Prejuicios, asechos y la incomunicación

Christian Petzold es uno de los mejores realizadores alemanes contemporáneos. Su cine se centra en los efectos del nazismo y el comunismo en la mentalidad alemana, así como en la incapacidad del ser humano de expresar sus emociones por miedo a la mirada del otro. Sus personajes se van descubriendo en la medida que conocen como son vistos por los demás.

En Afire, su filme más reciente, va estableciendo las bases narrativas sin prisa, pero dejando una inquietud en el espectador, que quiere saber más. En las secuencias iniciales de los filmes de Petzold, nunca se sabe bien de qué van las cosas. El ser humano siempre es asechado por circunstancias que van más allá de su control. Así se vio en Yella (2007), Jerichow (2008), Barbara (2012) y Phoenix (2014). En el caso alemán, además, por las secuelas del nazismo y de la división este-oeste.

Leon y Felix son dos amigos que van, durante el verano, a una casa que la madre de Felix posee a las orillas del Báltico. No estamos muy seguros de por qué son amigos ni de la naturaleza de su relación. Felix es un joven que aspira a estudiar fotografía y diseño, mientras Leon, un poco mayor, ha publicado a una novela y va a esa casa costera con el fin de trabajar en su segunda novela, titulada Club Sandwich.

Felix es expresivo, mientras que León es un tipo retraído y muy reprimido. Se le nota disgustado porque su novela no le está saliendo bien y entre las cosas que sucederán en la costa, es un encuentro con su editor. Poco antes de llegar a la casa el carro en que van se rompe y los dejan tirados en la carretera. La madre de Felix le informa que hay alguien alquilando la casa también, así que el espacio se reduce.

Llegan a la casa y lo encuentran todo regado. Comidas sin terminar, botellas de vino vacías y vasos sin lavar. La primera noche, antes de ver físicamente a la inquilina, en el cuarto que comparten Felix y Leon, se escuchan, a través de la pared, los gemidos de placer de un hombre y una mujer consumando un delicioso acto sexual. Leon se molesta, no puede dormir y decide ir al jardín a ver si puede conciliar el sueño. Al amanecer, ve salir de la casa al amante de la inquilina.

Finalmente todos se conocen, Nadja, la inquilina, despacha helados en la playa, Devid, el amante, es el salvavidas, aunque él insiste que su trabajo es de rescatador humano. Leon se ve interesado en Nadja, pero es incapaz de expresar sus sentimientos, es tímido y receloso. Nadja se le aproxima constantemente, pero de alguna manera, la rechaza. Se siente atraído hacia ella, pero la desprecia, porque la considera un ser inferior. Leon es un ser acomplejado, que mira a los demás con paternalismo.

Al día siguiente vuelve a escuchar los gemidos, pero cuando despierta, Nadja está a su lado, y el otro cuarto están Devid y Felix gozando el sexo. Leon se siente confundido y no se atreve a hacer nada con Nadja. Mientras tanto, unos fuegos forestales en los alrededores de la casa se van expandiendo a gran velocidad, pero las autoridades les aseguran que no hay problemas.

Nadja insiste en leer la novela inacabada de Leon, quien no quiere mostrarla, pero lo hace a regañadientes. A Nadja le parece muy mala y él compara su opinión con la de una criada a la cual le mostró su trabajo anterior. Decide ignorar su criterio.

Llega su editor que le informa que su novela es un desastre y que la abandone y comience otra. En medio de un almuerzo, Leon se entera que Nadja es aspirante a un doctorado en literatura y ahí le cambia todo su mundo.

Los fuegos continúan, Leon siempre se niega a ir a la playa, el Báltico como posibilidad de liberación y además como límite de hasta donde pueden llegar quienes se sienten atrapados. A Leon le gusta burlarse del nombre de Devid, diciendo que es uno de esos nombres de la antigua Alemania Oriental. Los fuegos se acercan y contar mas estropearía la narrativa.

Petzold reúne, de manera sutil, todas las pequeñeces del ser humano, sus prejuicios, su ignorancia hacia los peligros ominosos del ambiente y su dificultad de comunicación.

La narrativa lleva tonos de thriller, de comedia romántica, de comedia de equívocos y finalmente, de tragedia. Es un guion que absorbe que evita recursos recorridos.

Las actuaciones de Thomas Schubert como Leon y de Langston Uibel como Felix, son impecables, pero Paula Beer como Nadja, demuestra una vez más, como anteriormente en Undine, Frantz, Transit y tantas otras, que es una actriz excepcional, capaz de abordar un personaje y hacerlo suyo sin esfuerzo. El filme descansa mucho en las actuaciones de Schubert y de Beer.

La fotografía de Hans Fromm, un veterano de los filmes de Petzold, mantiene un cromatismo realista que ensalza las características de personajes y situaciones.

Petzold, autor del guion, ha dicho que esta es la segunda de una tetralogía sobre los elementos. Su anterior Undine, se ocupa del agua, aquí es el fuego. Pronto seguirán aire y tierra. Este es un filme excelente que pudiera pasar desapercibido. Ha sido exhibido limitadamente en los cines de arte, sin mucho público y ojalá le espere una vida de éxitos en las plataformas digitales.

Afire (Alemania, 2023). Guion y dirección: Christian Petzold. Dirección de fotografía: Hans Fromm. Con: Paula Beer, Thomas Schubert y Langston Uibel. De estreno limitado en las ciudades más importantes de Estados Unidos.

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