ego se pone por delante.

En el caso de Asteroid City hay estrellas a tutiplén. Por la pantalla pasan Edward Norton, Margot Robbie, Liev Schreiber, Tilda Swinton, Adrien Brody, Matt Dillon, Bryan Cranston, Willem Dafoe y Hope Davis en papeles intrascendentes, aunque debo reconocer que Anderson les da cierta jugosidad en sus diálogos.

Hay cuatro actores que sí tienen roles importantes y que ellos los convierten en excelentes actuaciones. Scarlett Johansson se destaca en su papel de Midge, lo hace crecer dramáticamente y le da una significatividad que parece ir más allá del guion. Jason Schwartzman como Augie, y en otros roles, también le da vida a sus personajes. Tom Hanks, aunque un poco caricaturesco como Zak, parece ser el único capaz de hacer ese papel. Finalmente, Jeffrey Wright como un general que viene al acto a premiar a los jóvenes le da un discreto toque de comedia que está muy bien.

La fotografía de Robert Yeoman, que ha trabajado en todas las películas de Anderson (así como en excelentes filmes, entre los que se destacan To Live and Die In L. A. y Drugstore Cowboy), utiliza muy bien los colores brillantes y los amarillos del desierto español de Chinchón.

Pero esto no salva a esta obra de ser una pedantería de un realizador que se mira al espejo y queda embobecido con su imagen especular.

Asteroid City (EEUU, 2023). Guion y dirección: Wes Anderson, basado en una idea de Roman Coppola. Dirección de fotografía: Robert Yeoman. Con: Scarlett Johansson, Jason Schwartzman, Jeffrey Wright, Tom Hanks, Tilda Swinton, Edward Norton y muchas otras estrellas. De estreno amplio en Estados Unidos.


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